Estado Del Malestar de Nina Lykke

 


 ⭐⭐⭐

 "Desde lejos, todas las personas parecen normales y corrientes. Simples e inofensivas, y sin segundas intenciones. Pero cuando nos acercamos un poco más, la imagen empieza a cambiar. Hasta ahora no he conocido a nadie que pueda considerarse normal. Nunca he conocido a personas corrientes, criaturas simples, personas promedio, personas formato A4 (...), no existen las criaturas simples".

Esta novela que ha vendido miles de ejemplares en su país y tiene hasta algún premio, es hasta cierto punto una obra muy de estos tiempos de postureo, hipocresía politicamente correcta y ansiedades existenciales en los mundos del bienestar. El título le viene genial, creo que es muy acertado porque en este aparente estado del bienestar, se crea una especie de estado de malestar soterrado, porque de cara a la galeria, todos son muy felices en sus núcleos familiares bien estructurados pero cuando te encuentras contigo mismo, la infelicidad y el vacio se desbordan.

 "Pero me quedé tumbada mirando el móvil, porque a lo largo del día Linda había subido fotos nuevas, primero de las vistas de camino a la oficina, el sol bajo de la mañana sobre un prado, después un plato de ensalada y una copa de vino blanco -Celebrando que tengo la casa para mí sola un lunes-"

La verdad es que la novela empieza genial porque en cuánto la empecé pensé -he aquí una novela que describe perfectamente lo que veo todos los días en cuanto a comportamientos y angustia a la hora de enfrentarse al día a día-, la autora es ácida, seca y tiene una enorme agudeza a la hora de describir la sociedad en la que se mueve. Elin es médico de cabecera, un poco cansada de lidiar con un matrimonio estancado en los roles de siempre, pasivo, donde ella es la que tiene que tirar del carro. Tras una infidelidad y una separación, comienza a caer en un agujero negro donde, ya ha dejado de ser la parte activa y se deja llevar casi sin tomar decisiones. El caso es que podría parecer una lectura deprimente, pero no lo es: Nina Lykke envuelve la narración de un humor seco donde a veces no puedes dejar de sonreir por culpa de algunas situaciones domésticas y laborales que cualquiera de nosotros puede reconocer.

"El problema que veo aquí es la codicia. Estáís hasta arriba de todo, pero nunca es suficiente. Acaparáis demasiado. Casa, casas de campo, barco, niñeras. Veo muchas formas de codicia últimamente, una codicia cada vez mayor por la comida, los estupefacientes, las distracciones, el alcohol, las vacaciones, las compras y el entretenimiento (...) Despedíos de los lagos, trabajad menos, ganad menos dinero..."

La autora es una observadora nata y creo que traslada muy bien ese análisis de la sociedad actual en la narración, sin embargo, en mi opinión en lo que puede fallar es que llegado un punto, se vuelve repetitiva en lo tocante a la psicologia de los personajes, y me refiero concretamente al triángulo de Elin, Bjorn y Aksel; quizás si hubiera recortado páginas no se me habría hecho tan cuesta arriba a partir de la mitad. Cuando ya conoces a los personajes y ya has ahondado en ellos, es muy gratuito estirar el chicle. El final también me ha decepcionado porque no creo que tenga mucho que ver con el rollo  que hasta ahora nos había estado marcando el personaje de Elin. De todas formas, es una novela muy entretenida y solo por el análisis del que somos testigos por parte de la protagonista del tan cacareado estado del bienestar, merece la pena.

"Estoy en contra de todas estas cosas domésticas, que en cuanto se sale de un hogar uno ya está preparado para construir otro y, además, casi idéntico al que acaba de abandonar. Todo el mundo tiene que hacer de todo y tenerlo todo. No basta con zanjar una relación y empezar otra, no, Cuando ya se está inmerso en una nueva relación, tampoco pueden faltar la cuberteria de plata y los vestidos de novia y los embarazos y los anillos y los faldones del bautizo, y si uno no lo consigue por sí mismo, le ayudara el Estado. Me niego a fomar parte de tanta tontería."


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