La Policia De La Memoria, de Yoko Ogawa

 

⭐⭐⭐

  "-Venga, tomemos unas fotos.
-¿Y de qué serviría? Cuando algo desaparece, no sobrevive ni en las fotos."

Ahora que las distopias están tan de moda, nos llega una novela más acerca de un mundo en plena descomposición gobernado por un sistema profascista. La Policia de la Memoria aunque es una novela que ya tiene casi treinta años (fue publicada en Japón en 1994), al ser traducido al inglés hace un par de años, se convirtió de la noche a la mañana en una novela que aparecía en numerosos Premios como finalista: el Book Award en 2020, el National Book Award en 2019 en la mejor novela traducida e incluso fue finalista en el World Fantasy Award, entre otros. Una novela con casi treinta años, empezó a tener vida propia y a ser multileída, todo aprovechando este fenómeno de las distopías.

Y no me malinterpreteís, si que es una historia distópica la que cuenta aquí Yoko Ogawa, sin embargo partamos de la base de que es una autora japonesa con todo lo que esto conlleva: no vamos a encontrarnos con una obra de ciencia ficción con acción y un argumento típico, porque la historia que aborda aquí la autora está analizada desde dentro, desde la reflexión y desde una perspectiva intimísta.

En una isla sin nombre, sus habitantes se despiertan siendo testigos de la pérdida de memoria de objetos o de sensaciones, o de seres vivos: a medida que olvidan los sellos, las rosas, los libros… al mismo tiempo esto conlleva la capacidad de no conservar estos objetos ¿si no recuerdas qué son los libros para que conservarlos??? y los queman, de forma que todo esto  va convirtiendo sus vidas en vacios absolutos, con una sensación general de conformismo y de pasividad. Sin embargo, sí que hay personas que conservan estos recuerdos y son precisamente las perseguidas por la policia de la memoria, un ejército paramilitar que controla que estos objetos desaparezcan del todo, que hace redadas, y hace desaparecer a las personas que siguen conservando la memoria; algunos de ellos se esconden en refugios y otros vagan como vagabundos hasta que esta policia los encuentra y los hace desaparecer. La protagonista de esta novela es una mujer sin nombre, escritora que da refugio en su casa a su editor, que es además una de esas escasas personas que conservan la memoria y el único que de alguna forma a través de sus propios recuerdos, la hace ser consciente de que los objetos desaparecidos han exististido y dan valor a la vida.

Realmente es un argumento complicado de explicar dado que la novela de Yoko Ogawa funciona más como una reflexión sobre un mundo en descomposición que en describir este mundo, ya que deja mucho a la imaginación del lector; no sé si de alguna forma la autora pretendía construir una metáfora con tintes políticos comparándola a la angustia existencial de los tiempos que vivimos, pero aunque sí que tiene un argumento enigmático en su distopía, yo la veo más como una historia que reflexiona acerca de la vejez, de la muerte y de cómo afecta la memoria al ser humano cuando va envejeciendo. 

 "¿Acaso piensas que no son más que unos papelitos con una emulsión quimica en una de sus caras? Si es así, te equivocas. Son mucho más que eso. Atesoran parte de la vida de las personas. Reflejan la futilidad de un instante; la luz, el viento y el aire de un paisaje; la sonrisa y el azoramiento de la persona fotografiada, y el gozo y el amor de quien toma la foto por aquello que fotografía".

 
Es una novela turbadora en muchos aspectos: no sabemos el nombre de la narradora protagonista y somos testigos de cómo va quédándose vacia. Hay un poso de desesperanza que puede impactar, e incluso salvando las distancias, es una desesperanza que me recordó mucho a La Carretera de Cormac McCarthy. El hecho de que toda una isla se vaya quedando vacia de memoria y los objetos a consecuencia de ello vayan desapareciendo, en mi caso particular me crearon una sensación de claustrofobia  que de alguna forma me han impresionado por esa atmósfera que consigue crear Yoko Ogawa. Y sin embargo, es una novela que no he terminado de disfrutar, el último tercio se me ha hecho largo y algo casino y no conseguía terminar de conectar. Es una novela interesante porque Yoko Ogawa es una escritora con un estilo muy personal, simple y directo, y es cierto en algunas escenas se me han quedado ya grabadas, pero así y todo, la terminé con la sensación de que la faltaba algo. Interesante es también que al mismo tiempo que conocemos el mundo a través de la narradora sin nombre, hay una linea argumental paralela que es la novela que ella va escribiendo, con una protagonista que se va quedando sin voz, interesante pero al mismo tiempo muy frio. Eso sí, el final es impactante.

"- Es normal. Aquello que se olvida una vez, se olvida para siempre -sentenció volviendo a cerrar el cajón-. Pero yo no he olvidado ni la belleza de la esmeralda ni el olor del perfume. Yo mantengo vivos todos y cada uno de los recuerdos".

 

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