La Tierra y su satélite, de Matteo Terzaghi

 

 


 ♫♫♫ Mountains - Hans Zimmer  ♫♫♫ 

 

 

De Parte De Las Cosas salió en 1942, tras una gestación de por lo menos una década. ¿Es posible que en años como aquellos uno vuelve a casa del trabajo de empleado de una editorial y se dedique a la descripción de la lluvia, de la piedra , etc? Después de todo, estamos en medio de la segunda guerra mundial y Francia es atacada, asediada y finalmente ocupada por las tropas alemanas.

La lluvia... Ponge participó tanto en el ejercito francés como en en la resistencia, pero queda la pregunta: ¿cómo es posible que, en años como aquellos, uno se dedique a la descripción de la lluvia?”


No es la primera vez que cuento por aquí que la lectura en la que estoy sumergida está conectada de alguna manera con la última, y no premeditadamente, sería una casualidad si  creyera en ellas pero no lo es, pero también comenté que es como si el libro en cuestión te llamara, extendiera una mano y te agarrara sugiriendo que era su turno, que estaba preparada para él porque había una conexión importante con el que acababa de terminar. A veces asociamos ideas que están en nuestro subconsciente, imagino, con lo que al final los libros entiendo que están todos interconectados casi por lazos de consanguinidad con el lector, ya que somos nosotros como lectores, los que elegimos estas asociaciones dependiendo de nuestro proceso lector.


¡De la lluvia me gusta que sea tan terrestre! En la Luna golpea el sol pero no la lluvia, ni llueve en los demás planetas del sistema solar.”


Aparentemente el suizo Matteo Terzaghi no tiene nada que ver con Michel Houellebecq, que es el libro del que vengo. El ensayo poético en forma de diario o de cuaderno de apuntes de Terzaghi no tiene nada que ver con el realismo descarnado de Houellebecq, pero sí que tengo que decir que hubo algún elemento que me recordó a El Mapa y el Territorio y es concretamente el que se refiere al titulo que está definiendo el concepto que abordaban tanto Houellebecq como en este caso Terzaghi. En El Mapa y el Territorio, Houellebecq quería diferenciar entre la vida y su representación y como esta representación quiere parecerse tanto a la realidad, que acaba engulléndola. En La Tierra y su satélite, Terzaghi está diferenciando entre la Tierra que es el mundo de las cosas, el físico, el habitado, con su satélite la Luna que no deja de ser el reflejo de este mundo real, no su representación como decía Houellebecq sino más bien el mundo de la conciencia, el espejo en el que se refleja la memoria, la imaginación. El juego entre realidad (la Tierra) y su imagen (su satélite) es lo que da lugar a un libro delicioso. Hay una relación en la que la gravedad es esencial, una atrae a la otra, así que este satélite es el que le da sentido a a la realidad, la interpretamos, moldeamos.


-una lluvia atravesada por el sol-, si hubiera escrito lo contrario: -el sol atravesado por la lluvia- habría dicho algo sensato pero no habría captado la luz tan especial de esos chubascos estivales casi sin nubes.

Lluvia, lluvia, gran lluvia.”


De la misma forma que la luna refleja los rayos solares, nuestra mente en continuo movimiento vuelve al pasado una y otra vez y es para Terzaghi la memoria como un rayo de luz, una fuente de luz continua rescatando lo que ya no está, o no quiere irse. Hay una especie de dicotomía entre lo visual y el lenguaje verbal, quizás un conflicto continuo por cómo podremos traducir lo que vemos en palabras y si sigue siendo real y verdadero una vez convertido en palabras. El lector se convierte en satélite a la hora de abordar el texto, con lo que llego a pensar ¿es entonces el texto de Terzaghi la Tierra, lo habitado? Es una forma de volver una y otra vez a Proust y a la mimetización del lector con el texto, el eterno diálogo íntimo entre lector y autor. “No se trata de condensar todo el pensamiento en un punto carente de extensión espacio-temporal; al contrario, ya se lo he dicho, haga un esfuerzo: el secreto de la composición escolar, pero esto vale más en general para la vida, es la divagación.”


"Y sin embargo ¿qué entendía Markus cuando aludió a los personajes de Walser -que se transforman-? Es más probable que se refiriera a la inestabilidad intrínseca de tantos personajes de Walser, y, más precisamente, a su manera de concebirse a sí mismos y su posición en el mundo."

Ya el protagonista de su primera novela, Simon Tanner, está siempre dispuesto a sostener una cosa y la contraria; ya elogia las ventajas de la libertad, ya las de trabajar como sirviente en una casa burguesa. Una condición se vuelca en la otra. Ya vive como un príncipe, ya como un desheredado. Simon es un príncipe libre o un desheredado prisionero de su propia miseria, así como el célebre pato-conejo estilizado de Wittgenstein es un pato o un conejo , contiene en sí ambos aspectos, sin mostrarlos nunca al mismo tiempo.”


El narrador es sobre todo un observador que va definiendo paisajes, memorias de infancia, asociándolas con momentos, con autores como Walser o Italo Calvino e incluso Ana Frank, o con momentos de su día a día, las asocia, construye ficción. Terzaghi tiene un estilo muy contemplativo, muy preciso y a la vez poético, y sus breves capítulos asemejan a apuntes en un cuaderno o en un diario personal y me he sentido muy identificada porque este blog pretende ser lo mismo, una especie de bitácora en la que las asociaciones con las lecturas no pretenden ser otra cosa que una reflexión sobre la vida, momentos vividos que vuelven a ser rememorados o revividos a través de ciertos textos. Este texto de Matteo Terzaghi me va a llevar de nuevo a Robert Walser, uno de mis autores favoritos y al que hace años que no he vuelto pero Terzaghi lo ha vuelto a traer de nuevo a mi vida. “La Tierra y su satélite” se apoya mucho en Walser y en sus Composiciones de Fritz Kocher. Es evidente que Terzaghi está influido por Walser y aunque haya usado la misma estructura en forma de cuaderno de notas o escolar y ambos usen esa prosa breve y contenida, quizás lo que los diferencie es que Terzaghi transforma lo walseriano en algo más amplio, y más contemplativo. El estilo de Terzaghi meditará más que narrará, desde la distancia, como desde el satélite contemplando la vida real y construyendo otros mundos.

La traducción es de Pablo Ingberg.


“Entre los objetos con los que uno puede encariñarse día a día, sin darse cuenta, están las tazas, en especial las sueltas y por tanto únicas, por lo menos en el pequeño universo de una creencia. Hoy rompí una, la vi romperse en pedazos y hacerse papilla en el suelo de la cocina, y mientras observaba los fragmentos experimenté una sensación de pérdida que, desde la taza, se ensanchaba en ondas concéntricas para abrazar una porción de realidad cada vez más amplia.

La taza no se puede reparar, no, y, sin embargo ¿qué son estas lineas mías, sino el intento de recomponerla?”

 

 

Comentarios

  1. Tengo la firma creencia de que todos los libros que leo transcurren, de alguna forma, en un mismo universo en distintas líneas temporales y que sus protagonistas, por caprichos del destino, han ido cambiando de nombre y profesión entre unos libros y otros... Así que comparto tu teoría ;)

    Por cierto, tengo una serie de fotos de una taza rota a la que le brotaron flores, .. incluso las cosas rotas pueden ser bonitas a su manera.

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    1. Creo que he visto tus fotos de la taza rota, y sí, las rotas además dan juego porque pueden esconder una historia y puedes ficcionarla. Este momento de la taza en el libro me dió que pensar. Lo que escribe Terzaghi me recuerda a algunos textos de tu blog.

      Si, te leí esa teoría alguna vez por aquí y casi que me la he apropiado. Hasta me imagino en una habitación sin gravedad y yo flotando con los libros de mi vida, todos emparentados por lazos casi de sangre 😂 Pero es una teoría fascinante, porque son libros únicos pq cada lector se apropia de ellos dotándolos de sus características personales con lo que el mismo libro es diferente dependiendo del lector. Y me callo ya, pq he vuelto a irme por los cerros. Otra ida de olla 🙃

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