La Ciudad, de William Faulkner ( (Trilogía de los Snopes #2)

 

 ⭐⭐⭐⭐⭐

 "Como dijo Ratliff, al señor Snopes se le escapaba probablemente gran parte de lo que la gente decía a sus espaldas, pero no se le escapaba lo que la gente no le decía a la cara."

Cuando me sumergí en esta segunda novela de la serie de los Snopes, pensé que no habría ya mucho que me fuera a sorprender. Hace menos de un mes leí “El Villorrio” y ahí ya se despliegan una serie de personajes en torno a la figura central de Flem Snopes, un arribista, ambiguo y amoral a quién no le importa barrer a quien se le ponga en el camino para conseguir sus fines, todos en torno al dinero. He leído por ahí que en La Ciudad está considerada una novela menor, que funciona como un satélie de la primera de la serie, y sin embargo, a mi me ha parecido justo lo contrario. En La Ciudad, Faulkner no solo lleva a las últimas consecuencias muchos de los temas planteados en El Villorrío, sino que no le importa arriesgar y convertir en personajes humanos (con sus virtudes y sus defectos) dos personajes que habían funcionado como simbolos o incluso metáforas, y me estoy refiriendo a Eula Varner y al mismísimo Flem Snopes.

"-Invierte usted demasiado tiempo en esperar. No espere. Usted simplemente existe, necesita, ha de conseguir y por tanto actúa. Eso es todo. No pierda el tiempo esperando."

William Faulkner creó El Villorrio como una metáfora de la caída del Sur tras la Guerra Civil, y en La Ciudad continúa con su obsesión por la simbologia que impregna el imaginario condado de Yoknapatawpha: plantaciones fantasmales, campos de batalla y tumbas por doquier, esclavos que aunque ya no lo sean, mentalmente lo siguen siendo a través de una fidelidad a lo que queda de la aristocracia sureña, en definitiva fantasmas que pululan no solo metafóricamente sino a través de muchos personajes que no son capaces de gestionar este cambio de los tiempos.

"...pero lo cierto es que me metió en la cabeza la idea, igual que había hecho con Gowan, de que los Snopes se cernían sobre Jefferson como una invasión de serpientes o alimañas procedentes de los bosques, y de que tío Gavin y él eran los únicos que se daban cuenta del peligro y de la amenaza que suponían...".

En La Ciudad, Faulkner sigue con la historia del ascenso social de Flem Snopes, que tras su paso por Frenchman’s Bend y haberse hecho un hueco, se le queda pequeña la aldeíta, se traslada y se centra en la ciudad más grande de Jefferson, que es la localización de esta segunda novela de la serie. A través de 3 narradores, cuya objetividad a veces resulta un tanto ambigua, se van narrando los hechos de este ascenso de Flem Snopes, haciéndose dueño poco a poco de lo que le rodea. Un detalle que me fascina de la técnica narrativa de Faulkner es que hasta ahora y por lo que llevo leído de él, cuenta la historia a través de varios narradores, de rumores, de cotilleos, de anécdotas del pasado… y llegado un punto el lector se tiene que plantear si lo que le está llegando argumentalmente, es realmente objetivo o solo resultado de estos rumores locales, historias que se van transformando de unos a otros, perdiéndose la historia original en el camino. Llegado un punto el lector sabe que no le queda otra que creerse lo que le está contando el narrador no fiable, y que es casi imposible bucear entre esta maraña de historias y versiones de la misma historia, un detalle que me parece esencial en la estructura narrativa de sus novelas para comprender la mentalidad y el pensamiento de sus gentes. La novela está dividida en 24 capítulos repartidos entre estos 3 narradores… ¿cuál de ellos es el más objetivo cuando dos de ellos odian a muerte a Flem Snopes????

"Era su padre, y si no la había dejado ir a la universidad fue porque la quería, puesto que ésa era la razón que todos los padres parecen tener para las cosas que no dejan hacer a sus hijos..."

No voy a detenerme mucho más en esta reseña, porque lo más esencial de esta serie de los Snopes lo desglosé en mi reseña de El Villorrio, pero si es verdad que aunque en general la crítica diga lo contrario, en La Ciudad noto que Faulkner ha evolucionado porque como ya mencionaba al principio hay dos personajes centrales, que funcionaban como simbolos (por una parte el de Eula Varner que representa la tierra, la naturaleza en su estado más puro, y por otra parte, el personaje de Flem Snopes, que representa la falta de moral y de ideales), en esta novela ya Faulkner deja esta simbologia y los convierte en personajes humanos, a ras de suelo, capaces de desesperación e incluso de momentos de dudas. En fin, que una vez más me tengo que poner a los pies de William Faulkner en una novela donde desglosa la esencia de la condición humana. El último capítulo es fascinante porque se convierte en una especie de relato de terror sobre la condición humana en su estado más esperpéntico. Genio.

"De manera que cuando vimos por primera vez a la señora Snopes cruzar la plaza dando la terrible impresión de que al cabo de un segundo su misma piel quemaría la ropa que llevaba, sin dejar siquiera un velo de cenizas entre ella y la luz del día, nos pareció que estabamos viendo con nuestros propios ojos al Destino..."

 

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