Gazelle, de Rikki Ducornet

 



 ⭐ ⭐⭐⭐⭐

 ♫♫ ♫   Should Have Known Better - Sufijan Stevens  ♫♫ ♫

 (un tema que parece hecho para esta novela)

 

 

Whenever a man longs for a woman, all he needs to do to cure himself of this affliction… is to remember… in no time, in no time at all; is to remember… in an instant, a brief instant...the times it takes for a spark to leap from the fire… the times it takes to tie a simple knot…”

[...]

What I wish to write about is a brief period of time in Egypt, one year, and above all, one summer that seems to stretch to infinity, a time of disquiet and loneliness. That year, and that summer, were a paradox, both intensely felt and numbing. The world passed before my eyes like an animated stage, distant, colorful, untainable, and I, in my own chair, looked on, watchful and amazed, frightened, enchanted, and disembodied, too.”


Rikki Ducornet es otra de esas autoras que estoy segura que ha llegado en el momento más adecuado a mi vida, o afinando aun más todavía, ahora quizás estoy en una etapa en la que la aprecio de verdad, aunque no sé tampoco porque es lo primero que leo de ella..., pero sí, estoy segura que ya no voy a alejarme de ella. Es lo primero que leo de ella y no he podido disfrutar más esta “Gazelle”, que me ha volado la cabeza en muchos sentidos, por toda ella, por los temas que toca, por el lenguaje que traspasa el simple texto y casi llega a ser una experiencia sensorial. Me ha recordado en este aspecto, el de los sentidos, a “El Rio” no tanto la novela, pero sobre todo a la película que adaptó Jean Renoir, también años 50, cuyos olores, sabores, una especie de voluptuosidad vivida a través de una adolescente, traspasa la pantalla, o las mismas páginas del libro. En este aspecto, Gazelle, es algo muy parecido, una de esas experiencias lectoras inmersivas impagables, y tras terminar este libro tan cortito, solo hubiera deseado que hubiera sido un tocho de mil páginas, y casi me dieron ganas de volver a empezarlo de nuevo en cuanto lo acabé. Ay Rikki Ducornet..., ¿por qué nadie se ha ocupado de traerte a España?? Otro de esos sacrilegios que nunca acabaré de entender y mira que hay editoriales aquí pero claro, igual la gracia está en leerla en inglés


"… in the still of the night, would her return from the mystery that kept her so often away. On such nights it seemed to me that Mother's orbit was like that of a comet. Light-years away, when she approached us it was always on a collision course. "

[…]

In those years chess became the sole vehicle by which he could be reached, or rather, engaged, for he could never be reached, the navigable airspace in which he functioned was invariably at the absolute altitude of his choosing.”


Gazelle, es la historia de Elizabeth, una niña americana de trece años que viaja con sus padres al Cairo por motivos laborales de su padre, historiador. Aunque parezca que la novela esté narrada en primera persona por esta niña, Elizabeth, Liz, Lizoo…, es realmente la Elizabeth de trece años después quien la narra, desde el mismo Cairo también. Ese verano en el que esta familia llega a esta ciudad es justo un momento de desmembramiento de la unidad familiar, el verano en que tras un matrimonio completamente desincronizado, su madre abandona a su padre para instalarse en otro hotel de la ciudad y asi poder seguir con sus aventuras amorosas con total libertad. Desde el primer momento, Elizabeth desde su primera persona, aguda, inteligente, curiosa y reflexiva, nos enfrenta a la visión que tiene de sus padres, los dos únicos personajes en toda la novela que no llevarán nombre, son Father o Mother, siempre en mayúsculas. Es un matrimonio desigual en todos los sentidos: su padre es introspectivo, callado y obsesionado con la historia, sobre todo las guerras…, su madre que es islandesa es todo lo contrario, imita fisicamente a las estrellas americanas del cine, hermosa y obsesionada (no sabemos si por una especie de carencia en su pasado) por atraer la atención de los hombres. A partir de la partida de su madre, y aunque siga en escena, se convierte en la protectora de un padre que es como un niño, destrozado y desesperado por una mujer que huyó de él.


I do not think Father was aware of how irrational he had become. He would look to the street and the sky for signs, signs that were the indication of Mother’s movements, revelations as to the tenor of her moods and the nature of her thoughts.”


Éste es un tema, el del cisma familiar, esencial para poder entender la mirada de Elizabeth y la manera en que Rikki Ducornet nos la presenta porque realmente está atrapada entre dos concepciones completamente diferentes de ver la vida: el desprecio de su madre por ese amor incondicional de un padre cada vez más perdido en sí mismo calarán no solo cada vez más en la niña sino en el lector que también se verá zarandeado por estas dos mentalidades: "Don't you see that I'm lost? I'm lost!, he repeated with atonishment. Meeting his eyes, I saw that it was true." . Dentro de estos tres personajes, hay un cuarto, Ramses Ragab, el mejor amigo de su padre, perfumista y dueño del Kosmeterion que los introducirá en el verdadero Egipo, el de los aromas exóticos, el de los jeroglificos, el de la magia, su padre incluso traerá a una especie de mago del desierto para poder recuperar a su esposa. Ramsés Ragab, será el testigo del dolor del padre y de cómo esto afectará a la adolescente y al mismo tiempo, será un personaje que ejercerá una fascinación sobre Elizabeth, que verá en Ragab la representación del misterio que esconde Egipto: 'I cannot place or name you. You are to 'volatile' -a word you taught me." A través del personaje de Ramses Ragab y del recuerdo de la Elizabeth ya adulta de ese verano, Rikki Ducornet evoca también el tema del despertar a la vida adulta de la adolescente. No solo en su obsesión idealizada por él, sino en la forma en que nos describe un Cairo de los cincuenta, tórrido, colorido, acompañado por las historias de Ragab que lo convierten en una especie de ciudad legendaria de las Mil y Una Noches. Ragab, ¿la verdadera gacela de la novela? ejercerá de catalizador en ese cisma en la vida tanto de Elizabeth como de su padre y les mostrará ese Egipto de leyenda, en un intento por salvar al padre de Elizabeth de la locura.


"But tell me, Elizabeth. Do you dream often?


It is true that I dreamed every night, as through dreaming were a product of our family disintegration, a way to fill the vacuum created by Mother's departure. These were dreams, It seems clear to me now, about awakening from the perpetual blindness that had characterized us both, Father and me. An absence, that even as a small child I chose to call: Something gone missing."


Y ahora llegamos a la madre del cordero, la escritura de Rikki Ducornet, que es quizás lo que más ha podido emocionarme en una novela sin respiro para mí. La prosa, que es luminosa en su evocación de la ciudad egipcia, se convierte en una prosa a flor de piel cuando evoca la percepción que tiene de sus padres y ya cuando pasa a evocar el despertar sexual de Elizabeth, esa idealización entre onírica y erótica de una adolescente reconociéndose como una mujer, pasa a un lenguaje completamente diferente: obsesivo, con un toque de ansiedad.


The covered pans held steaming food, and as I write this down I long for the Cairo of “Old Time”, that is to say “My Time”, the Cairo of the fifties when the air did not smell of car exhaust but of long-simmered lamb and fresh coffee, the comforting smell o animal dung and mint tea and jasmine."


Y no nos olvidemos que Gazelle está contada desde el punto de vista de una Elizabeth de veintiséis años y quizás aquí esté el otro tema importante de esta novela única, que me tiene todavía impactada. Porque la Elizabeth adulta, no ha podido superar el recuerdo de ese año en el Cairo, y lo vemos en las pocas incursiones que se atreve a hacer de su presente Elizabeth, que vive en El Cairo, sigue recordando la ciudad de sus trece años, sin poder ajustarse a ese presente, sin haber superado, entiendo, todas esas experiencias vividas durante ese corto periodo de tiempo. Un periodo de pocos meses, idealizado quizás pero que ha perdurado en la memoria,  que todavía sigue persiguiéndola”, aunque no es esta el verbo ideal para describir lo que le pasa a Elizabeth ya de adulta, no es “perseguir”..., mucho mejor hacer uso de lo que decía Javier Marías: “Hay un verbo inglés, to haunt, hay un verbo francés, hanter, muy emparentados y más bien intraducibles, que denominan lo que los fantasmas hacen con los lugares y las personas que frecuentan o acechan o revisitan; también, según el contexto, el primero puede signficar encantar, en el sentido feérico de la palabra, en el sentido de encantamiento...” Pues eso. A sus pies, señora Ducornet!


An important memory is like a gravitational field, the mind is compelled to return to it again and again. It is like a moon; it lives in light and shadow.”

 

 

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