Cerezos En La Oscuridad, de Higuchi Ichiyo

 

⭐ ⭐⭐⭐

 "Si acaso pudiera irme, me gustaría alejarme ahora mismo hasta la frontera de un país lejano. Ya estoy harta, lo detesto todo. ¿Cómo puedo irme a un lugar sin voces humanas ni ruidos, tranquilo, silencioso, donde me permitan olvidarme de todo y no me obliguen a pensar en nada? ¿Hasta cuándo estaré atada a esta situación insignificante, indigna, absurda, miserable, triste e inquietante? ¿Es esto la vida?"

Higuchi ichiyo que nació y vivió en plena Era Meiji, un momento en la historia de Japón azotado por vientos de cambio y de continuas transformaciones así como de claroscuros que influían directamente en la vida de los japoneses, murió solo con 24 años cuando empezaba a ser reconocida como una escritora en todo el sentido de la palabra. Para informaros sobre la vida de esta autora os recomiendo el magnífico Prólogo de esta edición, donde Carlos Rubio no solo nos sumerge en el contexto histórico sino que además nos ayuda a comprender mejor la obra de esta autora.

Higuchi Ichiyo no tuvo una vida fácil y seguramente esto se refleje en su obra, en sus personajes femeninos luchando por sobrevivir en el día a día, siendo siempre las mujeres las más castigadas… Sin estridencias, la autora cuestiona el papel de la mujer en un Japón eminentmente patriarcal, férreamente cerrado a los cambios que pudiesen significar que la mujer llegara a ser más visible y lo hace en un estilo realista pero muy poético en muchos momentos, con monólogos interiores que podrían ser de personajes de ahora mismo de tan actual que pueda parecer. Es quizá lo que más me ha impresionado de esta escritora, que relatos que fueron escritos entre 1894 y 1896 puedan ser tan de ahora y estar tan a flor de piel a la hora de la piscología de los personajes.

"¿Quién les puso a esas mujeres el nombre de demonios blancos?
[...]
- Pasa, por favor -al oírla, la dulce voz que invita suena como la del faisán que devora serpientes y produce un horrible miedo."

La colección está compuesta por seis relatos todos y cada uno de ellos magníficos por cómo consigue transmitirnos, no solo el espiritú conflictivo de la época, sino la continua lucha de sus personajes principalmente de las mujeres. Higuchi Ichiyo tiene una honestidad que trasciende la época en la que vivió, dotando muchos momentos de estos relatos de una sensibilidad que me emocionaron, por ejemplo:

- En Noches de Plenilunio, una esposa atrapada en un matrimonio infelíz decide abandonar a su marido y refugiarse en su familia, pero la vida es mucho más compleja que esto ya que la superviviencia de su familia depende precisamente de que ella siga casada con ese marido que la hace infeliz. Reconozco que es un relato que me emocionó, sobre todo por ese final realista y totalmente desesperanzador.

"Si se trata de llorar por ser infeliz, llora, llora a mares como esposa de Harada [...] 

Por favor, guarda silencio y sigue viviendo como hasta ahora..."

- En Dejando Atrás La Infancia o también traducido como Crecer, nos narra en varias escenas el triángulo formado por tres adolescentes de las calles, los dos chicos enamorados de Midori cuya hermana se gana la vida en el barrio de Yoshiwara, pero el futuro de los tres está ya marcado; así que este relato narra justo el momento en que los tres personajes perciben que el fin de la inocencia estará marcado precisamente por esa toma de conciencia  de lo que se espera de ellos:

-Aguas Pantanosas se centra en una popular prostituta de Yoshiwara, Riki, que vive entre su amor por un cliente pero que al mismo tiempo se ve acosada por otro cliente, pobre, casado y con un hijo. Hay un momento en que Riki recuerda un incidente de su infancia, que me pareció una absoluta maravilla.

En definitiva, una lectura que ha supuesto toda una revelación para mí porque cada uno de los personajes de esta autora están perfectamente perfilados, son humanos y emocionan. Su estilo depurado entre lo marcadamente realista y ese punto de lirísmo, que es en definitiva el cenit del relato es el de una maestra. Pensar que estos textos los escribió tan joven todavía impacta más. La traducción es de Hiroko Hamada y Virginia Meza, y el magnífico Prólogo como mencioné antes, de Carlos Rubio. Un lujo de edición.

Aunque es lamentable decirte adiós, esto no tiene remedio, es como un sueño

 […] 

Uno va hacia el este, la otra hacia el sur. Las ramas de los sauces penden lánguidamene iluminadas por la luna. Bajo su sombra, se aleja el ruido apagado de unas sandalias de madera lacadas...”

 





 
Nigorie, 1953, Tadashi Imai

 

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