La Señorita, de Ivo Andric

 


⭐ ⭐⭐⭐

 ♫♫ ♫   Here Sometimes, Blonde Redhead   ♫♫ ♫

 

" Habían robado la tierra. No, no la habían robado. Había pasado algo mucho más monstruoso e irritante: el concepto del dinero había desaparecido. Esa palabra había perdido su significado. Los ducados no eran más que fichas de juego, los billetes habían ido a a parar a la basura, como prospectos de anuncios que se repartían a los transeúntes y que éstos tiraban enseguida. Las acciones se apilaban junto a revistas."


No podía faltar Ivo Andric en mi exploración sobre la literatura balcánica, exploración un tanto caótica, también es verdad, sin orden cronológico ni concierto, pero así y todo no podía dejar escapar a Andric, autor serbio-croata que ganó el premio Nobel de Literatura en 1961. Andric escribió durante periodos en los que que la lengua serbiocroata se consideró oficialmente un idioma en la ex Yugoslavia; empezó usando la lengua croata y más adelanta la serbia, asi que es un autor que hoy en día reclaman suyo tanto la literatura croata, como la serbia como la literatura bosnia. Una cuestión interesante que nos lleva a los nacionalismos y al contexto histórico tan fragmentado que estos autores balcánicos visibilizaron a través de la literatura. Tanto los contemporáneos como los clásicos como Andric, no pueden obviar ni distanciarse de su propia cultura, o mejor dicho, el acercamiento en sus textos lo será siempre gracias a esta multiculturidad, que es quizás el detalle que hace la inmersión en la literatura balcánica una experiencia tan apasionante.


"Aquel hombre, de apellido alemán, era en realidad de raza completamente indeterminada y sin nacionalidad auténtica. Su padre había sido un alemán de Banato, que se había establecido en Osijek; su madre, una croata de familia noble. Por el contrario, su abuela materna una húngara. Por lo general, en tales personas luchan y se agitan las diversas e irreconciliables corrientes de sangre pero en aquel hombre fluían..."


La Señorita” está considerada la tercera obra en la trilogía balcánica de Ivo Andric, y cuando comienzá la novela ya sabemos el desenlace final, porque Andric comienza la novela por el final, en 1935 y a partir de ahí en un viaje en el tiempo nos lleva al pasado, al año 1900 cuando la protagonista de esta novela, Rajka es una niña que vive una infancia feliz, en un ambiente de lujos como hija de Obren Radakovich, un exitoso hombre de negocios. Los negocios del padre lo llevan a la ruina justo cuando Rajka tiene quince años, y poco después el padre fallece, no sin antes revelarle a su hija lo valioso del concepto del dinero: en una especie de advertencia final, le hace prometer a su hija que no malgastará un céntimo, que ahorrara y que se ocupara del negocio familiar, ya que su madre seguramente se vería incapaz de tomar decisiones en lo referido al negocio familiar. Rajka, se graba a fuego esa advertencia final de su padre y a partir de aquí Andric nos convierte en testigos de la evolución de Rajka Radakovich que obsesionada por esa promesa a su padre, se dedica a acumular dinero obsesivamente, convirtiendo esa promesa hecha a su padre en una vida de avaricia casi inconsciente. Explotando de alguna forma la inestabilidad de los tiempos, comenzó a especular con divisas, aprovechando los cambios políticos en Bosnia, en particular la anexión del país por parte de Austria-Hungría.


"De esta forma transcurrieron para a señorita los años de una manera rápida y sin ser advertidos. El tiempo atormenta y cansa únicamente a aquellos que se limitan a colocar los cuidados y los goces alrededor de sus personas, pero transcurre rápida e imperceptiblmente para los que se olvidan de sí mismos y se dedican a un trabajo que los saca de sí; ante la grandeza de un sueño audaz, el tiempo casi deja de existir."


Es interesante como Ivo Andric, usando como excusa el personaje de Rajka, la señorita, nos introduce de lleno en los cambios sociales y politicos de principios del siglo XX, las guerras sucesivas y las disputas nacionalistas, conflictos firmemente asentados en el pasado que convirtieron esta primera mitad del siglo XX en Europa, en una bomba de relojería. Andric coloca a un personaje, en este caso femenino, que aprovecha esta inestabilidad de los tiempos para ajustarse a ellos, en medio de un campo de minas económico, y la convierte en una mujer que aprovechará la debilidad de los demás, especulando y haciéndose cada vez más rica, pero también más sola.


"Rajka no se parecía en lo más mínimo a una muchacha de casa burguesa sino más bien a una judía polaca. Desde que existía Sarajevo, nadie podía recordar que hubiese habido nunca una mujer que se ocupara de cosas de dinero y de valores comerciales. Nunca se había visto nada parecido en ninguna de las religiones."


El trasfondo histórico es lo que hace a esta novela interesante de verdad, desde la multiculturidad existente en Sarajevo pasando por la elitista Belgrado, Andric describe perfectamente el ambiente de la época, el ritmo, la atmósfera tras la Primera Guerra Mundial, la inestabilidad en la que la gente va cambiando y reajustándose a los tiempos del mismo modo que Rajka va ajustándose a cómo va cambiando el concepto del dinero. Hay momentos durante esta historia en la que el dinero no valía gran cosa, en la que solo era papel pintado, y en otros momentos en la que adquiere una gran importancia. Es aquí donde Ivo Andric brilla, en situarnos en esta época cambiante y para ello usa un personaje, no demasiado profundo, también hay que decirlo, porque en Rajka ha construido un personaje se podría decir que unidimensional, sin grandes matices, pero en mi opinión los matices se encuentran todos en el mundo que rodea a Rajka, más que en ella como personaje.


"En la vida de cada persona hay épocas turbias de las que su recuerdo calla en gran parte o habla solo con ahogo. Un tiempo así fueron en la vida de Rajka los años de la guerra. Los cuatro años fueron como un sueño vivido y extraño, acompañado de fuertes sentimientos de ascensión, de miedo y finalmente ensombrecidos por las dificultades, las pérdidas y la amargura de un fracaso que ni siquiera hoy comprendía..."


La Señorita está construida como una novela circular, en la que el río de la vida sigue fluyendo incluso cuando el personaje central de la novela ya ha desaparecido. Puede resultar una novela sobrecogedora si nos detenemos en el personaje de Rajka, donde no asoma ni un resquicio de luz y encajándolo a un estilo aterrador en lo referente a la soledad que la envuelve, pero por otra parte y como contrapunto, esa austeridad en torno a ella, se revierte en luminosidad, y en ritmo cuando Andric describe los tiempos que estaban viviéndose en la época de la novela. El movimiento es vida, nunca mejor dicho, y eso se refleja en el bullir de la riqueza multicultural que se respiraba en las calles.

La traducción es de Mariano Orta Manzano.


"En los días grises y cortos de aquel mes de noviembre, la señorita, ella misma, gris, silenciosa, recorría las calles de Sarajevo. Su figura delgada y angulosa, con el abrigo negro abotonado hasta el cuello y el sombrero negro masculino, parecía como si hubiese sido creada a propósito para tales días y tales tiempos."

 

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