Para aquella que está sentada esperándome en la oscuridad, de António Lobo Antunes

 


 
 
 
 Conexiones... Ava de Carole Maso

Novelas hermanas, o almas gemelas o directamente Doppelgängers la una de la otra y viceversa. Es en la forma en lo que se diferencian. Dos aproximaciones al mismo tema que confluyen y podrían mimetizarse.


António Lobo Antunes / Carole Maso
Para aquella que está esperándome sentada en la oscuridad / Ava
 
 
 
 
 
 "no me vienen a la cabeza los días de la semana, se me han quedado los nombres de algunos meses, marzo, octubre, otro que se me ha ido ahora mismo y que ya me vendrá no sé, hay episodios de mi vida que se evaporan y vuelven, un compañero abrazándome en el pasillo del teatro y yo consintiéndolo, quieta, ahí está un momento perdido que he recuperado, tantos años después"


Ya tenía una idea de que esta novela de Lobo Antunes iba a ser especialmente dura y complicada en el terreno emocional pero precisamente quise acercarme a ella porque tocaba un tema que por motivos personales me llegaba muy de cerca, y ¿quién mejor que Lobo para que me lo contara? El mismo Lobo Antunes fue psiquiatra y por sus otros libros leídos ya sabía de ese acercamiento a a la exploración de la mente, pero aquí de alguna forma la explora a través del lenguaje, o mejor dicho, a través de la disolución gradual del lenguaje. Reconozco a muchos autores como elementos catalizadores de mi propia vida, y no solo me reconozco en ellos sino que reconozco mi entorno, en esta novela con este titulo tan hermoso pero que además hace tanta referencia a la disolución de la protagonista, se puede decir que más que nunca que es un texto que funcionará como herramienta de autocomprensión. En alguna otra crónica sobre Lobo también comenté que en sus novelas no hay historias sino sensaciones de sus personajes, momentos fragmentados o suspendidos en el tiempo, pero es en esta “Para aquella que está esperándome sentada en la oscuridad” donde este autor llevará su concepto a lo esencial.


"mientras yo caminaba por la casa equivocándome de habitaciones porque una persona, no tengo ni idea de cuál, las ha trastocado para confundirme, a quien descubría en el espejo sin parecido conmigo, una vieja con el camisón manchado y yo que no soy vieja, soy una chica que llegó de Faro para ser actriz"


En algún momento de esta novela, el mismo lector se puede sentir tan desorientado como su protagonista, una actriz de teatro que con 78 años aparece retirada del mundo porque está sufriendo el avance del Alzheimer. "- Una que se fue a Lisboa para ser actriz ya no es de tu tiempo porque ya nada es de mi tiempo, todo nuevo, más grande, lo que fui cenizas, lo que quise cenizas, lo que deseé cenizas, montoncitos dispersos disueltos por el viento." Aislada en su piso de Lisboa y atendida por una cuidadora a la que llamará “la mujer mayor” y por la presencia discontinua de “el sobrino de su marido”, por lo demas, permanece sola con lo restos de su memoria. De las novelas que llevo leídas de Lobo Antunes, ésta sea quizás la que está reducida más a su mínimo, pocos personajes y solo algunos recuerdos que recurrentemente aparecen y desaparecen cambiados, ampliados o reducidos, siempre fragmentados, y aquí el lector no podrá montarse la historia completa uniendo las piezas desparramadas, como en otras novelas de Lobo, aquí la fragmentación está desparramada y en vez de que Lobo te ayude a unirlas, realmente están abocadas a disolverse, a desaparecer en la oscuridad. El monólogo intermitente de la actriz tiene momentos muy luminosos, con rastros de luz que iluminan la novela, pero realmente es una novela destinada a la oscuridad más absoluta, y esto es lo que la hace tan dolorosa pero al mismo tiempo tan reveladora de lo que supone la enfermedad que sufre la actriz porque Lobo no está describiendo la enfermedad sino que consigue que el lector la experimente a través del lenguaje y de su disolución.


"lo que nos siguen emocionando momentos que creíamos perdidos, el gato no a los pies de la cama, en la entrada esperándome mientras el motor del cuerpo me rozaba las piernas como si entendiese que él y yo, que los dos, que nosotros y ya está, hay amistades, así, sin necesidad de justificación"


Es la tercera novela que leo de Lobo y aunque no sé si este detalle se repetirá en otras suyas, si que siento que en esta lleva la elipsis y la fragmentación a su esencia. Hay huecos que nunca podrán ser rellenados porque la actriz siendo la única narradora se sabe que sus  momentos nunca podrán ser formulados por su estado mental, más que rellenar este silencio con palabras, con el lenguaje, lo que pretende Lobo, intuyo, es que este silencio progresivo pueda ser palpado y reconocido por el lector "y en la casa los mil ruidos de los que está hecho el silencio, no son los sonidos, es la ausencia de sonidos la que me ha hecho ensordecer", así que cada hueco, cada vacío en su historia más que que el lector pueda imaginar la información, lo que se pretende es que pueda sentirla, experimentarla, ponerse en la piel de la actriz, comprender su estado abocado cada vez más al silencio y a la oscuridad. En mi caso ha funcionado, quizás haya sido la novela de Lobo que más he podido sentir porque aquí Lobo no describe, ni analiza la enfermedad, sino que lo que hace ante todo es recrear la desorientación, la pérdida, la soledad. Lobo está continuamente representando la mente que se va abocada a la oscuridad, pero al mismo tiempo el desesperado intento de esta mente por aferrarse a la memoria.


"y una mirada de soslayo angustiada a mí madre, tan nerviosa que me daban ganas de llorar, un hilo de voz dolorido
- Ayúdenme a volver a ser yo
si pudiese la cogía en brazos, palabra de honor, pero no tenía fuerzas
"


Uno de los detalles que más me han llamado la atención de esta novela es lo que gira en torno a su vida como actriz, apenas hay información sobre su vida artística sino que prácticamente su memoria se ve reducida a sus momentos de infancia en los que el lector irá entreviendo la relación cálida con su padre y esa relación algo más espinosa con su madre, que influirán las sensaciones del resto de su vida. Faro, el Algarve, los momentos en la playa, la casa de la infancia, y momentos esporádicos de cuando abandona Faro para llegar a la capital para convertirse en actriz. Momentos, fragmentos disueltos de su vida pero sus recuerdos no van más allá. En ningún momento en estos fragmentos aparecerá el teatro ni aparecerán recuerdos de sus personajes interpretados, ni escenario, solo algún breve momento, pero como una ráfaga - Vas a llenar teatros, exactamente estas palabras, - Vas a llenar teatros". Yo entiendo que el hecho de que su oficio artístico esté prácticamente erradicado del texto tiene relación con su identidad profesional que está borrada porque en el estado de su enfermedad en la que se encuentra ya nada queda de eso, y la memoria está reducida a esa primera época de su vida. Su vida artística no existe ya en su mente pero si la sensaciones y esto si está en la atmósfera envolvente del texto: de alguna forma Lobo está presentando esta novela como un teatro, la novela será el escenario en el que ella en un monólogo intermitente permanece sola frente a su público mientras unos pocos personajes de su presente y su pasado aparecen y desaparecen como fantasmas en un escenario cada vez más oscuro, y que se van difuminando, "Soy una actriz que descansa durante esta obra para, como dice el director del teatro, entrar en la próxima en un papel a mi medida."


"- No le pregunte nada que ella además de no hablar no se acuerda de nada
y mentira, me acuerdo de las luces de las traineras y de las cuchillas de aluminio, de los peces que faltaban en la red, en uno de los barcos una perra ladrando en la proa los perros de Faro respondían corriendo a lo largo de la playa
"


"que el tiempo separa a las personas y después el olvido empieza su trabajo, surgen nuevas presencias que borran las antiguas hasta el punto de pensar si de verdad las conocemos, a lo mejor las conocemos, a lo mejor no y en el caso de haberlas conocido ya no son importantes, no pensamos en ellas"


El silencio sobre su vida como actriz es lo que de alguna forma define su desaparición interior y se aferrará sobre todo a los recuerdos de su infancia, sus padres y mucho menos en las referencias al primer y luego al segundo marido. La novela no necesita mostrar este pasado teatral, aunque a mi en un principio me sorprendiera, pero ya digo que esta es una novela introspectiva que obligará al lector también a sentir y experimentar como ella, así que llegado un punto, entiendes que en la disolución gradual de esta mujer, ya no queda espacio para el recuerdo de lo que la llevó a la capital en un sueño por convertirse en actriz. “Tanta distancia entre la cabeza y la voz, iba perdiendo todo por el camino." Yo diría que ningún relato en primera persona es confiable, y el de esta mujer tampoco lo es, pero no hay duda de que aunque los momentos que está intentando resucitar estén confusos, lo que sí es verdadero y sincero es su intento por reconstruir su identidad, casi  reducida a cenizas. “En el cajón de mi madre los comprimidos para los agostos repentinos de la menopausia y un abanico cerrado que transformaba los rubores en ventoleras." El estilo de Lobo en el que en el mismo párrafo mezcla presente y pasado y distintas voces, sin que se pueda distinguir quién está hablando, aquí queda reducido al mínimo y realmente lo que permanece es esa mezcla de presente y pasado, a veces dentro de una misma frase. En la obra de Lobo el lenguaje es esencial y aquí se puede decir que es más importante que nunca porque está íntimamente conectado a la desintegración mental de su personaje femenino. Cuando el lenguaje se desvanece y  el personaje queda reducido al silencio, los últimos resquicios de su memoria seguirán aferrándose a algo, en este caso a los recuerdos, a la sensación del gato rozándole las piernas, o a las traineras arribando en la playa. Pero el impacto, en mi caso está, en cómo consigue Lobo transmitirlo al lector porque es testigo en primera linea junto a ella, está presente en la misma habitación y está viviendo está disolución con ella. Desgarradora y reveladora.

La traducción es de Antonio Sáez Delgado


"el médico al sobrino de mi marido
- Nuestro mal es durar demasiado
y esa es una gran verdad, duramos demasiado
"


 

Comentarios

  1. Son duras la novelas de Lobo, pero la que traes hoy aquí lo parece especialmente, es verdad, por el tema, claro y, sospecho, por la propia narración. Me produce una sensación extraña el leer sus novelas, por un lado parece que te hacen daño y, por el otro, parece que te curan...

    Y, cómo le gustan los títulos largos, ¿verdad?

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    Respuestas
    1. Sí, y ésta lo es sobre todo pq funciona como un espejo, te paras cuando lees a Lobo, como con ningún otro autor , pero también tiene eso que dices de curativo . Aquí sí he sentido esa sensación de dejá vu que comentabas el otro día, aunque también he corrido de aquí para allá atisbando por las ventanas ;)

      Los títulos son largos y hermosísimos, la mayoría, pero no son gratuitos, en éste esta toda la novela resumida.

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