Luz y oscuridad, de Natsume Soseki
⭐⭐⭐⭐⭐
♫♫♫ Teach me to forget - The Radio Dept. ♫♫♫
“Pero mira dentro de mí un momento. Yo no soy la persona plácida y sumisa que piensas.”
Esta novela ha estado a punto de volverme loca, loca en el sentido de querer haberla tirado por la ventana en varias ocasiones (esto me ha pasado antes con Pynchon, por ejemplo) sobre todo porque es tan exigente con el lector, tan absorbente en lo que se refiere a la intimidad de sus dos personajes protagonistas, que parecía no avanzar, la mayor parte de ella es un puro flujo de conciencia de dos personajes en continua lucha con ellos mismos y el uno con la otra. Tsuda y Nobuko (O-Nubo) llevan medio año casados y pareciera que llevaran veinte por la la atmósfera de desconfianza e incomunicación entre ellos quizás por esto la exigencia que supone llegar por lo menos a la mitad de la novela para entender. Soseki se toma media novela para elaborar toda una atmósfera en torno a ellos, rodando del flujo de él al de ella intermitentemente, y aunque el lector pueda estar algo perdido, este es el único ritmo que se podía merecer una novela de este nivel, una novela que me ha acabado impactando y que estoy segura no podré olvidar tan fácilmente. El hecho de que Luz y oscuridad fuera además una novela inacabada no suponía tampoco un handicap, porque realmente El Caminante también parecía inacabada en el sentido de que el lector debía acabar completando el futuro de sus personajes y realmente las mejores novelas son aquellas en las que tenemos que ir completando el puzzle, ya que la vida es justo eso, ir completando, pero en este caso es que está inacabada porque Soseki no llegó a tiempo de terminarla así que mientras la leía me preguntaba hasta qué punto merecería la pena llegar al final de este monte Everest no tanto por sus páginas, sino por su impenetrabilidad.
“Finalmente había decidido que si él se mostraba tan distante y se negaba a exponerse tal como era, a ella no le quedaba más remedio que resignarse, pero su actitud, no obstante, producía cierta reverberación, una especie de eco en el espíritu de Tsuda. Daba igual lo lejos que hubieran llegado en su relación, nunca habían sido capaces de tratar directamente en uno con el otro.
Los dos eran reservados y siempre habían sido muy cautos a la hora de abordar los temas más delicados.”
Luz y oscuridad me ha recordado continuamente a la trilogía final de Henry James, unas novelas que me han marcado por cómo se van desvelando desde dentro desde lo más intimo del personaje. En este sentido, Luz y Oscuridad es muy parecida porque hasta la mitad no empieza a verse la luz muy veladamente sobre las intenciones de Soseki, aunque claro, la densidad y la complejidad de una novela como esta es engañosa porque la estructura sobre la que está montada es tan sencilla, y está tan bien controlada por Soseki, que realmente llegado un punto me encontraba preguntándome dónde estaba el truco. Y ahora cuando miro un poco atrás, desde el momento en que la empecé hasta ahora en que ya por fin terminada tengo una perspectiva completa de ella, no puedo por menos que caer rendida ante ella. Agotadora, impenetrable, profundamente conmovedora en muchos momentos a pesar de la frialdad de sus personajes, continuamente escondidos tras sus máscaras, incluso en su vida más doméstica, Luz y oscuridad se va revelando, sí, a paso de tortuga, pero hay un momento, casi a la mitad, que se descubre de alguna forma el motivo de esta incomunicación, y cuando llega este momento, perfectamente planificado por Soseki durante media novela, ya deja de ser una novela agotadora e impenetrable, porque aquí empezamos a entender.… ”La intuición femenina solo funciona cuando se trata de algo que afecta directamente a la interesada. Es el único momento en el que se puede entender más en un segundo que en diez años.”
“Una oscura sospecha ensombreció su ánimo. La imagen de Tsuda en el patio echando aceite en un manojo de cartas antiguas para quemarlas, se le vino a la cabeza. Las empujaba con una vara de bambú para que los pedazos que lograban escapar de la hoguera fueran pasto de las llamas.
Aquello ocurrió un día de principios de otoño, cuando el viento ya enfriaba la piel; un domingo por la mañana. Unos cinco después de terminar su desayuno, bajó las escaleras del estudio con un manojo de cartas atado con un cordón fino y salió al patio desde la cocina, donde le prendió fuego. Cuando ella se acercó para ver que sucedía, el montón ya estaba prácticamente carbonizado y los restos eran apenas visibles.
Un humo espeso,
que no llegaba a transformarse en llama, serpenteaba alrededor de la
vara y ocultaba tanto lo que estaba allí escrito, como el verde
intenso del bambú.
O-Nobu, sumida en el recuerdo de aquello,
permanecía sentada en la mesa del estudio de su marido como una
muñeca rígida, petrificada por la impresión.”
Tsuda, el protagonista de esta historia un oficinista algo enfermizo lleva medio año casado con O-Nobu. Aparentemente su vida en común parece feliz, pero cuando Soseki nos sumerge en la perspectiva de O-Nobu vemos que algo la inquieta y no la deja vivir porque duda de que su marido esté enamorado de ella. El entorno no ayuda, las presiones familiares, sobre todo, no facilitan esta relación y en este aspecto, Soseki incide mucho en el hecho de que el peso de la familia es esencial en la vida social del Japón de aquella época, el hecho de que tengan problemas financieros aumenta esta opresión de la familia. La crisis que atraviesa O-Nobu en la que siente que la incomunicación con su marido es cada vez más infranqueable, se ve aumentada por el hecho de la idealización que tenía ella del amor, o del matrimonio en sí. “Me pregunto si un marido no es como una especie de esponja que solo existe para absorber el afecto de su esposa.” Es una crisis la de O-Nobu que cada día se vuelve más difícil de soportar dado que aquí nada se dice, nada se expresa, los diálogos tienen todos dobles sentidos, la información apenas se desvela, hay ciertos temas que no se pueden tocar, siempre conservando las apariencias.
“De algún modo su relación con Tsuda se parecía a la de dos luchadores de sumo enfrentados e el dohyo. Eran oponentes que a veces llegaban a convertirse en enemigos. A pesar de todo, cuando se trataba de enfrentarse al mundo exterior, O-Nobu sentía que a menos que su marido la apoyase por completo, solo lograría exponer las debilidades de dos personas unidas únicamente como marido y mujer.”
Luz y oscuridad es una novela compleja, sus personajes no nos lo ponen fácil en el sentido de que son impenetrables, reservados, hay que bucear en ellos pero también es verdad que el entorno social los obligaba a conservar las apariencias tanto fuera como dentro de casa “Aparentemente te entregas a ella, pero en el fondo no es así. ¿Me equivoco?” . La novela adquiere un ritmo completamente diferente a partir del segundo tercio en el que llegaremos a penetrar en esa oscuridad en la que parecía vivir Tsuda con sus pusilanimidad, su desconfianza, esa actitud un tanto interesada en la vida: “Yo soy yo, y observo las cosas de la forma más sincera. Tú eres tú, y lo haces como más te conviene Creo que eso es lo que nos separa.” Tsuda, está perdido, y tal como se hacer ver en algún momento, vive en una especie de laberinto del que no sabe salir, y por supuesto el matrimonio con O-Nobu no parecía ser la solución a su oscuridad...
“Escucha bien
lo que te voy a decir. Te lo explicaré. ¿No es tu orgullo simple
vanidad? Dicho de una manera cruda, ¿acaso no te preocupas solo por
las apariencias? Si eliminas esa angustia por lo que los demás
puedan pensar, ¿qué te queda?
Intentas pasar este trago
encerrado en tu silencio, capear el temporal sin moverte, pero en tu
interior te duele lo que pasó. Intenta mirar más allá. Piensas
que, con un solo gesto por tu parte…
El orgullo de Tsuda no salió indemne. De un solo golpe, los dos terminaron deshechos. Aquella rara ave se alejó para no regresar nunca. “
Luz y oscuridad ha adquirido un ritmo rabiosamente enganchante cuando de repente nos encontramos con la palabra Inacabada, casi en medio de una escena. Sin embargo no es un shock, ya sabemos todo lo que necesitamos saber de sus personajes para saber cómo seguirían confluyendo los acontecimientos. Tsuda está en el momento más oscuro de su vida, quizás él sea esa oscuridad del título y sabemos que O-Nobu es la luz… No sé que más decir, me ha dejado fascinada esta novela.
La traducción es de Yoko Ogihara y Fernando Cordobés.
“¿Por qué razón una persona tan tranquila como ella alzó el vuelo de repente a la velocidad de un aeroplano? ¿A qué se debió esa pirueta? “
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