Letra Torcida, Letra Torcida, de Tom Franklin

 

 ⭐⭐⭐⭐

La niña de los Rutherford llevaba ocho días desaparecida cuando Larry Ott regresó a su casa y se encontró un monstruo esperándolo dentro.”

A simple y con este comienzo esta novela podría parecer un noir en todo el sentido de la palabra y de alguna forma lo es, pero Tom Franklin consigue rescatar la esencia de lo que podría ser una novela policíaca y la convierte en una novela de personajes. Todo gira en torno a la desaparicón de una adolescente veinte años antes y cuando comienza esta historia, otra acaba de desaparecer. Larry Ott cargó con el sambenito de posible asesino aunque nunca hubo pruebas, así que cuando desaparece la niña de los Rutherford, todos los dedos acusadores se vuelven hacia él.

Esta es una novela que comienza siendo una cosa y a medida que avanza el lector se da cuenta que hay otras cosas mucho más importantes que una posible investigación de una niña desaparecida: ambientada en el Mississippi de los setenta, cuenta la historia de Larry Ott, hijo de padres blancos y de Silas Jones, un chico negro de madre soltera, que cuando se conocen siendo niños establecen un vínculo de amistad. En el Mississippi de los setenta era prácticamente improbable ver juntos como amigos a un chico blanco y a uno blanco, pero de alguna forma se las arreglaron para compartir momentos en plena naturaleza, asi que aunque en esta novela se puede decir que hay asesinatos, lo más importante es la historia de amistad entre Larry y Silas, que paradójicamente, Silas, el hijo negro de una madre soltera pobre, es quien gana una beca de béisbol y va a la universidad, mientras que Larry, nacido en una familia blanca de clase media baja, se convierten en el monstruo de la ciudad. Es interesante como Tom Franlkin construye esta dicotomía incidiendo sobre todo en las presiones raciales.

"La sonrisa que lucía era la que usaba cuando se encontraba entre gente blanca, no la que él recordaba de cuando se sentía realmente felíz, cuando se le movía toda la cara, no solo los labios, el modo en que se le arrugaban los ojos, cómo se le fruncía la frente y se veían todos los dientes, blancos y brillantes, el tipo de sonrisa que a medida que fue envejeciendo, fue prodigando cada vez menos."

Teniendo en cuenta la forma en que Tom Franklin va construyendo esta historia, las desapariciones y asesinatos se quedan casi en un plan secundario, dándole prioridad a una construcción de personajes apabullantes, sobre todo la de Larry Ott, emocionante en la humanidad que despliega. Los prejuicios raciales y la injusticia social es otro de los temas esenciales que marca una novela magnífica en el retrato del día a día de estos dos chicos, marcados por las circunstancias. La novela salta en el tiempo para que podamos entender lo que ocurrió en el pasado, y que tanto influirá en el presente que ambos están viviendo, y estos flashbacks son quizá de los momentos más emocionantes y definitivos para retratar a un personaje que me ha fascinado: el de Larry Ott.

Tom Franklin se detiene sobre todo en reflexionar sobre el precio a pagar por unos hechos del pasado, y de qué forma, los errores del pasado pueden destrozar una vida. El ritmo pausado, la disección de personajes, los pasajes marcados por el amor por la naturaleza y la humanidad que despliegan estos personajes, convierten esta novela en una pequeña joyita.

(La traducción es de Javier Lucini)

"Era un tío raro. Vivía tan apartado en el campo que no tenía amigos. Nunca venía a los partidos, ni siquiera fue al baile de graduación. Siempre andaba enfrascado en sus libros. Solía llevar cosas al colegio, serpientes que atrapaba, para llamar la atención de la gente. Recuerdo una vez en Halloween, debió ser en el penúltimo año de instituto. Se presentó en clase con una máscara de monstruo."

 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Yo navegué con Magallanes, de Stuart Dybek

[Cuento] El altar de los muertos de Henry James

Escena de caza (furtiva), de Agustín Gómez Arcos