Escena de caza (furtiva), de Agustín Gómez Arcos
⭐⭐⭐⭐
♫♫♫ Han caido los dos - Radio Futura ♫♫♫
"Un muerto es... es una persona que desaparece para siempre, que nadie vuelve a ver. La muerte de alguien es... como irse de viaje sin despedirse y...no volver nunca más. Forma parte de la vida."
Agustín Gómez Arcos escribió esta novela entre 1977 y 1978 entre
París y Madrid cuando volvió a España de su exilio en viajes
intermitentes imagino que respirando la atmósfera de una España ya
liberada. Sin embargo parece que no encontró la España que esperaba
en esta Transición tan buscada, desesperanzado, con una cierta rabía
crónica por todo lo perdido, parece que siguió sin verlo claro. Es
cierto que una vez abandonado su país, debió idealizar esta España
tan imperfecta y al mismo tiempo tan llena de matices, así que en
todos estos años de exilió debió configurar una esperanza
idealizada que nunca termina de ser real. Aunque Francia lo acogió,
y escribía en francés, nunca llegó a nacionalizarse francés
porque le hubiera obligado abandonar su nacionalidad española, así
que aquí tenemos a un hombre imagino que en conflicto eterno entre
su tierra imperfecta y el país de adopción. Agustín Gómez Arcos
incomprendido,vapuleado y censurado durante la era franquista,
siguió siendo un incomprendido una vez llegada la Transición, y es
ahora cuando parece que empieza a tener un poco de visibilidad en España
gracias a Cabaret Voltaire y a su traductora. Él quiso escribir en
español solo que cuando volvió a España, parece
ser que ninguna editorial le abrió sus puertas, y eso que ya se
había muerto Franco, así que no, la España liberada tampoco era
ideal. Esta es la segunda novela suya que leo (la primera fue Ana No) y me confirma que es un
autor imprescindible, único, que narraba en francés una España que
él siguió imaginando y a flor de piel, aunque no la estuviera pisando y esta España no entendiera su cólera interior.
"A pesar de que sus antepasados no tuvieran un céntimo desde hace siglos (ella se niega a decir desde siempre), su familia es su familia, su apellido sigue siendo su apellido y, obviando el hecho de que en realidad se llama Jacinta García, se pone, sin dudarlo, de parte del nuevo orden, del orden eterno, o sea, en el bando de los arrogantes vencedores de la guerra civil. Es su devoción."
"Casi todos sus clientes son militares chusqueros. Sus putas, aunque refinadas, son feas. Las recoge en la calle, les enseña a vestirse, a escuchar con atención y a hablar de guerra y de fascismo. Estos guerreros sin batalla parecen definitivamente agotados."
En un estilo directo, crudo y descarnado, Agustín Gómez Arcos escribe una novela negra ambientada en la España franquista, y el presente está situado en los años 70, los últimos coletazos de esa era, aunque los flashbacks pasen por todas sus fases anteriores, y centra la novela en torno a Germán Enriquez, Jefe de Policia asesinado de dos tiros. Así que cuando comienza la novela, el personaje central ya está bien muerto para alegría de la mayoría de los personajes, yo diría que todos los que conforman esta novela. Conoceremos a Germán Enriquez a través de varios personajes, empezando por su viuda, que lo odiaba "Siempre pensó que cuando llegara el momento no lloraría. La razón íntima de las lágrimas depende de la alegría de la vida, de los momentos felices.", pasando por otros personajes, su amante, un amigo médico, él mismo en un capítulo titulado La Presa, y finalmente su asesino. Es una novela con un título a mi entender fascinante, porque toda la novela está ideada sobre una cacería (furtiva), imaginada por su viuda e ideada y orquestada por algún personaje más, y toda la novela está relatada cuando su personaje central ya ha sido abatido pero el recorrido en flashback hasta llegar hasta ahí, casi la convierte en una novela de suspense. Conocemos el odio que todos le tenían a este jefe de policia, pero iremos descubriendo paso a paso qué generaba este terror y este odio hasta el desencadenante final, y la liberación, la alegoría de una España atrapada cimentada en este jefe de policia. La presa, o sea Germán Enriquez fue durante décadas una herramienta orquestada por el régimen para sembrar, la muerte, la tortura y el terror, y aunque la novela en su presente esté situada en una ciudad minera del norte de España, realmente Agustín Gómez Arcos, está describiendo la totalidad de una España que parecía que poco a poco fuese despertando de una pesadilla; pesadilla en la que Germán Enriquez como figura central, no buscaba ni el poder ni el ascenso ni destacar, quería seguir escondido tras una invisiblidad en la que solo la sed por la destrucción en forma de sus víctimas parecía dar sentido a su vida.
"- Yo no soy perro de caza. Soy perro guardián. Odio cazar. Lo que me gustan son las víctimas. Una víctima es una necesidad social, el precio que hay que pagar por la tranquilidad general. Me gustan las víctimas porque aseguran la estabilidad y el equilibrio de los demás. Mientras les arranco de cuajo su rebeldía no los odio. Porque me ayudan a conocer mejor la naturaleza humana, tan contraria a la paz."
Es una novela que funciona sobre todo como una alegoría de una etapa en la historia de España muy negra, muy cerrada, y alegóricos son sus personajes y su estilo, que en medio de tanta sequedad y suciedad, tiene una habilidad muy rara para resultar poético. Es uno de los aspectos de la narrativa de Agustín Gómez que ya me llamaron la atención en Ana no, esa contradicción entre un cierto lenguaje minimalista, yendo al grano, seco y muy crudo, y ese otro aspecto que lo dota en muchos párrafos de pura poesía. En Escena de caza (furtiva) detecto también que su autor vivía en un eterno conflicto íntimo, con un enfado interior que imagino que liberaba escribiendo. En este aspecto ésta es una novela fascinante por lo que revela de su autor, esa búsqueda de una España que ya había dejado de existir y que sin embargo, él todavía añoraba. Un autor inmenso, Agustín Gómez Arcos.
La traducción del francés es de Adoración Elvira Rodriguez.
“La Señora se prepara para su día de luto igual que un preso se dispone a recibir la libertad (la que es producto de la abolición de las cárceles, no la que proviene del hecho fortuito de un indulto)."
Sin embargo, tan ansiada libertad es la consecuencia de una escena de caza. Furtiva; o sea, fortuita. Pero la Señora sabía que tal escena de caza (furtiva) terminaría por inscribirse, de modo inexorable, en la línea ascendente de su destino. Y asi ha sido.”
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