Poeta Chileno, de Alejandro Zambra

 


 ⭐⭐⭐⭐⭐

  "Fue así como, mucho antes de aficionarse a la poesía y convertirse en un lector voraz, Vicente se volvió un acumulador de libros. Apenas tenía algo de plata iba al Persa Bío-Bío y compraba libros como si fueran manzanas o sandías, aunque la comparación no es buena...".

Realmente no sé como abordar esta reseña porque es una novela tan personal, tan deslumbrante y tan llena de libros, que me ha dejado muy sorprendida. No conocía a Alejandro Zambra y llegué hasta esta novela por la recomendación de un amigo, y en cuanto me puse con ella la verdad es que ya no pude parar. Es una novela que tiene vida propía, fluye casi por si misma como si llevara al lector de la mano corriendo casi sin respiro hasta el final de sus páginas. Lo que más me ha deslumbrado quizás haya sido toda esa amalgama de temas que trata casi sin darte cuenta.

Por una parte el concepto de familia del que habla Zambra, especialmente desde el punto de vista de la paternidad, y ya aquí me fascinó porque estamos tan acostumbrados a que sea la maternidad la madre del cordero, el centro del universo, que la reflexión que hace Zambra en torno a un padre que se siente padre por los cuatro costados solo por haber sido padrastro de un niño por unos pocos años, me llegó al alma.

"Pero hay que usar las palabras. Aunque no nos gusten. La palabra padrastro suena fea, pero es la palabra que tenemos. Hay otras lenguas donde la palabra es más bonita".

Y por otra parte el tema de la poesía, la literatura en definitiva, del que rebosa esta novela por todos los poros. Continuamente se esta hablando de libros, de autores, de poetas, qué maravilla porque  te dan ganas de leerte todas las referencias (incluida La Montaña Mágica, una novela que siempre me dió miedo)

 "Aunque todas las bibliotecas personales, como todas las personas, miradas de cerca resultan muy extrañas, esa primera versión de la biblioteca de Vicente era especialmente desconcertante porque junto a Millán y Dickinson comparecían novelas de fantasía como Luces Del Norte o El Catalejo Lacado o Un Mago de Terramar (...) Salman Rushdie, Agatha Christie y Lawrence Durrell..."

La  novela está dividida en cuatro partes, que marcan las diferentes etapas en la vida de sus personajes: Obra temprana, donde conocemos a los adolescentes Gonzalo, aspirante a poeta, y Carla, y sus primeros escarceos en el amor; Familiastra, donde Gonzalo ya adulto se reencuentra con Carla y se van a vivir juntos, es en esta etapa donde conoce al hijo de seis años de Carla, Vicente y se convierte en su padrastro; Poetry in Motion, seguimos las andanzas de Vicente que con 18 años empieza a obsesionarse por la poesía y los libros, y finalmente Parque del Recuerdo, una última parte que es una maravilla por todo lo que transmite y que no voy a resumir para no spoilear.

"¿Y hay alguien en Valparaiso que no sea poeta?"

Alejandro Zambra construye una novela divertida, fresca, con un ritmo que es un prodigio a la hora de ensamblar una historia tras otra, sin que la atención del lector decaíga por ningún momento. Es quizás una de las novelas que más he disfrutado este año, una absoluta maravilla por todo lo que transmite en su amor por la literatura, por la poesía, y por los libros como obsesión.

"Ninguna palabra española terminada con el sufijo astro significaba o podía significar más que desprecio o ilegitimidad. El calamitoso sufijo astro -forma sustantivos con significado despectivo- decía la RAE: musicastro, politicastro. La misma fuente definía la palabra poetastro como -mal poeta-.
-¿A qué se dedica tu padrastro?
-Mi padrastro es un poetastro -imaginó a Vicente respondiendo a eso."

 

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