Despertar, de Gaito Gazdánov

 


 

⭐ ⭐⭐⭐⭐

♫♫ ♫  Love, Ekkstacy    ♫♫ ♫

 

Ahora había surgido una nueva pregunta: ¿qué podría conectarlo con esta mujer desconocida?


Leyendo la biografía de Gaito Gazdanov (casi una novela de aventuras), nunca hubiera dicho que una obra como “Despertar” pudiese provenir de su pluma no porque crea ni por lo más remoto que este autor fuese incapaz de tal sensiblidad sino porque ya digo que leyendo su biografía me hubiera esperado una obra más llamativa en cuánto a movimiento porque Despertar es justo lo contrario, en el sentido de que es casi una novela silenciosa por lo pudorosa e íntima a la hora de mostrar los sentimientos de sus dos narradores. Gazdánov exiliado ruso y ex veterano del Ejército Blanco, que antes de afincarse en Francia salió por patas de Rusia huyendo de los bolcheviques, huyó a Turquía y Constantinopla, y fue allí precisamente donde escribiría su primer cuento. Cuando llegó a París en 1923 realizó múltiples trabajos hasta que se sumergió en la noche parísina trabajando como taxista de donde sacó material para la mayoría de sus historias. Gazdánov no solo se rodeó de escritores exiliados sino que gracias a su trabajo conoció a prostitutas, policias, estafadores, vagabundos… un sinfin de personajes que le ayudarían a elaborar la mayor parte de su obra. Y sin embargo, “Despertar” no tiene nada de estos elementos sino que es ante todo una novela donde sus dos personajes centrales  tienen la necesidad conocerse a sí mismos, la identidad que en un principio aparece emborronada por factores externos poco a poco se va asentando en un texto conmovedor por lo que podemos distinguir de nosotros mismos, y a la postre Despertar ilustra casi como ninguna otra novela, el hecho de que incluso las personas invisibles frente a la galería, tienen su propia historia.


Siempre envidiaba a aquellos que sabían a ciencia cierta, o creían que sabían cómo vivir y qué pensar. Había mucha gente así. La mayoría de los que había conocido en su vida o bien no se hacían ninguna pregunta, o no trataban de comprender el verdadero significado de lo que veían o sentían, o cualquier duda les era ajena y tenían respuestas preparadas para todo.”


Despertar es el perfecto ejemplo, del material que un autor inmenso puede sacar de una historia aparentemente anodina. El encuentro casual con un amigo, François, lleva a Pierre Fauré al sur de Francia para pasar unas vacaciones con él y su familia poco después del final de la Segunda Guerra Mundial. Desde la muerte de su madre, a quien cuidó hasta su muerte, Pierre vive solo, en una vida vacía, sólo organizada por su trabajo como contable al que no encuentra mucho sentido. De camino a la casa de su amigo, atraviesan un bosque espeso, un bosque que volverá a surgir una y otra vez durante sus vacaciones, en una especie de metáfora de ese mundo desconocido al que Pierre nunca ha sido capaz de adentrarse. La calma, el silencio, los olores de ese nuevo mundo, le harán abrirse a un mundo nuevo y a empezar a correr riesgos. Poco después de llegar e instalado en su habitación, el sonido de la lluvia le hará quedarse dormido. Sin embargo, en medio de la neblina del sueño, se despierta porque se sabe observado en sueños. Es Marie, una mujer que vive en una especie de cabaña en el bosque a la que nadie ha oido nunca hablar, y es elusiva y esquiva.


-¿Cuál es ese camino? -dijo Pierre. ¿Qué sabemos sobre este camino? Puedes llamarlo un despertar o un regreso a la vida. Pero no sabes qué es la vida en su mente, qué significa para ella. Nadie lo sabe, ¿entiendes?”


No voy a revelar más del argumento de esta novela porque estoy convencida de que el milagro está precisamente en esta parte a raíz de la aparición de Marie, que se convierte en el segundo personaje de la novela e incluso en la narradora de la segunda mitad. Pero lo que más me ha maravillado es cómo construye Gazdánov esta novela casi minimalista y cómo muestra las emociones de dos personas perdidas en todo el sentido de la palabra: hace un retrato psicológico bestial de Pierre Fauré, un hombre normal y corriente que crea un vínculo con una mujer que a priori no tenia esperanza de reforzarse, esos vínculos que crean las personas casi de la nada y que perdurarán. A raiz del relato de Pierre y de Marie, Gazdánov elabora un ensayo sobre la memoria, la búsqueda de la identidad, la reconciliación con el pasado, temas que este autor aborda con un toque exquisito. La pudorosa sensibilidad de Gaito Gazdánov es un milagro porque crea una historia aparentemente sencilla y a través de su prosa, la convierte en algo muy conmovedor por lo que se detecta entre líneas. Una novela de las que perduran en la memoria.

La traducción es de María García Barris.

 

- Marie….

- Mi nombre es Anne, Pierre. Pero ahora a veces me parece que mi nombre real es el que tú pronuncias.”

 

 

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