Frontera, de Zofia Nalkowska
⭐⭐⭐⭐⭐
♫♫ ♫ Don't Call My Name - Skinshape ♫♫ ♫
"La cuestión es que tiene haber algo. Una especie de frontera que no debe cruzarse, más allá de la cual dejas de ser tú mismo."
Solo puedes ser lo que eres, querida, no puedes hacer nada para cambiarlo.”
Siempre es un gozo encontrarse con una novela como ésta,, inesperada además, Frontera, de una autora, en este caso, bien conocida en su país, Polonia, pero totalmente invisible para el resto de la humanidad (Gracias a Báltica Editorial. Después de haberme zampado en apenas un mes y poco tres novelas de Olga Tokarzcuk y buceando aquí y allá sobre literatura polaca, llegué hasta Zofia Nalkowska y nada podría haberme preparado para lo que me encontré. Es cierto que en un principio tenía mis dudas porque últimamente veo la coletilla “feminista” en un libro como una especie de anzuelo que me echa para atrás, lo confieso,…, son los tiempos que vivimos y parece que es una coletilla que tuviera que traer las garantías de calidad, cosa que para nada es así. No me gustan estas etiquetas que siempre parecen enlazadas con las modas del momento. Frontera es una novela escrita por una mujer, Zofia Nalkowska y claro que aborda a algunos personajes femeninos enfrentados a lo dura que siempre ha sido la vida para las mujeres, es cierto, pero también es cierto que he leído algunas novelas escritas por hombres que abordan la problemática femenina igual de bien (Las hermanas Makioka, Junichiro Tanizaki, por ejemplo), y no por eso veo esa coletilla cuando se trata de ellos. En fin, que me enrollo como siempre, pero en resumidas cuentas, Frontera es una novela soberbia que no necesita para nada ser vendida como feminista porque es una novela que ahonda tanto en la psicologia femenina como en la masculina con una madurez poco habitual de la época en que fue publicada, 1935: se establece un balance entre ambos, aunque la sociedad que retrate sea totalmente patriarcal. Zofia Nalkowska sí que es una autora comprometida con la mujer de su tiempo, pero no por eso descuida, otros aspectos, sociales sobre todo, y en ningún momento veo que se obsesione en establecer esas diferencias entre hombres y mujeres en lo referente a la liberación física… pero sí los expone... a esta autora le preocupa sobre todo la cuestión emocional y hasta qué punto la sociedad nos convierte en víctimas casi al mismo nivel. El mundo lo han construido ellos, pero también ellos son victimas en muchos aspectos como bien se demuestra en muchos momentos de la historia.
"-
Yo de niño pensaba que mi padre no te trataba bien.
Pani
Cecylia se quedó pensativa
-
Era su forma de entender la vida, y estaba en su derecho. No era nada
personal contra mí, era simplemente su forma de ser. Pero sí,
puedes ser un tormento para otra persona limitándote a ser como
eres."
Frontera fue publicada en Polonia en 1935, y es un clásico de la literatura polaca de entreguerras. Quizás el secreto de esta novela esté en el hecho de que muchas de las reflexiones y preocupaciones de sus personajes, tanto hombres como mujeres, nos permitan identificarnos con ellos aun ahora, siguen estando muy vigentes. Si hay que resumir el argumento de alguna forma, se puede decir que narra la historia de ¿amor? de Zenon Ziembiewicz con dos mujeres, que a lo largo de la novela se casará con Elżbieta Biecka, una chica bien, no sin antes haber tenido una aventura con el otro gran personaje femenino de la historia, Justyna Bogutówna, de un estrato social inferior. Vale hasta aquí. Es la típica historia de las de toda la vida, triangulo amoroso y demás zarandajas, pero no, Zofia Nalkowska, aunque es una autora clásica ya por el tiempo que ha pasado, construye una novela tan moderna que me ha impresionado mucho por cómo maneja todos los estratos de la sociedad que retrata, la descripción de sus personajes, ellos y ellas y por supuesto la estructura de la novela, que es una maravilla: "- No hay nada desconocido más allá de los límites humanos. Lo desconocido no está en ninguna parte, solo dentro de los propios humanos." La novela comienza por el final, con El Incidente Desencadenante, para a continuación ir atrás en el tiempo y presentarnos a sus personajes: El contexto en el que crecen tanto, Zenon, como Elzpieta y Justyna hasta el momento en que se conocen, pasando elípticamente por el tiempo, es decir, la autora no se detiene en explicar el tiempo, sino que avanza usando escenas determinadas y llegado un punto concreto, el lector es consciente que realmente han pasado años desde la escena o capitulo anterior.
“Así eran las cosas. Bastaba con que su actitud ante tales lapsus fuera la correcta. Ocurrían bajo el nivel de la realidad y no alcanzaban nunca el punto en el que el silencio se convierte en mentira. Se quedaban en episodios de la vida clandestina, considerados desde su origen como inexistentes.”
En este aspecto, la Nalkowska nos sumerge en todos los puntos de vista, interesantísimos, sobre todo el de Zenon, quizás el personaje más cobarde a la hora de enfrentarse a sus problemas…, ellas, dentro de la sociedad patriarcal que coarta sus pasos, son mucho más fuertes que Zenon, que en teoría debería ser el fuerte, aunque le vemos continuamente huyendo de sí mismo y de su sentimiento de culpa: “No soy culpable de nada. Todos lo hacen, todos se comportan así, todos…”. Por eso, me refería antes a lo sabia que me parece esta autora a la hora de alejarse de maniqueísmos y abordar esta infinita gama de grises, que conforma realmente lo que es la naturaleza humana. Zofia Nalkowska es además siempre muy coherente a la hora de alejarse de romanticismos banales, incluso en los momentos en los que Zenon se cree enamorado, al igual que ellas, hay una fina línea que demarca la realidad continuamente, como si la autora estuviera advirtiendo: “no disfracemos de amor el deseo físico, o no disfracemos de amor el tener que cumplir etapas, asi que ahora toca casarse con la chica buena”. Quizás es lo que más me ha impresionado de esta autora, es su enorme capacidad para mostrar la realidad de los sentimientos, sin disfrazarlos de zarandajas románticas. A lo largo de su vida, Zenon se encuentra comparando ambas mujeres en varios momentos definitivos, como en los reencuentros, y desde luego, el elemento romántico está ausente: la vida no es una novela rosa, parece decir Zofia Nalkowska.
Elzpieta:
“Así que durante un rato se contemplaron en la distancia, caminando hacia ese encuentro a la luz brillante y objetiva del día. Como si el tiempo se hubiera ralentizado durante ese momento para permitir a Zenon digerir su decepción. El caminaba cada vez más despació, luego se detuvo en el sendero esperándola. Le parecía demasiado palpable, toda hecha de carne, encerrada en unas dimensiones determinadas, estrechamente delimitada por el aire. Totalmente diferente a aquella mujer en la que había estado pensando.”
Justyna:
“Se había olvidado de ella por completo. Durante un breve lapso de tiempo, medido por sus pasos rápidos, la observó con detenimiento. Estaba totalmente cambiada, era alta y delgada. Se había convertido en otra persona y, sin embargo, al verla caminar comprendió que aun llevaba dentro todo lo que una vez había sido para él.”
Independientemente de los soberbios retratos psicológicos, tanto de sus protagonistas como de sus secundarios, uno de los puntos que más me han maravillado es como profundiza en las diferentes clases sociales de la Polonia de entreguerras, muy marcadas pero ya con una conciencia de clase asomando por los diferentes resquicios. Zofia Nalkowska describe tan bien ese trasfondo social y moralista, por ejemplo en las condiciones de vivienda donde los sótanos de las grandes casas que eran alquiladas a las clases bajas sin un asomo de luz mientras la clase alta vivía en los pisos inmediatamente superiores cobrándoles un alquier por unas condiciones infrahumanas. Casas, como en la que vive Elzpieta, que con sus sótanos se convierte en una especie de metáfora de lo que era Polonia, nacimientos, muertes, conflictos de todo tipo, no solo en una misma casa sino incluso en una misma habitación. Hay varios momentos en esta novela en la que Nalkowska retrata con finísimo talento la esencia de la naturaleza humana en apenas unas habitaciones. Pero no solo es el aspecto social el que domina y controla totalmente la autora, sino que me sorprendió muchísimo encontrarme en un pasaje en el que menciona por ejemplo la menopausia, un tema totalmente tabú, yo diría, o la depresión, “Me dí cuenta de su comportamiento, pero pensé entonces que se trataba de una pose. Su sonrisa es una escapatoria. Ella sonríe cuando no tiene más remedio.”, ya digo que son temas que no estoy acostumbrada a encontrarme en la literatura de la época, y así podría continuar con temas no solo inherentes a ellas sino lo que se les exigía a ellos, una sociedad donde los papeles de género estaban tan marcados que, por ejemplo, un personaje como Zenon, se sentía “estresado” por la presión social.: "No había paz en este mundo, nada en la tierra era definitivo y una persona siempre podía convertirse en la fuente de atroces torturas para la otra."
“Hubo un tiempo en que todas ellas fueron jóvenes, y se seguían dejando a su paso huellas de su anterior juventud, como una rama en flor prendida a un vestido pasado de moda. Habían sido borradas de la superficie de la vida, aorrojadas a la orilla por sus corrientes más profundas, maravillosas y malvadas. Jadeantes y exhaustas, yacían al borde de las aguas recordando a sus maridos fallecidos, a sus hijos caídos, a la indiferente y lejana familia. La guerra, la revolución, los cambios del mundo las habían dejado en un estado de asombro. Con la mirada fija, sumidas en un solitario drama de artritis y menopausia, comparaban la anarquía de los tiempos actuales con las reliquias de las antiguas anarrquías, con los precios y creencias naufragadas. Todavía tenían que vivir un poco más para poder morir.”
En definitiva, es una novela que me ha encandilado por todas las perspectivas, por toda la gama de matices de una sociedad polaca marcada por unos conflictos que sus personajes todavía llevaban a cuestas sin saber lo que les deparaba todavía la historia. Zofia Nalkowska además nos presenta diferentes tipos de mujeres, algunas incluso saliéndose de ese papel preestablecido y alejándose de la maternidad y otras incapaces de huir de ese encorsetamiento. Diversos modelos femeninos pero también los masculinos están muy presentes y de alguna manera Nalkowska viene a decir que era dificíl huir de la presión, algunos lo conseguían, como se viene a demostrar hacia el final pero siempre a costa de alguien o de algo. Una novela espléndida que me parece imprescindible.
La traducción es de Katarzyna Olszewska Sonnenberg.
“No sentía resentimiento hacia ella. Solo cansancio y una especie de inmensa compasión. Por ella y por sí mismo. Porque ambos habían entrado en una relación que era molesta y difícil, incierta y oscura, que les afectaba a los dos.”
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