Dos Cautivos aka Las cárceles del alma, de Lajos Zilahy
⭐⭐⭐⭐
“La carta de Miett había llegado por China, como si el alma de la antigua Miett de antaño estuviera extraviada por alguna parte, por encima de los océanos.”
Dos cautivos también titulada Las cárceles del alma es una una novela de Lajos Zilahy publicada en 1927, y aunque es una de las obras más importantes de la literatura húngara, la verdad es que ni siquiera conocía a este autor, ni había oido hablar de esta novela. Y me extraña porque ha resultado un clásico cuyo ritmo en ningún momento decae, que aborda temas universales sí, pero la cercanía con la que Zilahy retrata a sus personajes la convierten en una novela muy accesible, que fluye continuamente entre sus dos personajes protagonistas: Péter y Miett, que se casan unas semanas antes de estallar la Primera Guerra Mundial, y casi inmediatamente después, se ven obligados a separarse; Péter es hecho prisionero en Rusia y Miett se queda sola en Budapest, en una eterna espera.
"...le parecía, como si, en el movimiento de su falda, es escondiera algún misterio, totalmente desprovisto de sensualidad. Sentía más bien aunque muy oscuramente, que era la mujer, la Mujer, el eterno femenino, quien de pronto irrumpía imperiosamente en su vida."
Aunque no es una novela epistolar, sí que se puede decir la gran importancia que tienen las cartas que se intercambia la pareja. Zilahy usa estas cartas para hacer una especie de declaración de intenciones sobre el exacto momento en las que se encuentran sus vidas a medida que pasan los años, no abusa de estas cartas pero sí que se puede decir que las cuela justo en el momento preciso para que el lector pueda de alguna forma intuír la evolución de la pareja a través de esta separación. Los capítulos van fluyendo entre los puntos de vista entre Péter y Miett una vez separados, y es en estas cartas dónde se puede ver hasta qué punto han cambiado las vidas por separado aunque las cartas intenten no revelarlo.
"Miett dejó caer la carta en el regazo, y se quedó meditabunda durante mucho rato, con la mirada fija en el vacío. Abríanse ante ella cosas inéditas de la vida; se vio asaltada por problemas nuevos, que, por lo pronto, resultó incapaz de resolver y que le parecían inextrincables. Sintió un dolor punzante al pensar que Olga se había volatilizado, y que Olga ya no existía más para ella..."
Zilahy construye sus personajes tocando sus entrañas, que es un punto que me ha maravillado de esta novela, además de lo bien que este autor se adentra en la psicología femenina, y yo diría que los pasajes que más me han interesado son precisamente la forma en la que Lajos Zilahy describe a Miett, sus reflexiones y su forma de enfrentarse a un mundo en continuo cambio, porque aunque Péter esté cautivo físicamente en la “irreal” Rusia, como ella la llama, Miett es una cautiva mental en el sentido de que se le prohibe vivir con libertad por las convenciones sociales y por su misma educación debido a que tiene un marido nunca presente. Zilahy hace un retrato bestial sobre el encorsetamiento de las mujeres en época de guerra, mujeres a las que no les quedaba otra que esperar y sufrir…,algunas intentaban liberarse aunque fuese emocionalmente pero siempre a costa de algo…
"¿Quién
es este hombre? -se preguntó otra vez, teniendo la sensación de que
toda la sangre se marchaba de su corazón?
¿Qué defectos
ocultos, qué insuficiencias físicas y anímicas se pondrán de
manifiesto ahora en él, tan pronto como el tiempo le haya despojado
de todo cuanto sea amor, cariño, ternura, tacto, cortesía??
Zilahy no solo aborda el retrato psicológico de esta pareja eternamente separada y de muchos de sus personajes secundarios, algunos maravillosos como pueden ser Olga o Teresa, (ya digo que los retratos femeninos de Zilahy son bestiales), sino además nos muestra una Europa sumergida en el sufrimiento a través de una guerra durísima y las consecuencias entre los que se quedaron esperando. Aborda la problemática social con la misma fluidez con la que aborda el elemento emocional y todo a través de sus personajes. Una novela realmente fascinante porque empieza con la luminosidad del primer amor y se va revelando en algo diferente a través de la oscuridad de los tiempos que se van viviendo. Durante la lectura me remitía al cine de Max Ophuls, por toda esa melancolia siempre presente porque a Zilahy no le importa introducir a sus personajes en largos silencios que no aburren, todo lo contrario. Lo mejor de la novela transcurre precisamente en los silencios y en las separaciones.
"Luego el tren entró en un túnel, arrastrando, consigo en la oscuridad, un trozo de firmamento, las nubes y los montes. Los dos estaban sentados pasivamente con el corazón angustiado; un humo amargo oprimía sus pulmones; después salió de nuevo el sol, el claro cielo, otra vez nubes y paisajes, siempre variados, en los que la mirada no lograba descansar."
♫♫ ♫ Still Corners: Slow Air , como banda sonora para esta novela.
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