Volverás a Región, de Juan Benet

 


 ⭐⭐⭐⭐⭐

 "Hay muchas cosas sobre las que ya no se puede o no se debe volver, solo porque así lo exige nuestra salud. Es mejor dejarlas como están: es lo menos que podemos agradecer a la edad: habernos sacado de aquel atolladero de los veinte o de los treinta años. Porque aquello, como el verano en este país, es pura leyenda. No es que dure poco, sino que se trata de un espejismo que se repite para robustecer el engaño."

Volverás a Región es una de esas novelas que lo exigen todo del lector, es compleja porque desde un primer momento es un texto fragmentado, no lineal, y el autor en ese aspecto pone toda la carne en el asador a la hora de confiar en el lector, sin embargo, una vez traspasado ese primer tramo, se puede convertir en un texto fascinante de personajes casi fantasmagóricos. Exige su tiempo, su ritmo poder adentrarse en el texto, especialmente porque ese inicio es bastante denso y casi impenetrable pero entiendo que totalmente necesario, dedicado a la descripción y a la historia de Región, un lugar ficticio situado a en las montañas de la España del norte, probablemente en la provincia de León, aunque también se la ha ubicado en las cercanías del rio Porma. Es especialmente interesante este hecho porque Juan Benet, ingeniero de caminos, estuvo trabajando desde 1961 hasta 1965 en la construcción del Embalse de Porma (que desde 1994 lleva su nombre), un embalse que a la larga haría desaparecer varios pueblos, y es en esta época cuando comienza a escribir esta novela. De alguna forma lo que me resulta fascinante es esa dicotomía entre la desaparición de un entorno y la construcción de otro en su ámbito laboral a la  vez que iba construyendo un entorno ficticio por las noches (2 horas le dedicaba a la literatura al día), recreando unos personajes que formaban parte del pasado de aquel luguar.

"...para encontrarme a la postre aturdida y desorientada, sentada en el banco de un andén desierto, en medio del páramo, con la vista clavada en el horizonte sombrío de las montañas, un instante antes de romper a llorar. Cuántas veces retrocederé, no invadida por el miedo, sino a la vista de la sierra o con los ojos clavados en el horario de los trenes, ante esa hora de la llegada a la estación de Macerta escrita con tiza y trazo apresurado y en la que la voluntad se resistía a creer porque no podía concebir los pasos que habría de dar, una vez que el tren se hubiera detenido...”

Una vez situados histórica y geográficamente en Región, Benet nos introduce a sus personajes donde la voz femenina

 "¿Es usted ese único hombre que queda en la tierra que no tiene intención de curarme ni de corregirme?

cobra tanta importancia como la de los hombres de la historia, inusual porque era una época de hombres luchando en una contienda, la guerra civil, y luego la posguerra, donde ellas eran invisibles prácticamente. Marré Gamallo visita la casa del Dr. Daniel Sebastián obsesionada por la desaparición de su amante al final de la guerra. El encuentro nocturno entre ella y Daniel Sebastián los hace entablar una conversación (que no es tal) porque se va convirtiendo una suerte de monólogos, donde ambos rememoran el pasado en torno a la guerra civil: el acierto de no ser una conversación sino de haberlos convertidos en monólogos es que son una excusa para desarrollar pequeñas historias donde aparecen y desaparecen personajes que se han convertido en memoria. Tanto Marré como Daniel están totalmente obsesionados por esa época del pasado: no es tanto la contienda lo que les interesa sino el hecho de que todo ha sido barrido, y los que de alguna forma estuvieron y sobrevivieron son como fantasmas, por ejemplo, Marré o el mismo Daniel Sebastián.

"Usted no me ve con fuerzas para continuar el viaje y yo no me veo con salud para abandonarlo; una vez más porque presenciamos la misma circunstancia desde dos puntos de vista diferentes. Ambos se sitúan en el miedo, es algo común entre ellos; pero yo estoy segura que mi miedo no es sino un envoltorio donde se guarda una convicción mientras que ése del que usted me habla no es más que el último estado antes de la desesperación."

A lo largo de esta noche conoceremos la historia de Daniel Sebastián, que en el presente vive recluido cuidando de un muchacho enloquecido del que se quedó a cargo, y que nos introduce en una de esas historias fascinantes del pasado (aquí hay varias), convertida además en uno de los núcleos de esta novela, en el cual Daniel Sebastian es testigo de cómo se juegan a las cartas a Maria, la mujer de la que se ha obsesionado, una historia de amor, obsesión y perdida.

"Aquel invierno, el que precedió al último verano, el Doctor tuvo un encuentro ( una visión, como se quiera llamar) que le dio mucho que pensar, que afectó a su ánimo y transformó su ansiedad en un incontenible deseo de resolver aquella situación y abandonar, en compañía de María, aquel lugar."

[...]

Si la mujer que quería no estaba libre, ¿es que no tenía que buscar a la que lo estaba? Y a tenor fue lo bastante inteligente para para buscar y elegir la más inocua, la más barata y expedita; quiero decir, la que le costaba menos cariño, aquella con la que no sentía (ni ella tampoco, no hay que olvidarlo) la menor necesidad de amar. Creerás tú que es prudente unirse a una mujer que sigue en el cariño a aquella otra a la que se debe renunciar. Pues bien, si se renuncia a la primera se renuncia también al cariño y eso es todo, eso es lo que parece más sensato.

Por el contrario, si por debilidad se introduce una pizca de cariño en el nuevo contrato, se ha pactado con el demonio que no solo le obligará a conformarse con una solución dolorosa e insatisfactoria, sino que le obliga, por gozar de un poco de calor, a avivar el fuego que le ha de quemar. ¿Dónde está lo sensato? Así que en cuanto la trajo se fue de viaje."

Marré Gamallo, hija de un coronel falangista, se convirtió en rehén de los republicanos y a partir de su historia en plena guerra civil conoceremos la causa de cómo fue moneda cambio en plena contienda y al mismo tiempo rememora un pasado de nuevo, de amor y perdida, la obsesión por el pasado, la hace emprender un camino que no sabe dónde la llevará.

"Entonces me dije: mírate por dentro, ¿qué guardas en el fondo de tu más íntimo reducto? Ni es amor, ni es esperanza, ni es, siquiera, desencanto. Pero si aplicas con atención el oído obsevarás que en el fondo de tu alma se escucha un leve e inquietante zumbido, hecho de la misma naturaleza que el silencio; y es que está pidiendo una justificación y solo exige que le expliques ahora por qué es eso así."

Volverás a Región es una novela que transcurre en varias lineas temporales entre la década de los 20 y la de los 60, con la guerra civil por medio. En medio, sus personajes irán aclarando algunos hechos del pasado, convirtiendo este texto casi en un análisis intimista de las consecuencias de la guerra civil y de hasta qué punto varía la ídea de la memoria de un personaje a otro. Pero aunque acabemos interiorizando las historias que van enlazándose unas otras, lo que de verdad importa en esta novela es la forma en la que Juan Benet usa las palabras, creando un lenguaje que puede ir más allá del mero argumento. La construcción de las frases y la elección de unos vocablos que se mimetizan con el entorno son quizá lo más difícil a la hora de enfrentarse a este texto, pero ya digo que Benet parecía confiar en el lector y arriesgó creando una novela soberbia en la que el lector se tiene que adentrar profundamente en ella lo que le convierte también en partícipe activo Hay una serie de historias que se van repitiendo desordenadamente desde el comienzo de la novela pero a medida que la novela avanza, estos hechos van adquiriendo otro nivel, personajes que cuando comienza la novela no sabemos quiénes son pero si avanzamos en  sus historias y se entrelazan con otras, vamos viendo la luz. Los personajes en Volverás a Region a veces se mueven como fantasmas, no dialogan pero sí que comparten sus historias, para luego acabar difuminándose.

Así que Juan Benet construye estilisticamente su novela casi siguiendo las huellas de la memoria… fragmentaria, sesgada, no lineal.. ¿no es ése el rastro que deja la memoria??

"Hubiera sido mejor silenciarla, reducirla a lo que es, porque la memoria -ahora lo veo tan claro- es casi siempre la venganza de lo que no fue -aquello que fue se graba en el cuerpo en una sustancia a donde no llegan nuestras luces.
[...]
Así que la memoria nunca me trae recuerdos; es más bien todo lo contrario, la violencia contable del olvido."

 

 

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