Cartas a Milena, de Franz Kafka

 

 


 

 ⭐⭐⭐⭐⭐

♫♫♫ Six Page Letter - John Lee Hooker  ♫♫♫

 

 

"¡A quién se le habrá ocurrido pensar que la gente podía relacionarse por correspondencia! Se puede pensar en una persona lejana y se puede tocar a una persona cercana, todo lo demás supera las fuerzas humanas. Pero escribir cartas significa desnudarse delante de espectros, cosa que ellos esperan ansiosos.”


Me gusta el género epistolar aunque confieso que a veces se convierte en una lectura demasiado absorbente y cansada porque si se trata de cartas entre escritores, que es lo que me gusta, casi siempre hay un intento por mi parte por querer saber más sobre estos autores, leer entre lineas en caso de que anden mareando la perdiz con información innecesaria y doméstica sobre el día a día y a veces se convierte en una experiencia algo frustrante. No es este el caso; Cartas a Milena me ha parecido una delicia por todo todo lo que estas cartas revelan sobre Kafka. Si alguien de verdad quiere saber más sobre este escritor, desde un lado completamente humano, yo le recomendaría estas cartas, siempre.  Kafka, con la excusa de haber encontrado en Milena Jesenska a una persona que le entiende de verdad y con la que conecta desde el primer minuto, se desnuda emocionalmente en el sentido más íntimo sobre todo en lo que se refiere a esos miedos que arrastraba consigo como una cruz. Al final del libro hay unas cartas de la misma Milena dirigidas a Max Brod, en la que queda perfectamente patente, lo bien que ella llegó a conocerle en tan solo estos dos años de intercambio epistolar:


“La cosa, no cabe duda, se presenta de la siguiente manera: todos, a lo que parece, somos capaces de vivir porque alguna vez nos refugiamos en la mentira, en la ceguera, en el entusiasmo, en el optimismo, en una convicción, en el pesimismo, o en lo que quiera que sea. Pero él nunca se ha refugiado en un asilo protector, en ninguno. Es absolutamente incapaz de de mentir, como es incapaz de emborracharse. Carece del menor refugio, no tiene techo. Por eso está a merced de todo aquello de lo que nosotros estamos resguardados. Es como un hombre desnudo entre gente vestida. Y ni siquiera es verdad todo lo que dice, todo lo que es y lo que vive. Es un modo de ser perfectamente determinado, que existe por sí mismo, despojado de todos los ingredientes que podrían ayudarle a configurar su vida: en la belleza o en la miseria, da igual. “


Franz Kafka y Milena Jesenska se conocen en 1920, él tenia 36 años y ya había sido diagnosticado por la enfermedad pulmonar que le llevó a la muerte unos pocos años después, en 1924. Conoció a Milena, que tenía 23 años y estaba casada en un matrimonio dependiente y problemático y casi desde un primer momento ella detectó en él al genio. La relación entre ellos comienza por el interés que se tomó ella en traducir al checo algunos de sus cuentos, y a partir de aquí, él en Praga y ella en Viena, con la excusa de estas traducciones, se establece uno de esos vinculos repentinos e inesperados. En una novela que leí hace poco de Fumiko Hayashi, se decía que uno no podía renegar de ciertos encuentros que eran como señales. Me acordé de esta cita porque realmente lo que ocurrió entre Milena y Kafka fue eso, y ellos supieron reconocerlo. Allí en el andén, hubo un fenómeno que nunca había visto antes: luz del sol que no oscurece por una nube sino por sí sola. ¿Qué más voy a decir? La garganta no obedece, las manos no obedecen." La relación de esta serie de cartas empieza intercambiando impresiones sobre sus trabajos respectivos y poco a poco Kafka se fue revelando ante ella mostrándole sus sentimientos, sus miedos y sus pensamientos más íntimos, tanto que cuando él murió, ella tenía sus diarios. Kafka escribía sus cartas en alemán, mientras que Milena escribía la mayoría de las suyas en su lengua materna, el checo asi que estos textos lingüisticamente hablando son de una riqueza exquisita:


Entiendo el checo, por supuesto. Ya he querido preguntarle varias veces por qué no me escribe alguna vez en checo. Desde luego no porque usted no domine el alemán. Casi siempre lo maneja admirablemente, y cuando alguna vez no lo domina, el alemán se doblega ante usted por propia voluntad, eso es entonces lo más grato; eso, un alemán no se atreve a esperarlo de su idioma; no se atreve a escribir de un modo tan personal. Pero yo quería leer el checo que usted escribe porque es parte de usted, porque solo en él está Milena toda ella (la traducción lo confirma). Así que en checo, por favor.”


La única pega que le pondría a estas cartas vendría de la parte de que solo tenemos el punto de vista de Kafka en lo que se refiere a su relación con Milena, porque las cartas de ella no se han conservado, sin embargo, se detecta por las cartas de Kafka el tipo de mujer que era Milena Jesenska: de personalidad desbordante y temperamento siempre vivo, periodista, traductora y escritora, que vivía en un conflictivo matrimonio con otro escritor que le causaba un enorme dolor y a la vez una enorme dependencia, que Kafka supo comprender desde el primer momento Sí, hablar de tí con gente desconocida sí que puedo, y eso es también un placer exquisito.”. Yo diría que cada una de estas cartas son perfectas por lo que detectamos de él, sin esconderse, un auténtico muestrario del Kafka más íntimo, y la evolución desde la relación más comercial hablando de sus trabajos, pasando por lo que se fue convirtiendo en un vínculo de amistad hasta mostrar los sentimientos profundos que ambos se inspiraban, convierten esta Cartas a Milena en una maravilla. Kafka se expone amor es que tú seas para mí el cuchillo con el que escarbo en mi interior” pero al mismo tiempo que lo hace, también está exponiendo sus miedos más profundos.


"Mi relación contigo sí la conozco. La conozco, en la medida en que no pertenece al terreno inabarcable del miedo, pero tu relación conmigo no la conozco, toda ella pertenece al miedo. Tú no me conoces tampoco, Milena, lo repito."

[…]

"Este cruce de cartas tiene que terminar, Milena, nos está volviendo locos, uno no sabe lo que ha escrito, ni a lo que tiene que responder, y, como quiera que sea, siempre está uno temblando. Tú checo lo entiendo muy bien, oigo también la risa, pero en tus cartas me muevo entre la palabra y la risa, luego solo oigo la palabra y por lo demás, todo mi ser no es sino miedo."


Las primeras cartas comienzan dirigiéndose a ella como Señora Milena, y poco a poco, llegado un punto se dirige a ella como Milena, con una calidez que traspasa las páginas para finalmente acabar dirigiéndose a ella en las últimas cartas, de nuevo como Señora Milena. Las cartas se habían interrumpido abruptamente tras casi dos años de intercambio y cuando vuelven a retomar el contacto es ya desde una distancia, como la del inicio, pero quizás es en esta distancia, donde estuviera la verdadera esencia de la relación de ambos. No conozco mucho más de la vida de Kafka salvo lo habitual, no he leído ninguna biografía, pero yo diría que en estas cartas se nos muestra sin disfraces, con el lujo además de que a través de ellas el lector puede participar de la experiencia de ver cómo consiguieron establecer este vínculo estos dos, igual el secreto estuviera en que Milena Jesenska independientemente de su vida personal, estaba a la altura de este hombre frágil y fuerte al mismo tiempo. Una delicia. Suyo K.

La traducción del alemán es de Carmen Gauger.


"Sobre todo tenía tu telegrama en el bolsillo y con él se caminaba de un modo distinto. Por ejemplo, se acerca uno al puente, al Cechbrücke, saca el telegrama y lo lee (siempre es nuevo; cuando uno ha absorbido todo su contenido, el papel está vacío; pero una vez en el bolsillo, queda reescrito al momento)."

 

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