Sobre los huesos de los muertos, de Olga Tokarczuk

 


 ⭐ ⭐⭐⭐⭐

 ♫♫ ♫  Vivaldi's Winter, Movement 1 (with piano)  ♫♫ ♫


Me adentraba en el bosque y vagaba por él sin prisa por terminar. Entonces el silencio se hacía cada vez mayor y el bosque se convertía en un gigantesco y acogedor abismo en el que podía esconderme a pensar. Alli no tenía que ocultar la más problemática de mis dolencias: mi llanto. Allí podía dejar que corrieran mis lágrimas, de modo que lavaran mis ojos y corrigieran mi vista. Quizá por eso veía más que aquellos que tenían los ojos secos.”


Qué novela tan fascinante pero al mismo tiempo tan compleja de describir aunque para nada ha resultado una lectura compleja (mis prejuicios de nuevo), todo lo contrario, desde su comienzo sentí que fluía casi sola pero una vez acabada, todavía alucino por el hecho de que haya resultado una novela tan libre en cuánto a etiquetas aunque por ahí te la quieran encajar como una especie de novela negra con tintes ecologistas. Realmente odio este tipo de etiquetas pero algo de noir tiene aunque mezclado con un toque existencialista con una buena dosis de adoración por William Blake entre otros muchos elementos dificiles de describir. Si soy sincera, lo que de verdad me llevó hasta esta novela de Olga Tokarczuk, que no tenia planeada leer, fue William Blake ((Debería usted saber que todo lo que podemos pensar es una forma de la verdad, cité a Blake.) , que es una auténtica debilidad, tenía curiosidad por saber qué tipo de conexiones podría tener esta novela con este genio. La primera conexión con Blake viene a través de su título “Drive your cart and plow over the bones of the dead (Guía tu arado sobre los huesos de los muertos)”, que es una cita de su Marriage of Heaven and Hell y a partir de aquí, cada uno de los 17 capítulos de la novela comienzan con epígrafes y citas de William Blake


-¿Cual fue el demonio que creó este vacio abominable?, preguntó Dioni.

Blake iba a la perfección con la átmosfera que se respiraba esa tarde, nos parecía que el cielo había descendido a la Tierra, al grado que había dejado muy poco espacio y aire para los seres vivos. Nubes bajas y oscuras surcaron el cielo a lo largo del día, y ahora muy entrada la tarde, restregaban contra las colinas sus barrigas llenas de humedad.”


Como ya mencioné antes es una novela que no resulta fácil de resumir. En pleno y helado invierno de un aislado pueblo polaco empiezan a ocurrir una serie de muertes misteriosas en el bosque. La figura central aquí será Janina Duszejko, un personaje a quién los demás tachan de excéntrica, no solo porque viva sola y apenas socalice con nadie sino porque está convencida de que los animales tienen alma, cree firmemente en que los astros marcan nuestro destino, y está obsesionada por la poesía de William Blake. Janina tiene sus propias ideas sobre la naturaleza humana y no tiene filtros a la hora de gritar a los cuatro vientos lo que piensa sobre muchas cuestiones relacionadas con la destrucción del ecosistema, además de que tiene una relación mucho mas estrecha con sus perras y con el fantasma de su madre muerta, que con cualquiera de los habitantes del pueblo. Desde las primeras páginas, Olga Tokarczuk nos sumerge casi sin esfuerzo dentro de la mente de Janina, a la que los demás tacharán de loca en momentos en que no sepan defender sus propios argumentos y esta continua alusión a la falta de cordura de Janina, al ser el lector el receptor de su narración en primera persona, le creará una especie de angustia porque sabe que no está loca ya que se identificará perfectamente con ella y sus ideas. Además, hay un cierto humor negro continuo navegando en las reflexiones de Janina que nos hará sonreirnos más de una vez:


Con Pandedios resulta dificil hablar. Es una persona taciturna, y como no es posible hablar con él, hay que callar. Con algunas personas, especialmente con los hombres, resulta difícil hablar. Tengo cierta teoria al respecto. Con la edad, muchos hombres caen en cierto autismo testoterónico que se manifiesta en una lenta pérdida de la inteligencia social y de la capacidad para comunicarse con las otras personas, la cual afecta también a la capacidad de formular pensamientos. La persona aquejada de esta dolencia se convierte en un ser taciturno y parece estar sumido siempre en sus reflexiones."


Sobre los huesos de los muertos” es una novela cargada con tintes tan oscuros como tragicómicos. Es apabullante la forma en que la autora trata ciertos temas usando como portavoz a Janina, desde la concepción de la soledad pasando por esa angustia existencial que nos hace exponernos a un mundo que no solo no nos gusta (“-¿Qué mundo es este en donde la norma consiste en matar y en provocar dolor? ¿No será que algo no funciona con nosotros?”), sino que no entendemos, y en el caso de Janina hay varias escenas en las que parece que las palabras no le sirvan de mucho a la hora de exponer sus ideas sobre la injusticia, rodeada como está de personas que hacen oídos sordos a los argumentos que no estén dentro de lo preestablecido. Hay varias escenas en las que Janina después de intentar argumentar contra alguna injusticia, parece que esté dando contra una pared de oídos sordos (la escena de la iglesia o aquella en la que se tiene que encerrar en el coche a llorar en silencio), son quizás los momentos en los que su frustración es la nuestra, tal es la capacidad de Olga Tokarczuk de transmitirnos la voz de su narradora.


La ira hace que la mente sea más clara y aguda, que se vean más cosas. Se apropia de las otras emociones y domina el cuerpo. De la ira nace toda la sabiduria, no cabe duda, porque la ira traspasa cualquier frontera.”

[…]

A veces cuando alguien experimenta la ira, todo parece evidente y sencillo. La ira implanta orden, nos muestra el mundo de una forma claramente resumida; con la ira recuperamos también el don de la clarividencia, tan dificil de alcanzar en otros estados.”


El fatalismo entre airado y socarrón de Janina la convierten en un personaje único: es capaz tanto de reirse de sí misma como de reflexionar sobre su pasado en un tono de profunda melancolía por los éxitos como ingeniera de puentes que tuvo que abandonar por una extraña enfermedad crónica, pero no por eso se siente frustrada por haber acabado en una pequeña aldea dando clases de inglés a niños de primaria. Le preocupa el destino de su entorno, la pequeña aldea, el bosque enfrentadao a la politica de las grandes corporaciones, y así y todo, encuentra felicidad en los pequeños placeres de la vida, placeres que desde fuera se ven como excentricidades (“La gente es capaz de entender únicamente lo que ellos mismos imaginan y con lo cual prefieren nutrirse.”): es la forma que tiene la autora de incidir continuamente en el hecho de que cualquier muestra de invidualismo que se niegue a encorsetarse dentro de lo que establece la sociedad, será cuestionado hasta casi el exilio.


Pandedios, por ejemplo, evita a toda costa llamarme por mi nombre. Eso también significa algo. No sé cómo se las arregla en cada ocasión para tutearme directamente sin usar mi nombre [...] ... no necesitaba su nombre para decirle algo. Se trataba de un grado particular de familiaridad."


Toda la novela está teñida de angustia existencial ante lo fugaz que es la existencia humana porque la narradora, Janina, está continuamente haciéndose preguntas sobre el mundo que la rodea, y porque aunque ella tenga muy clara su posición ante la vida, no puede evitar mostrar su ira ante la falsa moral y la manera en que la que están jerarquizados los seres vivos “-De un país dan fe sus animales. Nuestra actitud hacia ellos. Si la gente se comporta brutalmente con los animales, no hay democracia que pueda ayudarlos, en absoluto.” quizás por eso, lo que me resulte más impactante en esta novela sea la atmósfera que consigue transmitir Olga Tokarczuk a través de a elección de las palabras siempre con ese tono melancólico como trasfondo.

La traducción del polaco es de Abel Murcia.


-¿Sabe usted?, a veces tengo la sensación de que vivimos en un mundo inventado por nosotros mismos. Establecemos lo que está bien y lo que no, dibujamos mapas de significados… Y después nos pasamos toda la vida luchando contra lo que hemos concebido. El problema es que cada uno de nosotros tiene su versión particular y por eso le cuesta tanto a la gente llegar a un acuerdo.”

 

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