Mi primo, Mi Gastroenterólogo, de Mark Leyner
⭐⭐⭐⭐
"Mientras plancho unos pantalones de tenis dicto un haiku en el magnetófono y después salgo pitando para arreglar un desagüe atascado en el lavabo del baño y luego hago tres minutos de puching ball antes de hacer el origami de una mantis religiosa y después leo un artículo en la revista High Fidelity mientras remuevo el coq au vin. ¡Estos supositorios de mezedrina son fantásticos! Doy vueltas por todo el apartamento como un derviche revolucionado, terminando cosas que he postergado durante meses, limpiando las persianas venecianas, quitando la escarcha del congelador, traduciendo El Anillo de los Nibelungos al inglés criollo, ensamblando la maqueta de un portaaviones para mi hijo. Le escribo a mi congresista, hago flexiones, cambio una bombilla mientras me paso el hilo dental por los dientes y alimento a mi pez con una mano, punteo mi talonario de cheques con la otra y rasco el sedoso estómago de mi galgo ruso con el dedo gordo del pie."
17 relatos disparatados donde Mark Leyner se despacha a gusto carcajeándose de este mundo mediatico y casi sin sentido en el que vivimos, y digo casi sin sentido porque cuando lees una obra como ésta, de repente se dispara un flash y algo cobra sentido, hubo momentos en que se me escapaba alguna carcajada: bajo la aparente capa de exagerado desparpajo, he reconocido escenas de mi día a día.
"Yo acababa de ser despedido de McDonald's por negarme a llevar falda escocesa durante la semana de lanzamiento de los nuevos sandwiches McHaggis. (El Haggis es un plato tradicional escocés que consiste en el corazón, el hígado y los pulmones de una oveja picados con sebo, cebolla, avena y condimentos y hervidos en el estómago del animal."
Los relatos conforman una especie de monólogo, poemas o viñetas en torno a este mundo de locos en el que estamos sumergidos y algunos de los títulos de los capítulos son arrebatadoramente atractivos como
“yo era un punto infinitamente denso y caliente”,
“la provocación de un pelo suelto en un peinado por lo demás perfecto”,
“en el reino del aburrimiento llevo pantalones de chandal azules”…
... y una vez introducidos por estos titulos irresistibles, Mark Leyner embarca al lector en una sucesión de anécdotas bizarrísimas algunas, alucinanemtente agudas otras, y por supuesto, la mayoría de ellas, muy divertidas en un sentido casi iconoclasta. Leyner tiene un talento especial para inventar/crear/elegir palabras en una verborrea que puede dejar al lector noqueado, pero llegado un punto, aprendes a leer entre lineas, con lo cual la diversión es doble.
"Le informé
de que me había alistado en la Academia Militar Wilford de
Belleza.
El espiritú, el orgullo, la disciplina que adquirí
durante los rigores de la Academia permanecerían conmigo el resto de
mi vida. Nunca olvidaría los Cuatro Principios Cardinales: Trabajo
en Equipo; Actitud Positiva, Pelo Suelto y Ondulado, Ni Aplastado ni
Recogido; y Pelo Limpio, Brillante y Bien Nutrido."
Leyner usa su erudición en un sentido irónico, diría yo, y como es ya habitual en la mayoría de los autores posmodernistas a los que he leído, el despliegue de energia continua, de cambio de estilo narrativo y de referencias puede llegar aturdir al lector y que llegado un momento se pregunte ¿qué estoy leyendo????, pero es imposible explicar lo que ocurre en estos relatos sino que que lo mejor es vivir la experiencia y lanzarse a ellos. Una genialidad que además es muy divertida. La traducción es de José Luís Amores.
“El capó de mi Hyundai está moteado del rocío de la mañana.
Una manga diagonal de chocolate cruza mi parabrisas como resultado de
un donut arrojado malintencionadamente desde un puente. Una sucesión
de rinoplastias me han dejado con poco más que un trozo de prepucio
esquelético en mitad de la cara.”
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