Santuario, de William Faulkner

 



⭐⭐⭐⭐⭐

♫♫ ♫  Cicada Howl, Cemeteries  ♫♫ ♫


"-Las mujeres no tenemos la culpa. Los hombres se empeñan en no vernos tal como somos. Nos obligan a ser de una manera y luego esperan que seamos diferentes. Esperan que no miremos nunca a otro hombre mientras ellos van y vienen cuando les apetece."


Es complicado abordar una reseña de una novela de Faulkner cuando ya dije prácticamente todo, sobre todo el año pasado, cuando me leí cinco de sus novelas y entiendo que ahí ya lo volqué todo. Sin embargo, en Santuario, me encuentro con un Faulkner un tanto diferente en el sentido de que el flujo de conciencia prácticamente brilla por su ausencia, y porque Faulkner la concibió como una especie de novela negra, una herramienta más accesible para el lector de la época, y así poder pagar las facturas. Parece ser que en un principio Faulkner no la tenía en muy alta estima, pero no sé, a mi me ha parecido una novela magnifíca e incluso habiéndola abordado como una novela negra con gángsters, contrabandistas y mujeres al borde del abismo, y así todo, es puro Faulkner. Y aquí lo vuelve a hacer porque Faulkner no nos prepara para lo que nos va mostrando, deja muchísimos detalles en off y el lector puede encontrarse un poco a la deriva sin encontrar las respuestas a ciertas situaciones o personajes por las que Faulkner ha pasado sin explicar nada; llegado un punto, las respuestas pueden estar más adelante o no, personajes como el de la pequeña Belle que dejan un poso de turbación porque no sabremos nada de ella aunque lo intuyamos, o incluso algún asesinato que el lector puede pensar que lo ha soñado, porque realmente no se cuenta, pero el lector intuye que algo ha pasado… pero ¿qué??? El propio lector tendrá que estar muy atento para ir conectando hechos y escenas, personajes y situaciones...


"-Nadie le ha pedido que venga. A nadie le importa si tiene usted miedo o deja de tenerlo. Y además no tiene usted agallas para estar realmente asustada, como tampoco las tiene para enamorarse."


Podríamos decir que la novela está claramente dividida en dos partes diferenciadas:

Por una parte tenemos a Temple Drake, una joven de diecisiete años que una noche en que se escapa de la universidad con su amigo Gowan Stevens, acaban en Old Frenchman´s Place en busca de alcohol, no nos olvidemos que estamos en la época de la Ley Seca. Gowan, completamente borracho, destroza el coche y ambos se ven obligados a quedarse en esta vieja casa ocupada por contrabandistas y gángsters, que en plena Prohibición, se esconden de la ley. Aunque Temple desde un primer momento está asustada por el ambiente que se respira allí, en ningún momento hace nada por huir, la ambigüedad de Temple entre ese miedo al peligro y por otra parte, una especie de atracción por lo prohibido, es quizá uno de los puntos clave en esta novela. Faulkner construye una atmósfera claustrofóbica, densa e inquietante en esta primera parte, porque a medida que el círculo se estrecha y Temple se ve cada vez más amenazada por una cierta tensión sexual que fluye en el ambiente desde su llegada, el hecho de que Faulkner deje muchas escenas casi inconclusas, puede convertir algunas escenas en autenticos puzzles a resolver. En esta primera sección hay muchos momentos atmosféricos que tanscurren en la oscuridad como cuando alguien enciende una cerilla como una especie de código secreto, o cuando Temple completamente sola se sabe acechada pero es incapaz de ver a nadie…


"Mientras el día moría lentamente dentro de la habitación, permaneció sentada fumando cigarrillo tras cigarrillo, atenta a todos los ruidos que procedían de la escalera."

[...]

"-Pensé que pudiera ser una rata cuando los oí por primera vez, pero en una habitación q oscuras se siente a las personas: ¿Lo sabía? No hace falta verlas."


En la segunda parte, hay un cambio de escenario que transcurre prácticamente en su totalidad en Memphis y en Jefferson, y aquí aunque seguiremos acompañando a Temple, se podría decir que el protagonista lo será Horace Benbow, un abogado que le seguirá la pista a Temple hasta dar con ella.


"¿Pero no comprende que quizá un hombre puede hacer algo únicamente porque sabe que está bien, porque la armonía de las cosas exige que se haga?"


Así que sí se puede decir que Faulkner ha construido una novela negra con un argumento prototípico del género donde una jovencita que desaparece, es prácticamente secuestrada y confinada en un ambiente donde la violencia campa a sus anchas, para más tarde intentar ser encontrada por un adalid de la justicia, Horace Benbow. Pero a pesar de esta fórmula prototípica, esta es una novela de William Faulkner y lo que en un principio parece previsible, no lo será en ningún momento porque aquí la frontera entre el bien y el mal se difumina, nadie es completamente inocente ni completamente culpable. Todos los personajes están de alguna forma atrapados, sobre todo ellas, y todavía sigo sin entender esa misoginia con que se ataca a Faulkner a veces porque esta novela me ha parecido eminentemente femenina, con tres mujeres que tienen una fuerza rabiosa.


"...e incluso Temple, a pesar de su ignorancia, se sintió sumergida en fantasmal promiscuidad con la ropa interior, con los discretos susurros de los cuerpos ajados, tan inexpugnables como frecuentemente sitiados, que ocultaban las puertas silenciosas que iba dejando a sus espaldas."


Por una parte, el personaje de Ruby Lamar, fuerte y zarandeada por los vientos, sobre todo masculinos. Los momentos en los que Ruby narra parte de su vida, son casi lo mejor de la novela:


"-He vivido como una esclava por ese hombre. -musitó la mujer. Era como si estuviera repitiendo una receta para hacer pan-. Trabajaba de camarera en un turno de noche para poder ir a verlo a la cárcel los domingos. Viví dos años en una habitación, cocinando en un mechero de gas, porque se lo había prometido. Le mentí y gané dinero para sacarlo de la cárcel, y cuando le expliqué cómo lo había ganado me dio una paliza."


Reba Rivers, la madame del prostíbulo:

-Cualquier persona de Memphis te dirá quién es Reba Rivers. Pregunta a cualquiera que te encuentres por la calle, tanto si es policia como si no. todos conocen a Reba Rivers. Se gastaban aquí el dinero a manos llenas, ya lo creo que sí. Todos me conocen. Nunca he engañado a nadie, corazón -Miss Reba bebió cerveza, respirando pesadamente dentro de la jarra, perdida la otra mano, enjoyada con diamantes amarillos tan trandes como guijos, entre las exuberantes ondulaciones de su pecho.”


Y finalmente el personaje de Temple Drake, que cuando acaba la novela tiene ya dieciocho años y ya no es la misma que era al principio. Hay varios momentos magistrales donde Faulkner incide en el hecho de que aunque podamos recuperarnos de ciertos traumas, estos dejan secuelas. Temple, que durante un momento dado parece una muerta en vida debido a la violencia que se ejerce sobre ella, también es cierto que llegado un momento, decide dejar de sacrificarse y sacrifica a otros en el camino. Se ha convertido en una mujer dura. Su evolución a lo largo de la novela es fascinante.


De piernas largas, brazos delgados y nalgas poco pronunciadas, con una figura infantil pero sin ya niña ni tampoco completamente mujer, Temple se movió con gran rapidez mientras se alisaba las medias y se retorcia para introducirse en su breve y ajustado vestido. Ahora ya me puedo enfrentar a cualquier cosa, pensó calmosamente, con una especie de embotado asombro; puedo enfrentarme a lo que sea.“


Santuario es una novela violenta pero es una violencia que está en el aire (el pasaje donde Faulkner nos narra el pasado del psicópataa Popeye, podría ser una novela de hoy en día), quizás más en la imaginación del lector que en el propio texto. A medida que va avanzando, el autor va resolviendo conflictos y dando datos, pero es cierto que otros se van quedando solapados, y el lector tiene la esperanza de que quizá se puedan resolver en ¿otra de sus novelas?, y ya que en el universo de Faulkner todo está conectado, quizás nos quede la esperanza de encontrarnos de nuevo y en otra novela con la pequeña Belle y el extraño influjo que ejerce sobre Horace o incluso querríamos saber más sobre el pasado de Reba Rivers, o cómo siguió siendo la vida de Ruby Lamar. Santuario es una novela totalmente desesperanzada donde ningún personaje es vencedor en nada, incluso se podría decir que a mí me ha parecido su novela más oscura. La justicia brilla por su ausencia, aunque una cierta justicia poética puede que se vislumbre en una ligera ráfaga lejana. Inmenso como siempre, Faulkner. 

La novela que es de 1931 fue enseguida adaptada el cine, en 1933, en pura era precode cuando el cine era el más fresco y libre en la historia del cine americano.

La traducción es de José Luís Lopez Muñoz.


 "-Lo curioso es que yo no respiraba. Llevaba mucho tiempo sin respirar. Así que creí que estaba muerta e hice otra cosa muy curiosa: verme a mí misma dentro de un ataúd. Quedaba muy bien toda vestida de blanco, ya sabe. Llevaba un velo como de novia y estaba llorando porque estaba muerta o por mi aspecto enternecedor o algo por el estilo." 

 
















The Story of Temple Drake, 1933, Stephen Roberts

 

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