La Familia Real, de William T. Vollmann

 


 ⭐⭐⭐⭐⭐

 "¿En qué andas?, volvió a preguntar el tatuado, interponiéndose en su camino como un centinela en un mito antiguo.
Busco a alguien a quien nunca encontraré, dijo Tyler. Me alejo de la gente que me conoce".

Hay obras que marcan un punto de inflexión en tus gustos, en tu aventura lectora, y que de alguna forma supondrán un antes y un después a la hora de valorar el resto de los libros que llegarán a tu vida, estoy segura de que esta novela de Vollmann es ESA NOVELA. Parto de la base de que La Familia Real ha sido mi primer Vollmann, un autor del que había oído maravillas pero que por otra parte me causaba un profundo respeto, sin embargo, como estoy en un año literario en el que me estoy sacudiendo mis prejucios y mis miedos, y me estoy lanzando a leer autores hasta ahora intocables, pues resulta, ¡¡¡ohhh sorpresa!!!, que la lectura de esta novela ha supuesto una de las experiencias más gratificantes, más inmersivas y absorbentes de mis últimos años. La Familia Real no es una novela difícil, no es densa, como creía, pero sí que es una obra que me atrapó desde el primer momento y con la que conecté inesperadamente, y digo inesperadamente porque tenía todas las papeletas de lanzarme al vacío de mi zona de confort. El cosmos de personajes, de lugares, de emociones con la que la imbuye Vollmann, la convierten en una de esas obras que una vez terminada, no te abandonará ya. Y es cierto que al terminarla (un final que he ido alargando) me ha dejado un cierto vacío, tanta fuerza tienen sus personajes, que ya eran viejos conocidos.

"Se coló en un convoy de vagones de grano que, lentos y solemnes, como Irene cuando se cepillaba los negros cabellos, le llevaron lejos"."

El personaje central, o guía de esta novela es Henry Tyler (¿podría ser Henry Tyler el mismo Vollmann?), un detective de San Francisco perseguido por el fantasma de su amor ideal, Irene, que  resulta ser además la mujer de su hermano John. Irene se suicida y deja a Henry totalmente desamparado, abriendo todavía más la brecha entre ambos hermanos. Henry es un detective privado que es contratado por Brady, un magnate sin escrúpulos, que planea construir un burdel de realidad virtual en Las Vegas llamado Circo Femenino y quiere reclutar a la Reina de las Putas por razones que Vollmann de alguna forma deja en el aire.La Reina de las Putas es una prostituta esquiva y misteriosa que parece haber formado una especie de microcosmos acogiendo bajo su ala a otras prostitutas desprotegidas en Tenderloin, el barrio más peligroso de San Francisco.

A priori, parece un argumento no muy complejo porque aquí tenemos la eterna dicotomia del amor/odio entre dos hermanos donde se establecen eternas referencias bíblicas a Caín y Abel, y por otra parte, esa búsqueda de Henry de la Reina en el inframundo de San Francisco, le da a la primera parte de esta novela un tono que se podría asemejar a la novela negra: el detective atormentado vagando en los arrabales para llenar un vacío existencial, y que por otra parte, bajo la excusa de una misión imposible, busca otra cosa..., quizás desconectar de una obsesión que no le deja vivir en paz. A medida que avanza la novela, somos testigos de que Henry Tyler siente una inclinación hacia ese inframundo repleto de personajes fuera del sistema, prostitutas, abusadores, camellos, indigentes… todo un universo de personajes que va conociendo y del que de alguna forma cada vez le resulta más difícil alejarse, porque Henry también es un outsider, un ser perdido, obsesionado por algo que quizás nunca haya tenido.

"¿Te crees que una mujer es sólo algo que usar y destrozar, sin importar lo que ella quiera? ¿Te crees que puedes ponerme las manos encima? ¿Te crees que puedes hacerme frente?"

La Familia Real es una obra magna por la forma en la que está estructurada y por la ingente cantidad de referencias, biblícas, filosóficas, sociales... que parece que pueden desbordar pero nada de eso. Vollmann divide la novela en 36 partes, o libros, que contienen 592 capitulos que recorren América en una crónica social que hubo momentos que me paralizaron, en otras me indignaron y casi siempre me emocionaron profundamente. Se reconvierte llegado un punto en una novela épica (Coffee Camp) y en otros momentos en una novela completamente intimísta (Celia), con todo lo que eso conlleva porque se nota que Vollmann está obsesionado con el mundo de la prostitución, con la comercialización del sexo, con el negocio que esto supone a gran escala, y lo cuenta desde dentro, Henry Tyler es el mismo Vollmann camuflado, sus personajes de ficción son los mismos personajes con los que este periodista se ha mezclado, con los que ha convivido, y esto se transmite en cada poro de la novela.

"No me opongo a -explicarla-, pues no la comprendo. Pero la quiero más que a cualquiera de los demás personajes de este libro, salvo quizá a Domino, y me niego a abstenerme de elogiarla: si los astrónomos y los éticos lograsen alguna vez demostrar que Dios se parece a ella, el descarriado y exhausto Caín no tendría que huir más."

Me ha llegado al alma esta novela, porque incluso en pasajes sórdidos y muy duros, entiendo que el mayor talento de Vollmann consiste en ponerse en la mente del personaje que tiene enfrente (Henry, John, Smooth, Beatriz, Domino, Celia, Sapphire...), imagino que le viene de su profesión de periodista, empatiza para poder contar la historia, y desde luego, de esta manera, el lector conecta. Una maravilla de novela editada por Pálido Fuego. La traducción es de José Luis Amores.

"La Reina dijo: Domino, da igual si tienes a cien chulos detrás de ti. Mantén tus valores. Mantén tus escrúpulos".


 

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