Los Bean de Egypt, Maine, de Carolyn Chute

 


 ⭐⭐⭐⭐

 Una vez que entras en el juego de la asistencia social, ya no te pierden de vista...porque, señora…, cuando eres pobre, ¡apestas!”

Leyendo esta cita que suelta uno de los personajes centrales de esta novela, única y sorprendente, pudiera parecer que lo que nos narra aquí Carolyn Chute va a resultar una historia de perdedores totalmente deprimente donde la pobreza sea el único foco central y aunque realmente es así, resulta que se desvelará como todo lo contrario: el estilo único de esta autora consigue que te sonrías, o te rías a carcajadas y en muchos momentos te diviertas de lo lindo con las salidas de sus personajes. Gracias al estilo único de Carolyn Chute, fresco y totalmente arriesgado en muchos momentos, y a pesar de muchos de los temas que trata, el resultado es una novela totalmente luminosa con personajes que perdurarán en tu memoria precisamente por esa aproximación que hace la autora donde muestra la vida tal cual para unos seres humanos que viven la mayoría de sus vidas al límite.

"«¿Cuándo vamos a ir por el árbol de navidad, papá»?
Papá dice: «Pronto». Se pone de pie y mira a su alrededor como si el salón se hubiera convertido en un armario oscuro."

Los Bean de Egypt, Maine es una novela de 1985, que se podría encuadrar dentro de ese gótico sureño más escondido y recóndito en el que se desvelan personajes que pertenecen a una pobreza casi que roza la inverosimilitud si la encuadramos en un país desarrollado como es Estados Unidos: mujeres que no dan descanso a sus cuerpos con el continuo encadenamiento de un embarazo tras otro, niños que quizá deberían ser reclamados por los servicios sociales, el alcohol y la violencia doméstica como vía de escape, personajes que viven fuera de la cobertura de la asistencia sanitaria, buscavidas que cada paso que dan para salir de la pobreza se ven más ahogados en ella, y en definitiva, una forma de vida, que para nosotros algunos lectores, desde nuestros cómodos hogares nos podría parecer scifi y sin embargo, es la vida misma para muchos, y bajo el arte y la gracia de Carolyn Chute se revelará también su llamada de atención que nos viene a decir: -Existen, son reales, aquí os los muestro.…-

"A veces, si sopla el viento de la montaña, el vestido de la mujer alta se pliega alrededor de su cuerpo. Y el hombre del Lincoln contempla ese fenómeno sobrecogedor.
Pero luego nada cambia."

Podríamos decir que esta novela no tiene un argumento fijo o lineal sino que es el recorrido que hace Carolyn Chute en la historia de dos familias que intentan sobrevivir de una manera u otra, encadenando historias, pequeñas historias que a a lo largo de la novela nos ayudarán a ver el conjunto de toda una forma de vida. Cuando comienza, desde el punto de vista de Earlene Pomerleau, una niña que vive con su padre al otro lado de la calle frente a las desvencijadas casas/caravanas de los Bean, somos testigos de la fascinación que estos Bean ejercen sobre ella: al contrario de Earlene que vive sometida por el férreo fanatismo religioso de su padre y de su abuela, ella es la voyeur  de una forma de vida, la de los Bean, que se mueven a sus anchas, en completa libertad., sin restricciones, sin normas como las que tiene ella. Earlene es una niña que pasa mucho tiempo sola, observando tras la ventana todo lo que se desarrolla al otro lado de la acera, y  cuando su padre le advierte en contra de acercarse siquiera a alguno de los Bean, más se sentirá ella fascinada por ellos, como la miel para las abejas... y  será esa fascinación por lo prohibido lo que irá marcando su infancia y su vida futura.

 "Es inquietantemente delgada, una mujer Tinkertoy, ojeras, pies descalzos de dedos largos largos, poseedora de una sabiduría que va más allá del genio, más allá del deseo de comprenderla de cualquier hombre."

 A medida que la historia avanza abandonaremos de vez en cuando el punto de vista de Earlene y volveremos a ella de vez en cuando, ya más adulta y ya la percepción de las vivencias no serán tan divertidas como al principio porque lo eran desde el punto de vista de una niña: su percepción de lo que le rodea ya no será tan luminosa, la vida ya no es un misterio a descubrir, sino que la realidad de la vida se irá mostrando frente a ella: conoceremos personajes al límite, mujeres que no se arredran ante lo que nosotros podriamos considerar lo politicamente correcto y hombres marcados una desesperanza que no tiene arreglo. Y es un impacto conocer a personajes como Roberta Bean, una mujer libre y al mismo tiempo marcada, y en mi caso ha sido un impacto conocer a Beal Bean, ojos de zorro, uno de esos personajes maravillosamente esculpidos por la imaginación de la autora: un hombre totalmente vulnerable en un principio y más tarde, debido a los embates de la vida y de los únicos referentes masculinos que tiene, llenará esta novela con momentos mezcla de aridez, cálidez y también por qué no, de extrema violencia.

En definitiva, Los Bean de Egypt, Maine, es una novela memorable por cómo Carolyn Chute nos sitúa frente a unos personajes al límite permitiéndote empatizar siempre con ellos aunque haya momentos en que resulte difícil entenderlos. Gracias a los dirty por rescatarla del olvido. La traducción es de Javier Lucini.

Cuando intento recordar cómo era todo, se me tuerce la boca y lloro como nunca he llorado. ¿Amaba aquella vida o la odiaba? La abuela y Dios. Yo nunca les tuve miedo. Papá sí. Pero yo…, yo nunca estuve lo bastante aterrada… ni lo bastante al límite.”

 

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