Mi Padre, El Pornógrafo, de Chris Offutt

 


 ⭐⭐⭐⭐

  "El éxito comercial de las novelas pornográficas estadounidenses tocó techo durante los años setenta, coincidiendo con el periodo más prolífico y más activo de mi padre. Solo en 1972 publicó dieciocho novelas. Papá escribió porno de piratas, porno de fantasmas, porno de ciencia ficción, porno de vampiros, porno histórico, porno de viajes en el tiempo, porno de espías, porno de intriga, porno de zombies y porno de la Atlánida. Una novela del oeste inédita abre con sexo en un granero con la participación de un pistolero llamado Sosegado Smith, sin lugar a dudas, el mejor nombre de un personaje creado por papá. A finales de aquella década, papa afirmaba que había incrementado la calidad de la pornografía estadounidense sin ayuda de nadie. Según sus papeles personales, creía que los futuros estudiosos se referirían a él como ´-el rey de la pornografía escrita del siglo XX.”

Cuando comencé estas memorias nunca pensé que me fueran a emocionar, divertir y sorprenderme tanto algunos momentos que nos describe y presenta Chris Offutt porque no solo nos habla de su padre y de la relación que tuvo con él, conflictiva, de continuo tira y afloja, sino que además estas memorias son una oportunidad perfecta para que el autor, su hijo, se desnudara emocionalmente en muchos aspectos y se enfrentara a esos demonios que llevaba toda una vida intentando expulsar:  en Mi Padre El Pornógrafo, no solo conoceremos a Andrew Offutt, sino que también llegaremos a conocer más a Chris Offutt.

"La mayoría de los estadounidenses se criaban en ciudades y suburbios, y le tenían miedo al bosque. Las películas de terror explotaban ese miedo: una persona sola en el bosque, los sonidos de animales nocturnos que no se conocen, el simple pánico a perderse de noche. Mi infancia fue todo lo contrario. La casa me daba miedo, pero el bosque era una fuente de soledad y paz. Vagando por el bosque a solas, aprendí a ver..."

Cuando su padre muere, Chris Offutt de alguna forma hereda y se hace responsable de la obra de su padre, 800 kgs de una obra pornográfica y de ciencia ficción además de cartas y ensayos, porque a eso es a lo que se había estado dedicando Andrew Offutt durante décadas, a escribir porno como un poseso, con la colaboración de su sumisa esposa que la ayudaba a mecanografiar sus escritos. En un hogar donde el padre estaba prácticamente desaparecido recluido en su despacho escribiendo, un lugar sagrado al que nadie se le estaba permitido entrar, Chris Offut y sus tres hermanos aprendieron todo un código de conducta para no molestarle, motivo por el cual, Chris Offutt se liberaba deambulando por los bosques de Kentucky. Durante estas memorias hay momentos a flor de piel cuando el autor cuenta escenas familiares, en un hogar donde sus padres estaban prácticamente ausentes y él como mayor de sus hermanos ya había adquirido la responsabilidad de tener que cuidarles durante largas temporadas en las que sus padres asistían a Convenciones.

Para ahorrar dinero mis padres dejaron de contratar a gente que se quedara con nosotros. A los doce años me dejaban al mando cada vez que iban a congresos. Mi hermano tenía nueve años, y mis hermanas, ocho y siete. Las instrucciones eran sencillas: dar de comer al perro, no correr dentro de casa y sobre todo, no decir a nadie que mamá y papá no estaban. Por la noche, preparaba la cena y acostaba a mis hermanos asegurándoles que todo iba bien. Cuando se quedaban dormidos, me sentaba a solas en la casa y me inquietaba. Tenía miedo de que mis padres no regresaran nunca. Me preocupaba como ibamos a conseguir comida y que sucedería si la electricidad se iba durante una tormenta. Me asustaba perder a mis hermanos, ser incapaz de cuidar de ellos.”

Chris Offut imagino que debía saber que para los lectores iba a ser difícil empatizar con Andrew Offutt, no solo por su personalidad egocéntrica y cruel en muchos aspectos, y porque se hacía patente que en sus escritos las mujeres no salían muy bien paradas, y sin embargo, se las arregla de maravilla para entenderle en la medida de sus posibilidades y para que el lector no acabara odiando al pornógrafo, todo lo contrario. El retrato que hace el  hijo de su padre, ambos escritores, con todo lo que esto conlleva, convierten estas memorias en algo mucho más complejo de lo que parece a simple vista porque a través de su padre, es hoy Chris Offutt quién es. Andrew Offutt fue una personalidad muy compleja y sin embargo, su hijo consigue que podamos acercarnos a él y respetarle. Maravilla. La traducción es de Ce Santiago.

"A pesar de mi repulsión, sentía una compasión horrorizada por cualquiera que viviera con semejante imaginería como actividad diaria. Que se tratara de mi propio padre lo empeoraba. No coleccionaba aquellos libros: los hacía. Allí estaba el libro que llevaba dentro a todas horas, lleno de dolor y sufrimiento. Yo no tenía ni idea de lo desgraciado que había sido en realidad." 

 

 

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