Suite For Barbara Loden, de Nathalie Léger

 

 


 ⭐⭐⭐⭐⭐

 El 21 de febrero de 1971, Barbara le contó al Sunday News: -Yo no era nada. No tenía amigos. No tenia talento. Era como una sombra. No aprendí nada en la escuela. Sigo sin saber contar. Odiaba las películas cuando era niña, la gente en la pantalla era perfecta y eso me hacía sentir inferior- . Más tarde, en el Post: -Solía esconderme detrás de las puertas. Pasé mi infancia escondiéndome detrás de la estufa de mi abuela. Estaba muy sola-. Más tarde, en Positif: -He pasado toda mi vida como si fuera autista, convencida de que no valía nada. No sabía quién era, estaba por todas partes, no tenía orgullo -".

Los que adoramos el cine, el cine a flor de piel, adoramos a Barbara Loden precisamente porque se ganó su lugar en la historia del cine habiendo dirigido solo una película, una obra maestra del cine independiente americano, sin apenas recursos, poniendo el alma en ella, “Wanda”. Y no solo la dirigió, también la escribió y la protagonizó.  Barbara Loden cede su rostro y todo su ser a Wanda, una película bestial sobre una mujer pasiva, dócil, que abandona a su marido e hijos y se pierde por el mundo buscando algo que realmente ni sabe lo que es, lo único que debe saber es que quiere ser ella misma.

Barbara Loden llegó a esta historia a través de un recorte de periódico sobre Alma Malone, una mujer de los Apalaches rurales que participó en el robo de un banco que salió mal. Se sintió tan impactada por la historia de Alma, (una mujer que tras ser juzgada respiró aliviada y le dió las gracias al juez), que quiso llevarla a la pantalla. Barbara Loden tenía muchas cosas en común con Alma Malone, también había sido una mujer zombie: había tenido como ella una infancia difícil, viviendo en la pobreza, y escapando de casa en cuanto pudo. Se convirtió en actriz, tuvo una relación tumltuosa con Elia Kazan, con quién se casó, y a la edad de 38 años escribió, dirigió y protagonizó una de las películas más impactantes sobre una mujer a la deriva que busca desesperadamente su propia identidad.

Y ahora llegamos a Nathalie Léger, una escritora francesa que se sumergió en este proyecto a partir de un encargo. Su editor quería que escribiera un pequeño articulo para una enciclopedía cinematográfica en torno a Barbara Loden. Independientemente de la poca información que había sobre ella, con el tiempo Nathalie lo convirtió en un proyecto personal y en una novela, y con increible sensibilidad y frescura consigue no solo hablar de Wanda y de Barbara Loden, sino que nos habla de ella misma, de su madre y de otras mujeres: todas y cada una de ellas podrían ser Wanda. A Nathalie Léger le sale una novela corta pero gloriosa sobre lo que es ser una mujer perdida en un entorno que la utiliza y la desecha a su antojo. Mezcla de ensayo, biografía, autobiografía, crítica cinematográfica y de novela… las imágenes de varias mujeres se superponen, se mezclan, y surge una especie de caleidoscopio de mujeres que en algún momento han estado perdidas, vulnerables, todo esto tomando Wanda, la película, como marco principal para bucear en la vida de Barbara Loden, de Nathalie Leger , de Wanda y de Alma Malone.

Nathalie Léger ha conseguido crear aquí una obra original, inmensa, emocionante, no solo un homenaje a Barbara Loden sino a todas esas mujeres invisibles que buscan su pequeño lugar en el mundo, su identidad. Una maravilla.

Hablando de Elia Kazan, Barbara contó a Film Magazine en julio de 1971. -Me enseñó que lo que más importaba era no permanecer en silencio. Antes nunca me atrevía a hablar, siempre permanecía callada. Y ahora, ¿qué me queda por hacer? Me dijo: tienes que ser escuchada. Todo lo que hagas debe ser escuchado-. Por eso hice Wanda. Como una manera de reafirmar mi propia existencia”

 














 

 Wanda, 1970, Barbara Loden

 

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