Trabajo Sucio, de Larry Brown
“Yo ya he pagado mi precio. Tuve mala suerte, era negro, joven, pobre y me llamaron a filas. Pero yo creía en el Sueño Americano. Sirve a tu país, cumple con tu parte, regresa a casa y pasa a formar parte activa de la sociedad. ¿Sabes lo que iba a ser? Maestro de escuela. Sí. Me iba a sacar el título, tío, con la G.I. Bill iba a ir a la universidad. Habría hecho felíz a mi madre. Le iba a construir una casita porque ella nunca había tenido una propia. Nada más que malditas chabolas. Tenia que remendar las ventanas con plásticos…
[…]
Tío, ¿cómo sería este país si nos hubiesen traido aquí a nosotros? Pero eso es historia. No se puede cambiar. Es así.”
Después de haber leido Padre e Hijo y la colección de relatos Amor Feroz, no tengo ninguna duda de que Larry Brown es uno de los grandes escritores americanos, al más alto nivel. Estoy contenta porque todavía me quedan obras suyas por descubrir aunque es una pena que falleciera tan joven, a los cincuenta y pocos, teniendo en cuenta lo que podría haber seguido creando, sin embargo alegrémonos porque ahí están sus obras a descubrir.
Trabajo Sucio fue su primera novela y a priori no parece una novela de un autor novel por la sabiduria del texto y por la forma en que su estilo va directo a la yugular del lector. En Larry Brown no hay nada impostado ni soterrado, es directo y tremendamente honesto en lo que cuenta y en la manera en que nos muestra a sus personajes, aunque no por eso se puede decir que es menos complejo lo que nos está contando, todo lo contrario: los temas que aborda, los conflictos de sus personajes no son nada fáciles pero el lector los capta enseguida por esa honestidad en la escritura de Larry Brown.
“-¿Desearías estar muerto?- le pregunté. Mantuve la cerveza oculta entre las sábanas y le miré directamente a los ojos. Ardían.
- Cada minuto que pasa – me respondió.
Me lo temía.”
La novela transcurre en un intermedio entre un dia y una noche en la que dos personajes se encuentran en un hospital de veteranos de guerra: Braiden es afroameriano y lleva veinte años ingresado en el hospital a consecuencia de las heridas de la guerra del Vietnam, y Walter James es blanco y ha sufrido unas horribles heridas en un accidente del que apenas recuerda nada. Durante este intervalo de tiempo que puede parecer corto, pero que sin embargo es más que suficiente para que estos dos personajes se conozcan, entre tragos de cerveza y recuerdos del pasado, salen a la luz los miedos, los anhelos y los traumas que estos dos hombres han sufrido y que en unas páginas a flor de piel, Larry Brown convierte en una experiencia muy íntima. No he leído mucha literatura en torno a la guerra del Vietnam pero leyendo Trabajo Sucio me queda muy claro el tormento que tuvo que ser vivir la guerra desde dentro, desde lo más intimo del ser humano, que es cómo Brown nos acerca a la historia. Walter y Braiden comparten su infancia, su pasado y sus recuerdos más íntimos contraponiéndolos a la experiencia posterior en la guerra, con lo cual lo que le sale a Larry Brown es una novela antibélica muy intimísta, por muy raro que esto pueda suponer.
Larry
Brown por tanto nos habla de la Guerra del Vietnam pero desde dentro,
que es de verdad lo que impacta, dejándose la piel a la hora de
exponer a estos dos hombres frente a nosotros: a diferencia de Padre
e Hijo no hay una violencia extrema, pero sí que hay una violencia
emocional de dos hombres que construyen una relación a costa
de ese sufrimiento que llevan como una mochila incrustada. Una novela
magnífica de un autor muy grande. La traducción es de Javier Lucini.
“Tú me has sido enviado, Walter. Me has sido enviado y no se me va a negar.”
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