El Condominio, de Stanley Elkin

 


 

⭐⭐⭐⭐

Prácticamente somos un gobierno, dijo sin aliento. Somos un microcosmos. Si aquí logramos que todo funcione, ¿por qué no lo consiguen fuera? ¿Me sigue? La respuesta es sencilla. ¿Dónde están los negros? ¿Dónde están los puertorriqueños? La respuesta es sencilla, querido Marshall: no los hay. No solo somos una comunidad, ¡somos un gueto!”

 

Durante la lectura de esta novela comencé a agobiarme por una cierta atmósfera y ahora una vez terminada puedo entender que esa era la idea del autor, conducir al lector por un proceso de alienación, el mismo que estaba viviendo su protagonista, Marshall Preminger, y en este aspecto la novela funciona magníficamente, en el sentido de que Stanley Elkin va construyendo poco a a poco una atmósfera claustrofóbica, asfixiante, que va envolviendo poco a poco al lector casi sin percibirlo.

Marshall Preminger es un profesor fracasado y conferenciante mediocre, que con treinta y siete años y con un infarto a sus espaldas, recibe la noticia inesperada de la muerte de su padre. Desde un principio, y como único heredero, intuye que va a recibir la herencia de su padre, una enorme fortuna. Sin embargo, cuando llega a Chicago, lo que le espera es una realidad muy diferente: lo único que queda de la fortuna de su padre es un apartamento en un condominio (propiedad compartida), que además trae consigo una deuda que está relacionada con todos los gastos que conlleva este condominio. Marshall que pensaba que quizá la muerte de su padre le podría suponer una liberación económica, se encuentra de repente asfixiado por toda una serie de personajes que conviven en ese condominio además de la presión social que ese microcosmos comienza a ejercer sobre él.


Así, ¿hasta qué punto estaba loco? Se limpió las lágrimas de los ojos. ¿Cuándo pararían de salir? Debía de haber perdido medio kilo en lágrimas hasta aquel momento. ¿Cuándo empezaría a llorar sangre, cuándo la propia visión, lloraría luz hasta que no quedara más, y después la penumbra y después la oscuridad? ¿Y después qué más?

 

Desde el primer momento, Marshall tiene que integrarse en ese microcosmos, él, que hasta ahora había sido un ave solitaria, melancólica y con una cierta tendencia a la depresión y autoconmiseración. Por eso una vez que Marshall se instala en el apartamento de su padre percibe que ese condominio es una sociedad rigida donde nada funciona sin que los comités, interventores y portavoces varios decidan el futuro de la más minima decisión. Poco a poco Marshall nota que cualquier viso de libertad queda perfectamene anulada por las constantes prohibiciones, reglas e indicaciones que convierten ese condominio en un perfecto modelo, en escala menor, de lo que es el mundo en general. La atmósfera represiva va haciendo poco a poco mella en Marshall, hasta tal punto, que su estado melancólico se va agravando y convirtiendo en una tristeza crónica. Si Marshall quiere sobrevivir, tiene que integrarse y adaptarse

Stanley Elkin construye esta novela breve sobre situaciones algunas delirantes, otras surrealista pero que todas conllevan un poso de melancolia soterrada, y de mucha angustia existencial, del mismo modo que va preparando  poco a poco al lector consiguiendo que se ponga en la piel de Marshall Preminger, que cada vez más impotente, es testigo de cómo ese condominio, como representación de la sociedad en la que vivimos, le va engullendo lentamente. Magnífica y aterradora novela.  La traducción es de Montse Meneses.

  "Al mismo tiempo comprendió una cosa que podía revelarse de gran valor. Entendió lo infeliz que era; lo comprendió, es decir, supo que no se trataba de un estado de ánimo pasajero."

  ♫♫ ♫ Empty Camps, Cemeteries ♫♫ ♫

 

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