El Gatopardo, de Giuseppe Tomasi di Lampedusa

 

⭐⭐⭐⭐⭐  

♫♫♫ Gordon in the Willows - Patrick Watson · Charlotte Cardin ♫♫♫

 

Apremiado de una parte por el orgullo y el intelectualismo materno, y de la otra por la sensualidad y la tendencia a la improvisación del padre, el pobre príncipe Fabrizio vivía en perpetuo descontento pese al jupiteriano ceño que ostentaba, y lo único que hacía era contemplar la ruina de su clase y de su patrimonio sin emprender actividad alguna ni sentir el menor deseo de hacer algo para remediar la situación.”


Me sumergí en la lectura del Gatopardo casi por casualidad, sin tenerlo planeado, gracias a Rafael Argullol que en su Maldita Perfección” le dedicaba un capítulo a Lampedusa y su libro, y también a Visconti y su película. La pelicula la habia visto más de una vez, quizás por eso nunca me acerqué a la novela, pero el capítulo que Argullol le dedica, “La dama de las estrellas”, establece el análisis de esa escritura transversal de la que es un perfecto ejemplo El Gatopardo: la captación de las sensaciones y la reflexión sobre las ideas, con lo difícil que esto es pero se produce el milagro de la conciliación de ambos conceptos. Todo está relacionado y un un libro me lleva a otro,  Maldita Perfección de Argullol me llevó al Gatopardo, y este me llevó a Lampedusa de Steven Price, donde parece completarse el círculo con una cita de Price refiriéndose a Giuseppe Tomasi di Lampedusa y su amor por los libros: Había aprendido a lo largo de toda una vida de lectura que ninguna palabra podía ser la única palabra y que el arte tenía valor precisamente porque no respondía a nada. Todo lo que podía hacer era plantearse las viejas preguntas, una y otra vez. Lo que Virgilio había temido, Eliot lo había temido. El anhelo de Homero lo había padecido Stendhal. Ningún libro hizo menos necesario a otro." Lampedusa no era un escritor profesional pero si era un ávido lector y quizás por ello sufrió tanto por no ver publicada esta su única novela antes de su muerte. No voy a entrar en los detalles porque son sobradamente conocidos de cómo esta novela fue rechazada por las grandes editoriales italianas porque no era el momento “adecuado”, y sí, Lampedusa debió sufrir porque era muy consciente de lo importante de su novela. Había dejado escritas unas cartas a sus más íntimos rogándoles que no desistieran de seguir intentando que se publicara El Gatopardo, pero estas cartas fueron encontradas entre unos libros de su biblioteca muchos años después. Por suerte, el manuscrito le había llegado a Giorgio Bassani que se emperró en publicarlo en su editorial Feltrinelli en 1958, un año después de su muerte, y gracias a él, ahora tenemos El Gatopardo.


"No somos ciegos, querido padre, solo somos hombres. Vivimos en una realidad cambiante a la que intentamos adaptarnos como se mecen las algas ante el empuje del mar."


En su momento El Gatopardo fue rechazada por Einaudi y Mondadori con la excusa de ser una obra anticuada e inmóvil y que los gustos del público del momento la hubieran tachado de reaccionaria, el caso es que aunque la novela es una representación de la aristocracia siciliana y parece a simple vista una novela histórica, para nada lo es. El gran talento de Lampedusa está precisamente en cómo nos presenta con un distanciamiento contemplativo ese mundo que estaba a punto de extinguirse y a punto de irrumpir una modernidad como elefante en una cacharrería. La novela está construida sobre una base de tres, cuatro, cinco momentos grandiosos, monumentales en los que el principe Fabrizio será el centro, la base siempre presente que contempla su entorno como un espectador que estuviera en una obra de teatro. Él está distanciado de lo que ocurre, medita irónicamente y analiza los cambios que comienzan a producirse precisamente en 1860 con el final de la Italia dividida en pequeños estados y a punto de convertirse en un estado unificado. Es una transición histórica que se vive en casa del principe entre bailes, soirées, conversaciones sobre el exotismo de estos garibaldianos que en un principio no fueron tomados muy en serio, pero es siempre Don Fabrizio que con una visión clarísima del presente a punto de derrumbarse y del futuro inseguro, que con un punto irónico resulta como una figura distanciada de lo que ocurre a su alrededor. Para mi no es tanto una novela histórica como un libro político, universal,  porque esa mirada meditativa del príncipe analizando los acontecimientos, adelantándose a lo que va a ocurrir,  no es tanto un lamento por el fin de una clase dominante sino un análisis sobre las realidades históricas que se van repitiendo: Para que todo siga igual. En el fondo igual: solo una lenta sustitución de clases.” Los nuevos hombres no se diferenciaran de la clase a la que están reemplazando y efectivamente es así, el lector encontrará que Lampedusa y a través de Don Fabrizio establece similitudes entre la monarquía borbónica asentada hasta ahora en Italia con el fascismo, y entre la revolución garibaldiana y la ocupación aliada en la Segunda Guerra Mundial. Y para ello Lampedusa crea una serie de personajes que personifican estas clases sociales marcada por una figura central, la de su sobrino Tancredi, a quién califica como el favorito de sus hijos sin serlo, pero porque reconoce en él a un oportunista capaz de moverse entre otras clases sociales como pez en el agua, tanto en política como en la vida privada. Tancredi se apañará a lo que vaya viniendo, mimetizándose con los nuevos tiempos,.. Pertenezco a una generación infeliz, a caballo entre los viejos tiempos y los nuevos, que no se encuentra a gusto en estos ni en aquellos”. Don Fabrizio el principe de Salina, sabe que su clase está condenada asi que favorecerá e incitará Tancredi para que se deslice fuera de este régimen y entre en el nuevo incluso si tiene que casarse fuera de la hasta ahora endogámica aristocracia siciliana. Don Fabrizio, tomando estas decisiones y asegurando el lugar de su familia en el nuevo orden social casando a su sobrino Tancredi con Angélica, la hija del rico alcalde Don Calógero, sabe que está deshaciendo la férrea tradición aristocrática del antiguo régimen organizando un matrimonio de dos clases sociales diferentes, pero al mismo tiempo es consciente de que hay que adaptarse a los nuevos tiempos porque en el fondo no va a cambiar nada sino que todo será una lenta sustitución de clases, es el mismo Tancredi, su sobrino, quién le hace ver esto, la frase leitmotif de la novela...


"No había podido dejar de comparar aquel asqueroso viaje con su propia vida, que primero había discurrido por llanuras risueñas y luego había escalado abruptas montañas y se había escurrido por gargantas amenazadoras, para desembocar finalmente en un paisaje ondulado e interminable, monótono y desierto como la desesperación.

Despertarse con ese tipo de fantasías era lo peor que podía sucederle a un hombre de mediana edad; y aunque don Fabrizio estuviese seguro de que la actividad diurna acabaría disipándolas, no por ello el sufrimiento que le provocaban era menos intenso, porque sabía por experiencia que dejaban un sedimento de pena en el fondo del alma…"


El Gatopardo es una novela total y lo que más me ha podido fascinar independientemente del retrato que Lampedusa hace del principe Fabrizio, es el retrato de la mentalidad siciliana y de la fractura social, y sobre todo cómo Lampedusa narra el paisaje siciliano, intrínsecamente unido a esta mentalidad siciliana. La novela realmente está basada en la vida del bisabuelo del autor y para escribirla, Lampedusa volvió a visitar en sus últimos años, cuando ya se encontraba muy enfermo, la isla de Lampedusa y ciertos lugares que no había pisado desde niño. En este aspecto es una novela tremenda sobre el fin de un orden y la forma en que está conectada con la propia conciencia de mortalidad del príncipe Fabrizio, que ve en este fin de su régimen casi su propia mortalidad, la convierten en una meditación sobre nosotros como seres humanos, como enfrentamos los cambios, sociales, personales. Existe una inevitabilidad en el discurrir de la historia de la humanidad, y Fabrizio, cansado y en cierta forma con una cierta pereza por los embates de la vida, pronto es consciente de que no puede lidiar con esta inevitalibilidad


"Está violencia del paisaje, está crueldad del clima, está crispación permanente de todo lo que nos rodea, incluso esos monumentos del pasado, magníficos pero incomprensibles, porque no los hemos edificado nosotros, que nos asedian como bellísimos fantasmas mudos; todos estos gobiernos que llegaron con sus armas desde lugares desconocidos para encontrarse con nuestro sentimiento un día, nuestro odio al siguiente  y nuestra incomprensión todo el tiempo, y que solo se expresaron a través de unas obras de arte cuyo contenido se nos escapa y de unos recaudadores de impuestos bien palpables cuyos esfuerzos jamás beneficiaron está tierra; todas estas cosas han influido en nuestro carácter, que sigue estando signado por las fatalidades del mundo exterior, amén de nuestro temperamento tremendamente insular."


La novela comienza con la familia Salina rezando y viviendo en su burbuja de privilegios, pero pronto comienzan los cambios aunque no haya acción, la acción está en el monólogo interior del principe que empieza a digerir todos los cambios a través de conversaciones, miradas, y reglas sociales que hasta ahora comenzaban a saltarse cuando antes de 1860 era impensable. El Gatopardo lo tiene todo para ser una novela perfecta: es la novela sobre una familia, una novela totalmente psicológica, una meditación sobre la historia, la memoria y sobre todo la muerte que viene enlazada al fin de una era. Transpira una enorme melancolía, y viene a ser una novela que analiza como ninguna la experiencia de cómo entrar en la modernidad. "Un hombre de cuarenta y cinco años puede creerse aún joven, hasta que cae en la cuenta de que tiene hijos en edad de amar. De golpe el príncipe sintió que había envejecido…" Una novela absolutamene perfecta en todos los sentidos.

La traducción es de Ricardo Pochtar.


Sucederían muchas cosas, pero todo sería una comedia, una ruidosa, romántica comedia con alguna que otra mancha de sangre en los ridículos disfraces.

 














 
Il Gattopardo, 1963, Luchino Visconti 
 

Comentarios

  1. Nunca me había interesado este libro, a través de tus ojos me parece otra cosa ;)

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  2. Ya ves, a mí tampoco me había llamado nunca pero ahora lo considero un imprescindible. Gracias por pasarte por aquí y leerme, Beau :)

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