En Un Lugar Solitario, de Dorothy B. Hughes
Dorothy B. Hughes es otra de esas autoras invisibles largamente escondidas y leyendo "En Un Lugar Solitario" te das cuenta de hasta que punto fue una desconocida en una época en la que la mayoría de los autores de novela negra que copaban el mercado eran hombres. Pero no era la única, también estaban Margaret Millar, Vera Caspary. Celia Fremlin, Charlotte Amstrong, Dolores Hitchens... en fin, algunas de ellas nadie las ha rescatado por aquí, pero gracias a Gatopardo Ediciones por lo menos tenemos esta inmensa novela de una de las grandes.
Tengo una cierta debilidad por todas estas autoras americanas de los 30, 40, 50 que se dedicaban a escribir novela negra, pulp, escondidas, ninguneadas, en la sombra, pero quizás de todas, esta novela que me ocupa es de las que más me ha impresionado. Los temas que aquí toca Dorothy Hughes siguen siendo muy actuales: el trauma que una guerra dejado en una persona descolocándola completamente (quizas lo que llamamos hoy Trastorno de estrés postraumático), o la mente de un asesino en serie en plena pulsión.
"El disfrutó de esa felicidad una vez, pero fue muy breve; la felicidad estaba hecha de mercurio y se te escurría de las manos como ese metal (...) Al infierno con la felicidad. Eran más importantes la emoción y el poder y el cálido azote de la lujuria. Esas cosas te hacían olvidar. Convertían la felicidad en una nube de azúcar rosa".
Esta novela fue publicada en 1947 por lo que a mi me parece todo un hito que una autora como Dolores B. Hughes se atreviera con una historia sobre un asesino en serie y no es spoiler porque toda ella es desde el punto de vista del asesino. A través de sus páginas asistimos en primera persona a su mente, su pulsión obsesiva, su autojustificación, su complejo de inferioridad..., toda la novela es justo eso, el retrato psicológico de Dixton Steele y el bucear en su mente, mientras por otro lado y paralelamente se lleva a cabo la investigación de los asesinatos.
"Ignoraba que sus nudillos eran bultos blancos que presionaban la mesa, con el pitillo machacado entre los dedos. Ese momento pasó y pudo recuperar el control. Dejó que la ceniza del cigarrillo cayese al suelo. Un segundo más y podría hablar".
Y de la misma forma que Ida Lupino, fue la primera directora de cine que realmente se atrevió a tocar temas tabú como por ejemplo el de la violación sin focalizarlo en la culpa que tenían ellas (ya que hasta ahora en cine se las trataba como femmes fatale solo por ser violadas), sino realmente como victimas, aquí en "Un Lugar Solitario", Dorothy B. Hughes nos muestra la mente misógina de un hombre responsabilizándolo completamente de sus actos, cuando realmente en novela negra y en cine negro hasta ahora, ellas siempre habían sido cuestionadas: si eras victima de una violación algo mal debías haber hecho o por lo menos se sugería. Me ha recordado mucho esta novela a Outrage de Ida Lupino por cómo aborda el tema de la violencia sobre la mujer.
Un Lugar Solitario es una novela brillante, y me ha impresionado muchísimo el retrato que hace esta autora de Dixton Steele y todo lo que la guerra ha despertado en él, todo un viaje por la mente de un hombre atrapado en una cierta locura y que realmente siente un gran desprecio no sólo por la sociedad que le rodea, sino por si mismo.
"La habitación ya estaba en penumbra; se quedó sentado ahí, envuelto en una densa oscuridad. Le dolían los dedos, clavados en las manos. Una banda de hierro le apretaba la cabeza. Un destino estúpido lo había acosado durante toda su vida. Había tenido que machacarlo para conseguir alguna vez algo que estuviera bien. No estaba acabado (...)Iba a conseguir lo que deseaba. Iba a tener dinero y sabía dónde conseguirlo. Una vez que le hubiese echado el guante al dinero, dejaría de ser un segundón. Sería un lider a donde quiera que fuese. Nadie volvería a relegarlo jamás a la segunda posición".
Esta novela fue adaptada al cine por Nicholas Ray, una pelicula también soberbia de 1950 y protagonizada por Humphrey Bogart y Gloria Grahame pero después de leer la novela, la veo más bien como que está "libremente" inspirada en el sentido de que se centra en otras cuestiones, aunque la base esencial de la novela que es el tema de la violencia sí la comparte. De los pocos ejemplos en que la adaptación al cine es tan buena como el texto original.
Tengo una cierta debilidad por todas estas autoras americanas de los 30, 40, 50 que se dedicaban a escribir novela negra, pulp, escondidas, ninguneadas, en la sombra, pero quizás de todas, esta novela que me ocupa es de las que más me ha impresionado. Los temas que aquí toca Dorothy Hughes siguen siendo muy actuales: el trauma que una guerra dejado en una persona descolocándola completamente (quizas lo que llamamos hoy Trastorno de estrés postraumático), o la mente de un asesino en serie en plena pulsión.
"El disfrutó de esa felicidad una vez, pero fue muy breve; la felicidad estaba hecha de mercurio y se te escurría de las manos como ese metal (...) Al infierno con la felicidad. Eran más importantes la emoción y el poder y el cálido azote de la lujuria. Esas cosas te hacían olvidar. Convertían la felicidad en una nube de azúcar rosa".
Esta novela fue publicada en 1947 por lo que a mi me parece todo un hito que una autora como Dolores B. Hughes se atreviera con una historia sobre un asesino en serie y no es spoiler porque toda ella es desde el punto de vista del asesino. A través de sus páginas asistimos en primera persona a su mente, su pulsión obsesiva, su autojustificación, su complejo de inferioridad..., toda la novela es justo eso, el retrato psicológico de Dixton Steele y el bucear en su mente, mientras por otro lado y paralelamente se lleva a cabo la investigación de los asesinatos.
"Ignoraba que sus nudillos eran bultos blancos que presionaban la mesa, con el pitillo machacado entre los dedos. Ese momento pasó y pudo recuperar el control. Dejó que la ceniza del cigarrillo cayese al suelo. Un segundo más y podría hablar".
Y de la misma forma que Ida Lupino, fue la primera directora de cine que realmente se atrevió a tocar temas tabú como por ejemplo el de la violación sin focalizarlo en la culpa que tenían ellas (ya que hasta ahora en cine se las trataba como femmes fatale solo por ser violadas), sino realmente como victimas, aquí en "Un Lugar Solitario", Dorothy B. Hughes nos muestra la mente misógina de un hombre responsabilizándolo completamente de sus actos, cuando realmente en novela negra y en cine negro hasta ahora, ellas siempre habían sido cuestionadas: si eras victima de una violación algo mal debías haber hecho o por lo menos se sugería. Me ha recordado mucho esta novela a Outrage de Ida Lupino por cómo aborda el tema de la violencia sobre la mujer.
Un Lugar Solitario es una novela brillante, y me ha impresionado muchísimo el retrato que hace esta autora de Dixton Steele y todo lo que la guerra ha despertado en él, todo un viaje por la mente de un hombre atrapado en una cierta locura y que realmente siente un gran desprecio no sólo por la sociedad que le rodea, sino por si mismo.
"La habitación ya estaba en penumbra; se quedó sentado ahí, envuelto en una densa oscuridad. Le dolían los dedos, clavados en las manos. Una banda de hierro le apretaba la cabeza. Un destino estúpido lo había acosado durante toda su vida. Había tenido que machacarlo para conseguir alguna vez algo que estuviera bien. No estaba acabado (...)Iba a conseguir lo que deseaba. Iba a tener dinero y sabía dónde conseguirlo. Una vez que le hubiese echado el guante al dinero, dejaría de ser un segundón. Sería un lider a donde quiera que fuese. Nadie volvería a relegarlo jamás a la segunda posición".
Esta novela fue adaptada al cine por Nicholas Ray, una pelicula también soberbia de 1950 y protagonizada por Humphrey Bogart y Gloria Grahame pero después de leer la novela, la veo más bien como que está "libremente" inspirada en el sentido de que se centra en otras cuestiones, aunque la base esencial de la novela que es el tema de la violencia sí la comparte. De los pocos ejemplos en que la adaptación al cine es tan buena como el texto original.
⭐⭐⭐⭐⭐
En Un Lugar Solitario, 1950, Nicholas Ray
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