Helena de Esparta, Loreta Minutilli
"Cuando repaso mi vida y mis inclinaciones personales, me doy cuenta de que nunca me gustó la idea de ligar indisolubelmente mi existencia a la de otra persona, ya fuese un marido, un hijo o incluso un dios. Siempre he tratado de eludir los vínculos, o de atenuarlos lo más posible. Intentos vanos y ridiculos: en mi mundo no había modo de vivir como yo habría querido".
Helena, también conocida como Helena de Troya o Helena de Esparta, es uno de los personajes más populares de la mitologia griega, sobre todo conocida por su enorme belleza, belleza por la cual Paris se encaprichó de ella y la raptó y/o se fugaron abandonando ella Esparta y a su marido Menelao y a su hija; según esta misma mitologia, por culpa de Helena se desencadenó la guerra de Troya.
Loreta Minutilli deconstruye de alguna forma La Ilíada a través de una de sus voces, la de Helena de Esparta, al igual que hizo Pat Barker con El silencio de las mujeres representado en su personaje de Briseida, así que de esta manera, la autora le da voz propia a un personaje de la mitologia solo conocido superficialmente, sobre todo por su belleza. Pero Helena fue una mujer con emociones, de carácter y con curiosidad, y esto es lo que ha querido hacer la autora presentándonos un aspecto mucho más íntimo y más humano de esta mujer que era algo más que un cuerpo y un rostro hermoso. Helena se siente ninguneada en este mundo de hombres guerreros, una sociedad patriarcal solo obsesionada en la guerra y en combatir a sus enemigos, y no entiende porque una mujer no era más tenida en cuenta:
"Ellos, de eso no cabía ninguna duda, eran héroes. Sus traiciones, su lujuria, su sed de sangre, su desobediencia, se recordarían como actos gloriosos y geniales.
-¿Porqué?- le pregunté rabiosa a Etra (...)
- Porque eres una mujer y ellos son hombres, y las mujeres no realizan actos gloriosos ni geniales (...) Para realizar algo grande, una mujer tiene que desobedecer alguna ley de los dioses y de los hombres".
La novela está contada en primera persona a modo de diario o de un largo monólogo de Helena consigo misma. Es cierto que desde niña dependió de su belleza, una herramienta usada por los hombres, primero por su familia y después por parte de Paris, como una especie de señuelo, de botín de guerra dirigido a la galeria. Helena está en conflicto consigo misma, porque añora la libertad para experimentar, para curiosear, para vivir fuera de los confines del gineceo. Porque no podemos olvidar que más allá del gineceo apenas existía vida para una mujer, y una vez entrada en la adolescencia, se la casaba con el mejor postor, y entraba a formar parte de otro gineceo.
"No podía escapar del matrimonio, o al menos eso creía. Quizá hubiera podido encontrar algún modo de impedirlo, quizá hubiera algún otro camino, pero los medios para imaginar un destino distinto para una mujer no estaban aún a mi alcance. No lograba imaginar que podía hacer en la vida si no me casaba. Cada vez que lo pensaba se me plantaba delante la imagen confusa de un prado verde y desolado".
Por eso, cuando aparece, Paris, lo ve como una oportunidad para vivir con libertad en Troya, ya que allí las mujeres tenían libertad para elegir a sus maridos y moverse fuera de los confines del gineceo, por eso que decide abandonar Esparta, y aquí la autora lo plantea más como una decisión personal de Helena que como una imposición o un rapto:
“Quería sentir remordimiento, angustia, miedo, soledad, quería estar desorientada, sentirme perdida, estudiar lenguas, costumbres, personas, pensar en un modo de sobrevivir sola. Quería desperar y temblar y beberme cada momento de mi vida de modo caótico y desordenado, y no había otra manera de hacerlo ¿comprendes?”.
Admito que me ha parecido una novela soberbia dentro de su simplicidad. Loreta Minutilli no necesita muchas ni densas páginas para presentarnos a este personaje femenino apabullante y lleno de personalidad, que nos demuestra que detrás de la belleza se escondía una mujer con emociones y con ansias de libertad. El monólogo de Helena es sincero, descarnado, y lleno de vida. Una mujer que toma decisiones que pueden estar equivocadas, pero en definitiva ésta es la vida: aprender de los errores, vivirla y actúar en consecuencia. Y mientras tanto, la autora nos ha hecho un retrato de una sociedad donde la mujer carecía de libertad, y cualquier intento por agarrarla con ambas manos, te podía llevar a pasar a la Historia como “la mujer culpable de la guerra de Troya”. Leyéndola me venía a la mente El silencio de las mujeres de Pat Barker, que me encandiló y Lavinia de Ursula K. Le Guin, personajes femeninos de La Iliada hasta ahora invisibles, y cuyas autoras nos demuestran que la historia en este aspecto estaba escrita por hombres.
"La curiosidad siempre ha sido el peor defecto de las mujeres, ¿verdad?".
⭐⭐⭐⭐
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