La trampa, de Emmanuel Bove
"Sinceramente, no podía afirmar que los alemanes fueran arrogantes. Más bien tenían un aire triste bastante inesperado en unos vencedores, como si fueran conscientes de que no habían vencido a la verdadera Francia, la nuestra, y experimentaran un cierto apuro frente a la población que encarnaba a esa Francia auténtica."
Esta novela de Emmanuel Bove me ha remitido mientras la leía a Sofia Petrovna de Lidia Chukóvskaya en el sentido de que son novelas prácticamente escritas en tiempo real mientras se sucedían los hechos que relatan. En Sofía Petrovna eran las purgas estalinistas en la que Lidia Chukóvskaya construye una novela que escribió prácticamente en secreto en un cuaderno que escondía entre 1937 y 1940; en La Trampa, Bove se dedica a narrar la paranoia en la que se ve sumido un hombre durante la Francia ocupada por los alemanes. Bove escribe esta novela durante esta ocupación, sobre la marcha, en directo, con los acontecimientos frescos sin esa perspectiva que dan los años, sin que la memoria haya causado todavía estragos. Emmanuel Bove estuvo publicando hasta la ocupación alemana, durante guerra fue reclamado e intentó huir a Londres sin llegar a conseguirlo, consiguiendo llegar a Argelia, también ocupada por los alemanes. En Argelia escribió tres novelas entre ellas, La Trampa. Mientras escribo estos datos biográficos descubro que la novela puede ser perfectamente su propia autoficción convertida en novela porque el protagonista de La Trampa, periodista, también pretendió huir a Londres sin conseguirlo, sufrió el terror de una Francia ocupada, el control, el espionaje, y el miedo a ser detenido en cualquier momento. "No había diferencia alguna entre la zona ocupada y la otra. En los dos lados reinaba el egoísmo y el miedo. En definitiva, Yolande tenía razón. La gente vivía anestesiada. La derrota había sido tan brutal que había aniquilado su capacidad de reacción, parecían simplemente agradecidos, no se sabía a quién, de seguir con vida." Así que se puede decir que es una novela que transpira la paranoia del momento, la atmósfera de miedo casi como si hubieran sido narradas en directo. La trampa fue escrita durante la ocupación alemana y fue publicada en abril de 1945, pocos meses antes de la muerte de Bove en Argelia. Es difícil que una novela de este estilo fuera comprendida, porque hurgaba directamente en la llaga de lo que estaba ocurriendo, cuestionando muy directamente el colaboracionismo y además los protagonistas de Bove son reales, nada edulcorados, hombres grises y negativos, con sus luces y sus sombras, así que entiendo porque esta invisibilidad de Bove durante su época. Demasiado real, incómodo a la hora de enfrentar a los franceses con una herida abierta. (Marguerite Duras hizo algo parecido en El Dolor pero desde otra perspectiva, y no sabemos hasta qué punto sus cuadernos fueron escritos en tiempo real, tal como ella contó.)
"Sin embargo, en mitad del caos que invadía la ciudad, en medio de las dificultades generales, entre toda esa gente que en París no solía tratarse, aunque se conociera, no había lugar para la solidaridad. Naturalmente, nadie dejaba de estrechar manos, de hacer esfuerzos para parecer igual de encantado de verse la primera que la décima vez, mantener buenas relaciones en medio de la inmensa catástrofe y de aparentar que la desgracia en vez de dividir, une."
A estas alturas no voy a descubrir a Emmanuel Bove, este es ya el cuarto o quinto libro que leo suyo y me sigue enganchando como el primero, y aunque Bridet, el protagonista, está más cerca que nunca de sus personajes prototípicos, llenos de dudas, de miedos, de una cierta cobardía, de una incapacidad de enfrentar la vida, también es verdad que La Trampa se aleja un poco de las anteriores novelas que leí suyas. Es una especie de novela de terror, de suspense, puramente kafkiana donde esa angustia existencial se hace más patente que nunca, imagino que como consecuencia la guerra y de la ocupación alemana. Bove muestra en La Trampa una Francia tal como lo fue en 1940, con sus luces y sobre todo sus sombras. Un periodo muy oscuro en la historia de Francia en especial porque Bove capta muy bien el colaboracionismo, esa parte de Francia consentidora a la hora de ayudar a los “boches” (como se llamaba despectivamente a los alemanes) a asentarse en un país invadido. Bove narra magistralmente ese pie de calle donde sus habitantes se encontraron huérfanos de la noche a la mañana y comenzó la supervivencia, y mucha de esta supervivencia consistió en colaborar con el enemigo.
“-Los acontecimientos justifican que cambiemos de costumbres. No debemos sorprendernos de nada, hoy en día todo es posible.
Bridet notó que su interlocutor, sin dejar de sonreír, experimentaba una satisfacción malsana al hablarle así. El tiempo de la facilidad, la consideración y las atenciones había quedado atrás. Era como si no hubiera acabado de comprender el sentido profundo de la derrota, como si hubiera seguido imaginándose ingenuamente que las cosas podían continuar igual que en una época normal."
Tras la derrota del ejército francés en 1940, Joseph Bridet, periodista, se niega a aceptar la ocupación alemana e intenta huir a Londres donde se encuentra exiliado el general De Gaulle. Aquí empieza una pesadilla kafkiana para Bridet porque en un intento por conseguir un salvoconducto que le permita llegar a Inglaterra, traba contacto con algunos amigos que ahora ocupan altos cargos en el régimen de Vichy. "Al salir a la noche sintió miedo. Ya era duro ser conducido en pleno día de un despacho a otro, tener que aguantar esperas y soportar interrogatorios, pero por la noche, cuando toda actividad queda suspendida, la cosa era infinitamente más amenazadora." La pesadilla comienza cuando toma conciencia de que las cosas han cambiado, los amigos ya no son amigos, todos desconfían, el espionaje campa a sus anchas, la burocracia es un gran elefante que devora a los seres humanos y mientras espera, sueña con huir, pero no nos olvidemos que Bridet es un personaje eminentemente boviano, es inseguro, cobarde, torpe, un poco deshonesto cuando se trata de conseguir lo que quiere con alguna mentirijilla y cuando debería haberse quitado el pijama y las zapatillas para vestirse y salir huyendo, decidió dejárselas y esperar que la solución viniera del cielo
"Es increíble lo.poco que hace falta para paralizarnos, cuando nos cogen desprevenidos. Necesitamos demasiado tiempo para comprender que nuestra vida está en peligro y, solo cuando ya estamos perdidos, nos arrepentimos amargamente de la oportunidad que dejamos pasar. Habría sido tan fácil huir, y sin embargo, no lo hicimos. Nos dejamos atrapar por unas zapatillas. Y hoy, que estaríamos dispuestos a atravesar Francia descalzos, ya es demasiado tarde."
La trampa es una obra totalmente realista que funciona en dos niveles: por una parte tenemos el yo interior de Bridet, continuamente dialogando consigo mismo, dudando, creando una tensión en el lector que casi la convierten en una novela de suspense o de terror, y al mismo tiempo hay un segundo nivel, o una segunda capa, que será la del contextó histórico de la ocupación alemana en una Francia dividida, una división que siente el mismo Bridet en carne propia porque su necesidad de supervivencia le hará querer confiar en que los colaboracionistas le podrían echar una mano pero es un sistema que le hará sentirse cada vez más atrapado. El temperamento inseguro de Bridet le convertirá en su propio enemigo y el estilo de Emannuel Bove es una delicia, tan directo y transparente, con sus frases breves, con ese sentido del humor tan sutil en una escena, por ejemplo, dramática, que ya he comentado por ahí en otras reseñas, que no entiendo cómo hace lo complejo tan fácil.
"Esto empieza a parecer grotesco, pensaba. No haber encontrado después de tres meses, la manera de largarme... puede resultar hasta peligroso. Terminarían por sospechar que quería irse. A fuerza de pedir sin conseguir nada, acaba uno dando la idea de que nunca tendrá éxito, de que pertenece a esa categoría un poco ridícula de hombres cuyos deseos son excesivos para sus posibilidades."
La trampa es una historia perturbadora porque nos enfrenta a la esencia del ser humano cuando toca fondo, cuando su entorno se derrumba ¿dónde agarrarse? La propia insignificancia de Bridet, sus dudas y su miedo acérrimo a enfrentarse, continuamente conformándose y esperando tiempos mejores, es lo que de verdad da dimensión a esta novela porque realmente Emmanuel Bove está narrando las consecuencias que un presente y un futuro incierto ejercen en el ser humano. Los personajes de Bove no son héroes, son víctimas de un mundo que no consiguen controlar. Alienación, soledad, dudas, angustia existencia que te aplasta, la condición humana eternamente errrante, impotente y solitaria. No hay autor más objetivo que Bove, ni autor que capte tan bien lo que es el ser humano paralizado por la falta de decisión o por la mala suerte, pero tal como comenté en anteriores crónicas sobre este autor, quizás esta mala suerte sea consecuencia de esa cobardía a la hora de enfrentarse a la vida y de un cierto complejo de inferioridad, siempre presentes en los personajes de Bove. La vida misma. Kafkiana por los cuatro costados y además obra maestra.
La traducción es de Salvador Pernas Riaño.
“- Te voy a decir una cosa y espero que no te lo tomes a mal. Eres absolutamente grotesco. Eres de esa gente que imagina que en cualquier momento los van a detener. No han hecho nada pero van por la calle pegados a las paredes. Quieren hacerse los interesantes. Nadie los conoce, nadie se preocupa por ellos, pero siguen escondiéndose y poniendo caras raras. Que un hombre inteligente como tú haya ido a caer en eso es una desgracia.”
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