El mundo deslumbrante, de Siri Hustvedt

 

 

⭐⭐

 

 Atención, que ando en una época destroyer y aquí tampoco habrá ♫♫♫ música♫♫♫



"En la calle los hombres se volvían para mirarla. Pero no le gustaba coquetear ni era dada a las conversaciones triviales. Harriet era tímida y solitaria. Cuando estaba con más gente solía mantenerse callada, pero si hablaba lo hacía con tal contundencia e inteligencia que asustaba a los demás, sobre todo si eran chicos de su edad.

Esa suerte de torpe brillantez que ella tenía resulta más fácil de catalogar en un hombre, aparte de que no conlleva ninguna amenaza sexual.”



Otra lectura, la segunda seguida que me ha resultado agotadora. Puede que esté influida por el hecho de haber leído últimamente dos libros que me volaron la cabeza, Between de Christine Brooke-Rose y El mar vivo de los sueños despiertos de Richard Flangan, porque a veces es difícil recuperarse de una lectura que te marca y encajar en la siguiente, pero en el caso concreto de Siri Hustvedt, la verdad es que no le puedo echar la culpa a nada, simplemente a que no he conectado con una novela que me ha resultado dispersa e impostada. Empezó bien, y a priori tenía todos los ingredientes que me interesan: el lugar de la mujer en la creación artística, la política de género en un campo como el artístico donde se mueve sobre todo por el dinero, las modas y las apariencias, y lo difícil que lo tiene una mujer para ser reconocida en el arte desde el principio de los tiempos, y a día de hoy, las cosas no parecen haber cambiado demasiado. Y para ello, Siri Hustvedt, construye una novela en torno a una mujer, Harriet Burden, que al quedarse viuda de un exitoso galerista y marchante de arte, decide retomar su vida artística que sacrificó en favor de la familia. En su juventud había jugueteado con esta creación artística, pero cuando conoció a Félix lo abandonó todo para dedicarse a ser su florero, su anfitriona en las cenas y su acompañante en esta triunfante vida social en la elitista Nueva York del arte, que no es mala elección siempre y cuando no acabe luego frustrada. El problema de Harriet, a quién llaman Harry, surge cuando después de quedarse viuda se queda huérfana de vida social. Había permitido hasta cierto punto ser el bastón, el florero de Felix así que entra en crisis ¿y qué idea se le ocurre para acabar con su aburrimiento existencial?? Como nadie le hace caso por ser mujer en el arte, decide enmascararse tras tres hombres, una especie de “negros”, ella pone las obras de arte y venden estas exposiciones como si fueran creaciones de ellos. Es una forma muy simple de resumir una novela que parece mucho más compleja pero realmente el resumen de esto sería precisamente esto: Harriet se camufla tras las identidades de tres hombres para demostrar que sus obras solo pueden tener visibilidad si las presenta un hombre, si las hubiera expuesto como Harriet Burden, nadie se hubiera detenido en ellas. Francamente, y aunque esté basada en algunos hechos reales, este experimento feminista me parece un planteamiento ingenuo e incluso con tintes vengativos que convierte todo el concepto de la mujer en el arte una chiquillada.


"En mi cara: He oído que Jonathan va a exponer tu trabajo porque es amigo de Félix. Además necesitaban alguna mujer entre los artistas de la galería. ."


No había llegado a la mitad de esta novela cuando me dí cuenta de que realmente casi que no me interesaba ya nada de lo que ocurriera a la pobre Harriet y no precisamente por la temática, sino por la frialdad, la repetición de la misma fórmula una y otra vez bajo un estilo y una estructura que parece innovadora y sin embargo no está bien encajada. La estructura de la novela no es tradicional pero eso no significa que no pueda resultar artificial e impostada. Para contar la historia de Harriet/Harry, la autora se apoya en los diferentes puntos de vista, coralidad de personajes, diarios de Harriet, criticas de arte de medios especializados, transcripciones, personajes de su vida, hijos, amantes, artistas, que supuestamente tienen que ayudar a componer el retrato de Harriet/Harry en un mundo, el del arte neoyorquino, donde la venganza, la de ella, se sirve en un plato frío. Pero estos diferentes puntos de vista acaban resultando agotadores porque el ritmo no cambia, el estilo es el mismo en cada uno de ellos, la misma narración mecánica repetida hasta la saciedad sin ajustarse al ritmo que podría tener cada una de estos personajes. E incluso he tenido la impresión de  un cierto tono pedante por parte de la autora al abordar ciertos hechos históricos, filosóficos, artísticos insertándolos en conversaciones o en una narrativa sin estar del todo bien encajados porque al lector le puede dar una impresión de estar fuera y no veo en ningún momento que la autora muestre calidez a la hora de atraer al lector hacia su sabiduría intelectual, todo lo contrario, e incluso hay un momento en que inserta una referencia a sí misma, la ensayista y novelista Siri Hustvedt. Me interesa mucho el arte, quizá fue ésta también una baza favor para sumergirme en esta novela, pero hay muchos momentos en esta novela en la que noto que la autora está un poco obsesionada por lanzar sus conversaciones eruditas casi con calzador; podría poner ejemplos de otros autores donde este detalle se convierte en una sed y curiosidad por saber más e investigar, pero en este caso concreto, a mí me hizo el efecto contrario.


"La belleza podía ser inconsistente, árida y aburrida. Él buscaba pensamientos y redaños dentro de una misma obra, pero sabía que tampoco eso bastaba para que se vendiera. Para vender arte había que crear el deseo y, según él, no había que satisfacer ese deseo porque si no dejaría de existir como tal. El objeto de deseo tiene que ser inalcanzable."


Toda la primera parte de la novela me interesó muchísimo, y consiguió involucrarme pero llegado un punto hasta el primer tercio, en la que fui consciente que me quedaba todavía muchísima novela y prácticamente ya lo sabía todo de Harriet, fue cuando empecé a desconectar. Entiendo que es una novela donde una mujer se rebela ante el mundo porque se siente infravalorada y crea una especie de venganza (que no me convence nada) pero  para ser una obra aparentemente feminista esta de Siri Huvsted, veo que su protagonista se pasa media vida lloriqueando porque ni su padre ni su marido la entendieron lo que ella se hubiera merecido. Llevo una temporadita destroyer, pero no veo en esta obra nada guerrillero salvo por una serie de referencias históricas sobre el ninguneo de la mujer en el mundo del arte. Una novela que me ha decepcionado por esto mismo, porque subestima al lector continuamente y mira que los temas que exponer son interesantes, pero ni así.

La traducción es de Cecilia Ceriani


"Me senté en la parte de atrás de a ambulancia junto a los enfermeros y escuché el ulular de la sirena. A esas alturas ya me había convertido en una mujer de piedra, una espectadora y, al mismo tiempo, una actriz en escena. Lo recuerdo todo nítidamente, sin embargo una parte de mí continúa sentada en la pequeña mesa junto a la ventana de la cocina. Es la parte de Harriet Burden que nunca se levantó de la silla..." 

 

 

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