How to quiet a vampire, de Borislav Pekic

 


 

 ⭐ ⭐⭐⭐⭐

♫♫ ♫   Fade Out, Radiohead   ♫♫ ♫

 

"There are memories that will break your heart just as mercilessly as the event they astrally renew. There are those of timid origin, which would never appear if you didn't wish it. And there are those that nothing save a lobotomy can prevent from destroying your life."


El título de esta novela  se podría traducir quizás por Como hacer callar y/o sosegar a un vampiro, no sé bien, y realmente tampoco puedo decir quién o qué es el vampiro de esta novela, pero es un titulo muy sugerente si tenemos en cuenta el contexto en el que se desarrolla esta historia, el totalitarismo alemán, aunque también tengo que confesar que ha sido una de los libros más difíciles a los que me enfrentado pero no por eso lo he disfrutado menos, todo lo contrario, ha sido un texto que me ha abierto la mente a cuestiones que ya habían salido a relucir en mis últimas lecturas. No entiendo bien tampoco como Borislav Pekic es un autor tan desconocido aquí en España, e incluso diría que en inglés, y cómo todavía nadie ha traducido esta novela soberbia que expone cuestiones que siguen vigentes incluso hoy en día.


"We belong to a fine, noble class of men who care for their souls, develop, refine and polish them, but when they leave for the office in the morning they dismantle them and lock them in their house safes along with letters from their dear mothers and their secret diaries. So they won't get dirty at work.
Thus, we have souls, pure and primally transparent, but we don't mix them up with our work."


How to quiet a vampire es una novela profundamente inquietante y perturbadora pero al mismo tiempo en muchos momentos divertida en forma de toques de humor negro y retorcido que convierten su lectura en una especie de juego para el lector en el sentido de que el autor enfrenta al lector a ciertos juegos “filosóficos” relacionados con la historia. También se podría decir que en esta novela se narra el descenso a la locura de un hombre a quién supuestamente la culpa corroe después de años y que de alguna forma a través de las cartas que escribe, 25 en total, intenta justificar unos actos acontecidos durante la época en que fue oficial de la Gestapo.


"- For you I wasn't Adam Trpkovic, but one of your numerous moral dilemas. You wanted to save me at any price. The tragedy was that you wanted to do so because of yourself and your idea of yourself, and no because of me. I was a statistical necessity for you, but no at all a human one. I was only an episode that would raise the curve of your morality one more exponential degree.""


Borislav Pekic lleva al lector a mimetizarse con la mente de Konrad Rutkowski, profesor de historia medieval y ex oficial de la Gestapo que en los años 60 visita con su esposa el escenario de sus crímenes de guerra, un pueblo en la costa mediterránea de la ex Yugoslavia. De esta forma, cuando Konrad llega a esta ciudad se confunde el presente con el pasado al revivir cómo dos décadas antes también llegó a la ciudad con un destacamento de la Gestapo. Konrad recuerda un hecho relacionado con Adam Trpkovi, un prisionero al que interrogó y que posteriormente murió pero al mismo tiempo se centra sobre todo en describir a Heinrich Steinbrecher, su superior al mando, quizás uno de los personajes claves de esta novela y al mismo tiempo el catalizador que hará enfrentar a Rutkowski con un dilema moral y ético  continuo: Steinbrecher tiene una fe ciega en el estado policial, y es un controlador y manipulador dialéctico nato:"There's no doubt that we're only the products of our environments, and that the difference between a cannibal and a humanist lies in the kind of training." . Es él quien conduce la novela hacia la genialidad, ya que utiliza técnicas y argumentos filosóficos wittgensteinianos para confundir y atrapar a sus víctimas. Los discursos de Steinbrecher profundizan en el funcionamiento interno de este estado policial teorizando sobre la tortura y el interrogatorio, un tema que le fascina y que pone en práctica con Adam Trpkvoi, que será el conejillo de indias a través del cual mostrará a Rutkowski estas teorias suyas. Por ejemplo: El foco de la culpa de Konrad es el destino de Adam Trpkvoi, a quien quería liberar. Sin embargo, se le negó esta oportunidad porque el prisionero fue arrestado antes de que la Gestapo llegara a la prisión. Este prisionero, por lo tanto, no aparece en sus registros, lo que lo hace inexistente en lo que respecta Steinbrecher, así que se Konrad se encuentra ante la disyuntiva de que no puede liberar a un prisionero que no existe, una especie de truco lógico que sobresale continuamente durante la novela en forma de otros trucos mentales y filosóficos


"- I wasn"t a murderer, and you know that, Trpkovic.
- Maybe. In your soul. Intimately. Privately. For your own consumption."


Konrad cuenta en 25 cartas a su colega y cuñado, Hilmar, los hechos que vivió en esta pequeña localidad yugoslava, aparentemente escandalizado de que se tomara a un prisionero inocente para justificar las teorías de Steinbrecher. Son unas cartas que intentan expiar una culpa que supuestamente lleva a cuestas desde entonces "And, finally, I'm not writing these letters for you, but for myself", pero lo fascinante de esta novela, es lo que se esconde entre lineas en esta primera persona de Konrad Rutkowski… ¿hasta qué punto es inocente en este aparato totalitario? ¿Fue solo un funcionario acatando órdenes??? En estas cartas, el narrador expone sus conflictos en torno a la guerra, la violencia, la manipulación en los interrogatorios hasta que el prisionero llega a confesar…,


"We must provide them with a sensation of the permanence of this situation. Pay attention, Rutkowski. I say permanence, but by no means eternity. Let's not overdo it. Eternity deprives one of hope. The absence of hope tempers people. Our door must be left ajar. This can't be a place that no one ever leaves.
[...]
When one's spirit is broken, the body surrenders, sincerely and without reservation."


La estructura es quizás otro de los detalles interesantes de esta novela porque no se conforma con ser simplemente una novela epistolar, sino que Borislav Pekic autonombrado editor de esta novela, agrega subitulos de obras maestras de la Filosofía, y de esta forma cada carta está directamente relacionada con una de estas obras, 25 en total, Platón, San Agustín, Descartes, Nietzsche, Freud y otros, pero sobre todo los maestros de la filosofía alemana. Esta estructura es especialmente fascinante ya que Konrad es un historiador, con lo cual su visión sale a relucir continuamente justificando ciertas anotaciones. De esta forma, el autor disecciona las mentes de los ingenieros de este sistema totalitario y a Konrad, que aunque en el presente se haya convertido en un intelectual liberal, su pasado afirma justamente lo contrario.


"WITTGENSTEIN: What is imaginable is posible.

STEINBRECHER: As soon as I imagined Fröhlich as a spy, he can be one, because otherwise I would not even be able to imagine him as a spy."


Con How to quiet a vampire, Borislav Pekic crea una novela soberbia y muy compleja que a pesar del tema que toca, convierte al lector en cómplice de una trama en la cual el debate filosófico se mezcla con la capacidad de desenmascarar por ejemplo un personaje como el de Konrad Rutkowski, que a fuerza de justificarse a través de sus cartas va descendiendo a los infiernos, creandose otro debate en sí mismo sobre hasta qué punto fue responsable o no de sus actos. Pekic hace un trabajo bestial creando unos giros intelectuales, filosóficos, y emocionales en torno a este personaje mientras mantiene al lector continuamente como parte activa participando en estos debates y al mismo tiempo sugiere y se pregunta entrelineas si la línea que separa el pensamiento europeo del totalitarismo no es tan clara como habíamos creído. Una obra maestra de 1977 de un autor que ni siquiera ha sido traducido todavía al castellano. ¡Ya nos vale!


"Something strange is happening. As this confession progresses deeper and deeper into the regions of my downfall, instead of becoming more and more open, It seems that I'm more and more prone to inappropiate mimicries."

 

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