Chiisakobe, de Minetaro Mochizuki





Durante cuatro volúmenes, somos testigos de las andanzas del joven arquitecto Shigeji, que después de unos años fuera vuelve a casa para hacerse cargo de la empresa de su padre, una constructora de viviendas tradicionales. Ritsu, es la chica que contrata como asistenta y al mismo tiempo se hacen cargo de un grupo de niños que en este momento están sin hogar.

A grandes rasgos este es el argumento pero realmente, es mucho más porque todo está contado con un ritmo lento, cómo tomándose todo el tiempo del mundo, y bajo las apariencias bulle todo un universo de sentimientos, de emociones, que los japoneses no muestran así como así, sin embargo están ahi, y el dibujo de Minetaro Mochizuki es en este aspecto perfecto a la hora de narrar la rutina del día a día de estos personajes.  No es tanto lo que vemos, sino lo que se esconde tras esta apariencia porque aunque  los personajes no muestran lo que sienten, el dibujo de Mochizuki nos proporciona esa información entrelineas.

Es una historia sobre todo en torno a la familia, sobre  los lazos emocionales, y sobre la responsabilidad y el espiritú de sacrificio en estos tiempos de alienación. Totalmente recomendable



















⭐⭐⭐⭐


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