Bajo la piel, de Michel Faber
⭐⭐⭐⭐⭐
♫♫♫ LIMBO - Lissom ♫♫♫
“Sí, era una chica con muchas agallas y ellos la tratarían como si su aspecto no tuviera ningún rasgo horrible, nada espantoso, porque todos somos iguales bajo la piel, ¿no?”
Leí esta novela justo cuando salió hace más de veinte años, y la verdad es que no soy de releer salvo excepciones, pero vengo de leer Pobres Criaturas de Alasdair Gray, y mientras la leía, me vino a la memoria Bajo la piel, no solo porque se me quedó grabada desde que la leí, sino porque creo que la novela de Gray tiene muchas similitudes con ésta, salvando las distancias en forma y estilo. Ambas se pueden acercar a la ciencia ficción, ambas se ubican en Escocia, con autores escoceses (aunque Michel Faber no se identifica con nacionalidad concreta: es holandés de nacimiento, australiano de formación y escocés de adopción, escribe en inglés y es considerado como un autor escocés), pero Pobres Criaturas me la recordó por el personaje de Isserley, que creo que tiene mucho en común con la Bella Baxter de Gray: ambas hacen un viaje de autodescubrimiento renaciendo desde la nada, tal cual, en una búsqueda agónica de su propia identidad, quizás perdida o transformada…: Bella Baxter porque nace a la vida en forma de otra persona solo conservando su cuerpo, y la Isserley de Faber se tiene que transformar físicamente incorporándose también en un cuerpo femenino cuando ella realmente es un alien. En ambas novelas, especialmente en Bajo la piel, tenemos el ejemplo de cómo el cuerpo puede ser una prisión en sí misma porque dependiendo de tu apariencia ya estás encasillada, sobre todo si eres mujer. La Isserley de Bajo la piel viene a la Tierra pero para poder realizar su trabajo se someterá a una serie de operaciones de cirugía dolorosas para poder convertirse en una mujer y poder realizar la misión que se le ha encomendado así que de alguna forma Faber al igual que Gray explora los ideales del cuerpo sobre todo en lo que significa el cuerpo sobre todo femenino de cara a los demás, como instrumento sexual, o expresivo o de transformación…, el cuerpo como carcasa dándole significado a lo que realmente late bajo esa piel... Es cierto que empecé la novela con miedo porque he cambiado mucho sobre todo en gustos en estos años, y estaba segura de que la decepción sería mayúscula, pero no: he vuelto a ella y no ha podido llegar en mejor momento: la Isserley de Michel Faber sigue siendo un personaje femenino que me fascina.
“Empezaba a amanecer. Pero para ella, a excepción de la cinta de asfalto gris sobre la que iba conduciendo, el resto del mundo no existía. La naturaleza suponía una distracción y no quería distraerse."
Cuando Isserley divisaba a un autoestopista, en principio siempre pasaba de largo para tener tiempo de observarlo. Era lo que siempre había hecho, y era lo que iba a hacer en aquel momento. Habia divisado uno junto a la carretera. Pasó de largo.
Buscaba buenos músculos. Los ejemplares pequeños y enclenques no le interesaban. Y aquél era pequeño y enclenque. No le interesaba. Siguió conduciendo.”
Michel Faber toma en esta novela una serie de tópicos y les da la vuelta creando una novela que comienza como una especie de thriller combinado con terror, pero este encuadre en un género resulta engañoso porque nada es lo que aparenta. Realmente la novela comienza pareciendo una cosa y al poco de empezada ya el lector ha tomado conciencia de que el encasillamiento en un género no sirve para nada aquí, porque a medida que avanza, se va convirtiendo en una especie de novela existencial en la que una mujer, Isserley, no solo tiene que aprender a conocer un mundo que no entiende sino que está en guerra con ella misma, tiene que realizar un trabajo que la va desgastando sobre todo emocionalmente.
"Podía
vislumbrar sus sentimientos, pero solo por el rabillo del ojo, como
si fuesen unos faros distantes reflejados en el espejo retrovisor.
Solo cuando no los buscaba directamente podía
barruntarlos.
Últimamente había llegado a sospechar que se
tragaba los sentimientos sin analizarlos, lo cual acababa
convirtiéndolos en meros síntomas físicos."
[...]
“Le era dificil saberlo, ya que no comprendía bien sus propias emociones. Era algo que le había ocurrido siempre, incluso en su tierra, incluso cuando era pequeña. Los hombres siempre le habían dicho que no podían comprenderla, pero tampoco ella podía comprenderse a sí misma, así que tenia que andar buscando pistas como todos los demás.”
Isserley es enviada a la Tierra en una misión que parece sacada de una novela de terror: conduce de noche por las Highlands en busca de hombres musculosos, a ser posible autoestopistas solitarios que no dejen pistas cuando hayan desaparecido. Su misión será la de captarlos con el señuelo de su cuerpo, sedarlos a través de unas agujas incorporadas en los asientos del copiloto y llevar a estos hombres drogados a la granja donde vive y allí serán encerrados en unos sótanos para que puedan disponer de ellos (osea el mundo al revés, aquí será una mujer, frágil, además, la captadora y ellos las victimas). Así que la novela que comienza pareciendo la historia de una mujer buscando hombres de noche con el sexo como señuelo se transforma en una historia que va mucho más allá y resultará mucho más compleja de lo que parecía a simple vista porque ese bajo la piel al que se refiere el título hace hincapié sobre todo en esta identidad que se convierte en una especie de agonía existencial por resolver. Isserley a la que se la ha mutilado quirúrgicamente para poder tener pechos magnificos y le han modificado la columna para que pueda convertirse en un bipedo “Había de reconocer que era rarísima. Tenia algo de bombonazo, de vigilante de la playa, pero también algo de vieja pequeñita”, sufre de dolores continuos por esta transformación física porque del planeta del que ella viene su naturaleza es mucho más animal, andan sobre cuatro patas, con una cola para mantener el equilibro y están cubiertos de pelo. Su vida física como mujer es para Isserley una agonía, porque no solo sufre de continuos dolores de espalda sino que tiene que estar continuamente trabajando para mantener esta apariencia femenina porque realmente su cuerpo femenino es una carcasa sobre la que es su verdadera naturaleza más animal. El modelo del que se han servido para transformarla será el de las mujeres que aparecen en televisión y de las revistas porno, y pronto ella se dará cuenta de que igual se han equivocado usando la voluptuosidad como señuelo: “Recordó algo en lo que debería haber pensado desde el principio: que la televisión no servía de nada si uno pretendía orientarse en el mundo de la realidad. Solo enredaba las cosas.”
“Aunque sea tan rara, es una mujer hermosa, pensó."
Lo que más me alucina de esta novela es cómo Faber compone este personaje femenino que resulta una mujer híbrida. Isserley viene de un planeta, vasto, desierto, desolador, así que cuando llega a la Tierra a realizar este trabajo, poco a poco su verdadera naturaleza entrará en conflicto con esta mujer en la que se va convirtiendo, ya no será la que fue cuando llegó sino que como dicen sus compañeros de la granja “Ya no es ella misma”, lo que ellos igual no han captado todavía es que esta transformación la está haciendo ser consciente de quién realmente es, bajo esa apariencia femenina, bajo la piel. Para el mundo de dónde viene Isserley, los habitantes de la Tierra son meros animales, a los que califican como vodsel (término neerlandes que vendrá de voedsel y significará alimento) y ellos se consideran a sí mismos como los verdaderos seres humanos. Resulta fascinante meterse en la piel de Isserley y pensar como ella en el sentido de que de repente habrá un clic dentro de ella cuando cuestione todas esas verdades que le enseñaron en el mundo del que proviene “Aquella incapacidad que tenian algunos de los vodsels más aptos y mejor dotados para ser felices mientras estaban vivos constituía para Isserley uno de los mayores misterios con los que se enfrentaba en su trabajo, y la desconcertaba cada vez más con el paso de los años“, porque pasará tiempo con los vodsel, con los autoestopistas, conversando, averiguando, en una curiosidad que va más allá de la misión encomendada, convirtiéndose en parte del entorno casi sin darse cuenta, mimetizándose. Esta vida en la Tierra le da una perspectiva de sí misma que la convierte en un ente casi fuera del tiempo.
"Sin embargo, la mayor fuente de distracción no la constituía la amenaza de aquel peligro, sino la seducción de la belleza. Una zanja resplandeciente por el agua de la lluvia, una bandada de gaviotas siguiendo una máquina sembradora por un campo cubierto de abono, el reflejo de la lluvia al caer dos o tres montañas más alla, podían hacer que Isserley casi se olvidara de para qué estaba en la carretera."
Bajo la piel me sigue hechizando por cómo Faber va transformando una historia que empieza pareciendo una novela de género y poco a poco se va transformando en una especie de jornada onírica suspendida en un limbo fuera del tiempo y del espacio con un personaje femenino devastador por la soledad que la circunda. Hay momentos crudos y clínicos sobre escenas casi de terror, pero ahí estará Faber para transformarlas en momentos también poéticos en los que Isserley se va maravillando sobre lo que va descubriendo de un mundo desconocido en el que se va sintiendo cada vez más integrada. Es cierto que llegado un momento lo más impactante vendrá de su autoconciencia como ser humano, no importa la carcasa, ni la apariencia, sino lo que fluye en el interior...“¿Por qué tenia que malgastar tanto esfuerzo en aquel juego día tras día? ¿Era así como iba a pasar el resto de su vida? ¿Representando aquellas farsas, dejándose la piel para acabar con las manos vacías (la mayor parte de las veces) y tener que empezar de nuevo?”
La traducción es de Txaro Santoro Said y Cecilia Seriani.
"- Ni por un momento quisiera minimizar todo lo que has sufrido, Isserley, pero tienes que entender que hasta nuestra tierra han llegado rumores de cómo es este lugar: que se ven el cielo y las estrellas, que el aire es puro, que todo es exuberante. Hasta se habla de gigantescas superficies de agua de kilómetros y kilómetros de largo."
Under the skin, 2013, Jonathan Glazer
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