Relatos II, de John Cheever (2ª Parte)
⭐⭐⭐⭐⭐
Decidí dividir este volumen en dos reseñas dado que sus cuentos son jugosos y me gusta comentarlos uno a uno y realmente de lo contrario se hubiera convertido en una reseña interminable. John Cheever en sus cuentos siempre le da vueltas a lo mismo: primordialmente en torno a gente infeliz, alienada, descontenta con su vida e incluso el consumismo exacerbado que les rodea, de alguna forma aumenta esa insatisfacción. John Cheever debió ser un hombre infeliz, quizás la mejor forma de averiguar si lo fue, sea leyendo sus Diarios, pero lo fuera o no, lo importante es que nos dejó unos cuentos que son una radiografia de su generación: el perfecto american way of life, no era lo que parecía ser y Cheever se encarga bien de reflexionar acerca de ello.
Sus cuentos hablan de apariencias, de como aparentar perfectamente lo que no eres o lo que no sientes y sin embargo cuando te quedas a solas, esa insatisfacción puede matarte de tristeza y de soledad. A continuación un esbozo rápido de sus cuentos.
17. Reunión
Me ha encantado este cuento de Cheever por como cuenta una historia sin dar muchos datos, es un cuento corto, escueto, minimalista y sin embargo, cuánta información se esconde entre lineas. Charlie se encuentra con su padre durante unas horas en Nueva York, y por lo que sabemos, hace años que no se ven y su padre apenas le ha prestado atención. Sin embargo, en este encuentro, cuando Charlie es algo más mayor, se evidencia que Charlie ha querido idealizarlo porque necesita desesperadamente "creer" en él. El hecho de que Charlie ya no es un niño, quizás le haya hecho tener la esperanza de que ahora sí que sería capaz de apreciarlo.
La historia empieza y termina en el mismo sitio, en la estación de tren, donde su padre le recoge y luego lo deja. Me ha impactado la verdad, sobre todo, al pensar en la experiencia que le debió suponer a Charlie estas horas con su padre. No se puede contar más con menos, afinando y controlando el ritmo. Una genialidad de cuento.
La historia empieza y termina en el mismo sitio, en la estación de tren, donde su padre le recoge y luego lo deja. Me ha impactado la verdad, sobre todo, al pensar en la experiencia que le debió suponer a Charlie estas horas con su padre. No se puede contar más con menos, afinando y controlando el ritmo. Una genialidad de cuento.
18. Una Mujer Culta Norteamericana
No sé como tomarme este cuento, o sí, la de un hombre aparentemente resentido porque su mujer se dedique a explotar su vida intelectual en vez de dedicarse a ser ama de casa, y se le nota en muchos pasajes esa nota de resentimiento, aunque realmente tampoco es que quede muy bien parado el marido.
Es un cuento fascinante por como una mujer en esa America de los 50 o 60 intenta abrirse paso estudiando, trabajando y lanzándose a nuevos proyectos, mientras al mismo tiempo se le echa en cara que no dedica el suficiente tiempo al cuidado del hijo y del esposo, eso por no mencionar que la tilde de snob o pretenciosa por sus dotes intelectuales. Todo esto está presente en el cuento, y es el mismo Cheever el que la desprecia por ello.
Investigo y leo por ahí que este cuento está escrito poco después de que Mary Cheever empezara a trabajar como profesora de inglés en una época en que la pareja no pasaba por sus mejores momentos, y que a Cheever le disgustaba cualquier rasgo de independencia por parte de su mujer. Definitivamente, leer sus Diarios se convierte en una de mis prioridades.
Es un cuento fascinante por como una mujer en esa America de los 50 o 60 intenta abrirse paso estudiando, trabajando y lanzándose a nuevos proyectos, mientras al mismo tiempo se le echa en cara que no dedica el suficiente tiempo al cuidado del hijo y del esposo, eso por no mencionar que la tilde de snob o pretenciosa por sus dotes intelectuales. Todo esto está presente en el cuento, y es el mismo Cheever el que la desprecia por ello.
Investigo y leo por ahí que este cuento está escrito poco después de que Mary Cheever empezara a trabajar como profesora de inglés en una época en que la pareja no pasaba por sus mejores momentos, y que a Cheever le disgustaba cualquier rasgo de independencia por parte de su mujer. Definitivamente, leer sus Diarios se convierte en una de mis prioridades.
"19. Metamorfosis
Metamorfosis está formada por cuatro historias aparentemente independientes aunque puede que tengan en común el hecho de que sus personajes no sean lo que parecen, o la imagen que ellos quieren dar a la sociedad no tenga nada que ver con la realidad. En la primera historia, Larry Acton, no deja de sublevarse ante el hecho de que lo confundan con camarareros y repartidores frente a ascensoristas y también camareros. Hasta que llegado un punto, Larry se rebela:
" Soy banquero y voy a asistir a una reunión de directores donde se va a discutir la suscripción de una emisión de obligaciones por valor de cuarenta y cuatro millones de dólares. Tengo novecientos mil dólares. Soy propietario de una casa de veintidós habitaciones en Bullet Park, de una perrera particular y dos caballos de carreras, y tengo tres hijos en una universidad privada, un velero de siete metros y cinco coches".
" Soy banquero y voy a asistir a una reunión de directores donde se va a discutir la suscripción de una emisión de obligaciones por valor de cuarenta y cuatro millones de dólares. Tengo novecientos mil dólares. Soy propietario de una casa de veintidós habitaciones en Bullet Park, de una perrera particular y dos caballos de carreras, y tengo tres hijos en una universidad privada, un velero de siete metros y cinco coches".
20. Mene, Mene, Tekel, Upharsin
El cuento de esta antologia que menos me ha gustado, muy denso y espeso y no he conectado en ningún momento. El narrador después de haber pasado unos años en Europa vuelve a Estados Unidos y se obsesiona leyendo algunos grafittis garabateados en baños de algunas estaciones de tren, pero no son grafittis al uso, sino piezas literarias que le van obsesionando. Todo esto solo para volver a contarnos el tema ya revisitado del americano que vuelve a su patria y se da cuenta de que no pertenece, que no encaja.
21.Montraldo
Otro cuento de Cheever que transcurre en Italia; el protagonista después de robar en Tiffanys, se embarca hacia Italia, en uno de esos viajes por combatir el aburrimiento, un viaje casi que sin rumbo y acaba en Montraldo. No me ha entusiasmado.
22.El Océano
Este relato puede que se haya convertido en otro de mis favoritos de Cheever, porque bajo el banal argumento de un hombre que cree estar siendo envenenado por su mujer (¿será verdad o solo su imaginación?), el autor condensa de forma prodigiosa todos sus temas de siempre incluso con dosis de humor, todos sus miedos, y toda su desesperanza: tenemos a la esposa insatisfecha, llorando por los rincones sin consuelo, el consumismo exacerbado, un protagonista que sueña para imaginarse otra vida menos patética, y esa soledad insalvable. Me ha fascinado este relato y hay varios momentos que demuestran esta maestría.
Por ejemplo, el momento en que el protagonista es despedido por haberse quedado "anticuado":
"Me fuí a los lavabos, me encerré en uno de los retretes y lloré. Lloré por la deshonestidad de Penumbra, por el futuro de Dynaflex, y por el porvenir de mi secretaria, una soltera de mediana edad, muy inteligente, que escribe relatos breves en su tiempo libre; lloré amargamente por mi propia ingenuidad y por mi falta de doblez; lloré por dejarme abrumar por los hechos más básicos de la existencia".
Las conversaciones con su mujer:
"Yo estoy en Minneapolis y ella está en Long Island, me pone una conferencia para decirme que no funciona el calentador del agua. Le pregunto que por qué no llama a un fontanero, se echa a llorar. Se pasa llorando un cuarto de hora de conferencia, sólo porque le sugiero que llame al fontanero".
La soledad:
"Mi padre era un hombre solitario, pero hay una enorme cantidad de hombres solitarios en el mundo. No lo confiesan, por supuesto. ¿Hay alguien que diga la verdad?"
La visión que tiene Cheever de la mujer, que la verdad es que es un tema a debatir:
"A veces pienso que las mujeres de hoy son las criaturas más desgraciadas de toda la historia de la humanidad. Quiero decir que están justo en medio del océano".
Y ya finalmente ese sentido del humor soterrado que demuestra un hombre desesperado por beberse una copa:
"Le dí un billete de diez dólares y le pedí que comprara una botella de bourbon.
-No creo que tengan bourbon.
-En ese caso, compra whisky escocés.
-En este barrio se bebe sobre todo vino- dijo Peter
Le lancé una mirada penetrante, llena de amabilidad, pensando en hacer que lo asesinaran. (...) Peter volvió con una botella de bourbon, pero no me devolvió el cambio. Me pregunté si sería codicia o simple distracción".
Por ejemplo, el momento en que el protagonista es despedido por haberse quedado "anticuado":
"Me fuí a los lavabos, me encerré en uno de los retretes y lloré. Lloré por la deshonestidad de Penumbra, por el futuro de Dynaflex, y por el porvenir de mi secretaria, una soltera de mediana edad, muy inteligente, que escribe relatos breves en su tiempo libre; lloré amargamente por mi propia ingenuidad y por mi falta de doblez; lloré por dejarme abrumar por los hechos más básicos de la existencia".
Las conversaciones con su mujer:
"Yo estoy en Minneapolis y ella está en Long Island, me pone una conferencia para decirme que no funciona el calentador del agua. Le pregunto que por qué no llama a un fontanero, se echa a llorar. Se pasa llorando un cuarto de hora de conferencia, sólo porque le sugiero que llame al fontanero".
La soledad:
"Mi padre era un hombre solitario, pero hay una enorme cantidad de hombres solitarios en el mundo. No lo confiesan, por supuesto. ¿Hay alguien que diga la verdad?"
La visión que tiene Cheever de la mujer, que la verdad es que es un tema a debatir:
"A veces pienso que las mujeres de hoy son las criaturas más desgraciadas de toda la historia de la humanidad. Quiero decir que están justo en medio del océano".
Y ya finalmente ese sentido del humor soterrado que demuestra un hombre desesperado por beberse una copa:
"Le dí un billete de diez dólares y le pedí que comprara una botella de bourbon.
-No creo que tengan bourbon.
-En ese caso, compra whisky escocés.
-En este barrio se bebe sobre todo vino- dijo Peter
Le lancé una mirada penetrante, llena de amabilidad, pensando en hacer que lo asesinaran. (...) Peter volvió con una botella de bourbon, pero no me devolvió el cambio. Me pregunté si sería codicia o simple distracción".
23.Marito in cittá:
El marido es dejado solo mientras su mujer y sus hijos se van a pasar un tiempo fuera, es tiempo para un poco de adulterio, a través de la amante ve el mundo de otra forma. Siempre se ha sentido lejos de su mujer y sus hijos y ahora es cuando de se da cuenta.
24. La Geometria del Amor
Releo este cuento de Cheever, prácticamente estoy en todo de acuerdo con mi reseña de la otra vez, asi que la copio por aquí con alguna variante.
La especialidad de John Cheever es la clase media americana, el vacio existencial en que viven, las apariencias, el materialismo, sobre todo sus temas giran en torno a las familias y el descontento donde pasan olimpicamente unos de otros. Aparentemente viven en esas casas perfectas asistiendo a fiestas y bebiendo como cosacos, pero realmente están más solos y deprimidos que nadie.
Este cuento concretamente es otro de esos relatos esenciales de Cheever dónde le vuelve a dar vueltas a lo mismo porque realmente todo gira en torno a lo mismo con sus variantes, y en este relato se vuelve a abordar el tema de la profunda desesperanza de uno de los componentes de la pareja y como se "evaden" en un intento por escapar del vacio en que viven, en este caso usando las matemáticas y la geometria.
Me encanta un momento cuando Mathilda va a visitar al marido al hospital que define perfectamente estas situaciones familiares que nos esboza Cheever:
La verdad es que sintonizo mucho con el estilo de John Cheever, muy irónico a veces pero muy sencillo también, y desde luego no es nada sentimentaloide, todo lo contrario aunque si que trata a sus personajes con ternura sin erigirse en juez a la hora de describirlos; en apenas una frase te está hablando de toda una situación familiar, con personajes secundarios que se cuelan en el relato de paso y ya sabes como viven solo por cómo te los describe con una sencillez desarmante.
La especialidad de John Cheever es la clase media americana, el vacio existencial en que viven, las apariencias, el materialismo, sobre todo sus temas giran en torno a las familias y el descontento donde pasan olimpicamente unos de otros. Aparentemente viven en esas casas perfectas asistiendo a fiestas y bebiendo como cosacos, pero realmente están más solos y deprimidos que nadie.
Este cuento concretamente es otro de esos relatos esenciales de Cheever dónde le vuelve a dar vueltas a lo mismo porque realmente todo gira en torno a lo mismo con sus variantes, y en este relato se vuelve a abordar el tema de la profunda desesperanza de uno de los componentes de la pareja y como se "evaden" en un intento por escapar del vacio en que viven, en este caso usando las matemáticas y la geometria.
Me encanta un momento cuando Mathilda va a visitar al marido al hospital que define perfectamente estas situaciones familiares que nos esboza Cheever:
"- En casa todo va estupendamente - dijo ella. -Nadie parece echarte de menos".
La verdad es que sintonizo mucho con el estilo de John Cheever, muy irónico a veces pero muy sencillo también, y desde luego no es nada sentimentaloide, todo lo contrario aunque si que trata a sus personajes con ternura sin erigirse en juez a la hora de describirlos; en apenas una frase te está hablando de toda una situación familiar, con personajes secundarios que se cuelan en el relato de paso y ya sabes como viven solo por cómo te los describe con una sencillez desarmante.
25. El Nadador
Uno de esos relatos que en cuánto le echas el guante y empiezas a leer, tienes la certeza de que es algo grande por como fluye la prosa de Cheever, por como es capaz de meterte en el personaje de Ned. Ned es un tipo que tiene un gran concepto de si mismo, se cree importante pero a medida que el relato avanza ya notas que algo falla, que la forma en que él se ve a si mismo, no es precisamente como le ven los demás.
Lo realmente grande de este cuento es que Cheever no te lo cuenta todo, eres tu como lector quién tiene que ir completando algunas lagunas, y ahí reside la complicidad que casi siempre consigue crear Cheever con quién le está leyendo porque la mejor forma de que un autor te involucre con él, es cuando no te lo da todo masticado sino que participas activamente en la historia imaginando también. A medida que el relato va avanzando, vas viendo a Ned cada vez más como un ser patético, humillado, un hombre incapaz de enfrentarse a su caída a los infiernos y para ello usa la piscina, al igual que en otro cuento, Cheever usaba el refugio antiatómico como simbolo de prosperidad y de estatus social. Una maravilla.
"Ned se acercó al bar y pidió un whisky. El barman se lo sirvió, pero de forma descortés. El mundo de Ned era un mundo en el que los camareros estaban al tanto de los matices sociales, y verse desairado por un barman a media jornada significaba haber perdido puntos en la escala social".
Lo realmente grande de este cuento es que Cheever no te lo cuenta todo, eres tu como lector quién tiene que ir completando algunas lagunas, y ahí reside la complicidad que casi siempre consigue crear Cheever con quién le está leyendo porque la mejor forma de que un autor te involucre con él, es cuando no te lo da todo masticado sino que participas activamente en la historia imaginando también. A medida que el relato va avanzando, vas viendo a Ned cada vez más como un ser patético, humillado, un hombre incapaz de enfrentarse a su caída a los infiernos y para ello usa la piscina, al igual que en otro cuento, Cheever usaba el refugio antiatómico como simbolo de prosperidad y de estatus social. Una maravilla.
"Ned se acercó al bar y pidió un whisky. El barman se lo sirvió, pero de forma descortés. El mundo de Ned era un mundo en el que los camareros estaban al tanto de los matices sociales, y verse desairado por un barman a media jornada significaba haber perdido puntos en la escala social".
26. El Mundo De Las Manzanas
Otro cuento donde el protagonista está instalado en Italia, en este caso se trata de Ada Bascomb, un laureado poeta, obsesionado con ganar el premio Nobel. Es de las pocas veces que le he leido a Cheever hacer una alusión más o menos directa a la homosexualidad, el protagonista parece que vive la vida realmente a través de sus sueños, que es quizás cuando puede ser él mismo.
"¿Por qué él -provinciano y famoso por su sencillez- había decidido abandonar Vermont para ir a Italia? ¿Había sido una decisión de su bienamada Amelia, muerta hacia diez años? Ella solía adoptar muchas de las decisiones del matrimonio. Él, hijo de un campesino, ¿era tan ingenuo que creía que la vida en el extranjero podía agregar cierto color a sus severos comienzos? ¿O se trataba sencillamente de una actitud práctica, una evasión de la publicidad que en su propia patria había sido fastidiosa?"
"¿Por qué él -provinciano y famoso por su sencillez- había decidido abandonar Vermont para ir a Italia? ¿Había sido una decisión de su bienamada Amelia, muerta hacia diez años? Ella solía adoptar muchas de las decisiones del matrimonio. Él, hijo de un campesino, ¿era tan ingenuo que creía que la vida en el extranjero podía agregar cierto color a sus severos comienzos? ¿O se trataba sencillamente de una actitud práctica, una evasión de la publicidad que en su propia patria había sido fastidiosa?"
27. Otra Historia
Otro de mis cuentos favoritos, y no es la primera vez que Cheever cuenta la historia de un italiano que una vez llegado a Estados Unidos, le resulta casi incapaz de comprender a los americanos y sus vidas suburbanas y consumistas, en Clementina también lo hacia. En este cuento, Cheever nos sumerge en la historia de Marcantonio Parlapiano (Bubi para los amigos), a quién el narrador conoce en Italia y con quién más tarde se reencuentra con él en Estados Unidos, concretamentee en Bullet Park, donde se va vivir una vez casado con una norteamericana. En este relato tenemos los temas cheeverianos de siempre pero además aderezados con una nota de humor que me lo hizo pasar en grande. Bubi es un personaje delicioso:
"Supongo que lo consideraron afectado, descortés y poco patriótico, pero no podía decirle a Bubi que se callase ni explicarle que en Norteamérica procuramos que las conversaciones matutinas versen sobre banalidades meramente rituales. Mientras mis amigos y vecinos hablaban sobre cortadoras de césped y fertilizantes químicos, Bubi elogiaba la belleza del paisaje, la inmaculada limpieza de las mujeres norteamericanas y el pragmatismo de nuestra política, y comentaba los horrores de una guerra en China".
En este cuento Cheever vuelve a tocar el tema de la mujer hastiada e insatisfecha, tanto en su historia sobre Bubi, como en otra breve historia que relata otro personaje parecido. Esposas que le echan en cara a sus maridos no haber hecho más con sus vidas que ser meras amas de casa cuando podían haber sido alguien importante. La visión que tiene Cheever de estos momentos es algo irónica, porque no deja de ser una justificación por parte de ellas por no haberse atrevido a ser más activas. El caso es que me parece uno de sus cuentos más emparentados con la Betty Draper de Mad Men y con La mística de la feminidad.
"- Las mujeres lloran fácilmente, Bubi- le dije.
- Las europeas, no.
-Pero tu no te has casado con una europea.
-Eso no es todo. La locura viene ahora. Ella llora, y cuando le pregunto por qué, explica que llora porque al convertirse en mi esposa ha sacrificado una gran carrera como cantante de soprano (...)
-Muchas mujeres norteamericanas sienten que al casarse han sacrificado una vida, ".
"Supongo que lo consideraron afectado, descortés y poco patriótico, pero no podía decirle a Bubi que se callase ni explicarle que en Norteamérica procuramos que las conversaciones matutinas versen sobre banalidades meramente rituales. Mientras mis amigos y vecinos hablaban sobre cortadoras de césped y fertilizantes químicos, Bubi elogiaba la belleza del paisaje, la inmaculada limpieza de las mujeres norteamericanas y el pragmatismo de nuestra política, y comentaba los horrores de una guerra en China".
En este cuento Cheever vuelve a tocar el tema de la mujer hastiada e insatisfecha, tanto en su historia sobre Bubi, como en otra breve historia que relata otro personaje parecido. Esposas que le echan en cara a sus maridos no haber hecho más con sus vidas que ser meras amas de casa cuando podían haber sido alguien importante. La visión que tiene Cheever de estos momentos es algo irónica, porque no deja de ser una justificación por parte de ellas por no haberse atrevido a ser más activas. El caso es que me parece uno de sus cuentos más emparentados con la Betty Draper de Mad Men y con La mística de la feminidad.
"- Las mujeres lloran fácilmente, Bubi- le dije.
- Las europeas, no.
-Pero tu no te has casado con una europea.
-Eso no es todo. La locura viene ahora. Ella llora, y cuando le pregunto por qué, explica que llora porque al convertirse en mi esposa ha sacrificado una gran carrera como cantante de soprano (...)
-Muchas mujeres norteamericanas sienten que al casarse han sacrificado una vida, ".
28. Percy:
Es un cuento atípico donde Cheever ahonda en la historia familiar y se detiene a hablar de Percy, una tia indómita y libre que quiso ser pintora. Estupendo.
29. La Cuarta Alarma
Ya había surgido por aquí algún otro cuento sobre el problema del protagonista intentando aceptar la vuelta al trabajo de su mujer, o podríamos decir, la liberación de ella del yugo doméstico. Cheever no es aquí muy dócil con su protagonista y describe a la mujer desde un punto de vista algo despectivo, y para ello la sitúa en una obra de teatro algo pornográfica: su mujer siempre había querido ser actriz. Y aunque el protagonista hace un esfuerzo por ajustarse a ese nuevo entorno de su esposa, al final no deja de ser un intento patético de no ser él mismo.
30. Artemis, El Honrado Cavador De Tumbas
Artemis es una especie de antihéroe americano, es muy ingenuo y como tal como dice el cuento, honesto. Cavando pozos tiene amoríos con esposas aburridas deseosas de que alguien las saque de la montonía, y sin embargo huyendo de alguna de ellas, llega hasta Rusia donde esta vez se enamora de una rusa, que no es lo que parece. Es uno de sus cuentos más largos y de las pocas veces que Cheever sale de Estados Unidos o de Italia.
31. Tres Cuentos
En los cuentos de John Cheever siempre hay dónde rascar, aqui hay tres cuentos cortos que giran en torno a sus temas de siempre, estos tres cuento sin titulo, podrían difuminarse entre sus más populares, pero como he dicho, en cada cuento se puede leer entrelineas, algo donde rascar de la esenecia cheeveriana.
"¿No es cierto que cuando una pareja celebra el décimo o el decimoquinto aniversario de su enlace parecen distar mucho de estar contentos? De hecho parecen víctimas de un engaño".
32. Las Joyas De Los Cabot
Este cuento es el perfecto colofón a esta antologia de relatos porque aquí Cheever hace un repaso al pasado de una familia con sus virtudes y defectos, los privilegios de una clase que vienen a menos, el racismo de algunos de ellos y la cobardía de otros. Los hijos de los Cabot, Molly y Geneva las hijas legítimas, ésta última robando las joyas de la familia y escapando a Egipto, y el hijo bastardo del señor Cabot, que vive al otro lado del rio, con su madre. Es el ocaso de toda una época que se fue diluyendo poco a poco hasta desaparecer.
(Cameo de John Cheever en "El Nadador", al pie de una
piscina y bebiendo una copa)
The Swimmer aka El Nadador, 1968, Frank Perry
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