El orden del día, de Eric Vuillard
♫♫♫ Bad Vibrations - The Black Angels ♫♫♫
“Sobre el papel, Austria ha muerto; caída bajo la tutela alemana. Pero, como salta a la vista, nada tiene allí la densidad de la pesadilla, tampoco la refulgencia del terror. Tan solo el aspecto pegajoso de los trapicheos y la impostura. Ni altanería violenta, ni palabras terribles e inhumanas; únicamente la amenaza, brutal; la propaganda repetitiva y vulgar.”
Es mi primer acercamiento a Eric Vuillard y tengo que decir que he disfrutado mucho de esta novela sobre todo por el periodo histórico que viene a rescatar, un momento crucial en el desencadenante de la Segunda Guerra Mundial, aunque también es verdad que no tengo muy definido todavía a Vuillard como autor, debe ser precisamente porque este tema tan potente ensombrece de alguna manera su forma narrativa. Tendría que seguir leyéndole para comprobar quién es realmente Vuillard. Pero si que es cierto que un detalle a destacar y en favor de Vuillard sea el hecho de que consigue transmitir lo relevante que este momento histórico sigue siendo en nuestro presente porque de alguna forma establece un símil entre el pasado y nuestro presente. Eric no Vuillard incide en el hecho de que la Pasado no se ha desvanecido y que el mundo sigue gobernado por los mismos porque la oscuridad en la que cayó Europa a principios del siglo XX sigue acechando, está a la vuelta de la esquina:
“Se abruma a la Historia, se pretende que ésta obliga a adoptar poses a los protagonistas de nuestros tormentos. No veremos nunca el dobladillo mugriento, el hule amarillento, la matriz del talonario, la mancha de café. Tan solo nos mostrarán el perfil amable de los acontecimientos”.
En “El orden del día”, Vuillard se centra en la toma de control de Austria por parte de Alemania a principios de 1938, una invasión disfrazada de anexión, las palabras pueden llegar a engañar pero tal como dice Vuillard en un momento “La verdad está dispersa en toda clase de partículas”. La novela, que se podría calificar de ficción histórica comienza con la reunión de los 24 principales industriales de Alemanía con Göring e Hitler, una excusa para pedirles fondos en pleno 1933, estos fondos servirían para la llegada del terror, y el primer paso era invadir Austria. Los Krupp, BMW, Siemens, Bayer, Agfa, etc contribuyeron con fondos al partido nazi, y las mismas empresas sobrevivieron y prosperaron hasta el día de hoy sirviendo a los diferentes gobiernos, partidos o alianzas; una reunión la de 1933 en la que “los sacerdotes de la gran industria alemana, estudiaban ya como despedazar el país”.
“Sin embargo, justo antes del Anschluss, se produjeron más de mil setecientos suicidios en una sola semana.
[...]
Tanto da que hubiera presenciado o no aquellas abyectas escenas en las que les obligaban a comerse la hierba. Su muerte refleja únicamente lo que sintió, la enorme tribulación, la repulsiva realidad, su asco hacia un mundo que vio desplegarse en su desnudez asesina. Porque en el fondo, el crimen estaba ya allí en las banderitas, en las sonrisas de las muchachas, en toda aquella primavera pervertida. Incluso en las risas de ese fervor desencadenado, debió de advertir Helene Kuhner el odio y el regocijo.”
Vuillard cuenta algunas escenas durante el ascenso de Hitler al poder en una mezcla de ficción y realidad, los hechos históricos están ahí, palpables, documentados, pero convierte en ficción literaria escenas concretas que no están documentadas, y lo hace cuestionando y criticando la hipocresía y la indiferencia tanto de los británicos como del resto del mundo ante lo que se estaba produciendo en Alemania. Quizás la ficción pueda estar en lo que Vuillard inventa sobre cómo se sentían, pero yo diría que hay más de historia que de ficción en este texto de Vuillard. Las escenas en las que Hitler presiona, por ejemplo, al canciller austríaco para acepte la anexión/invasión, y sus giras triunfales por Austria están perfectamente documentadas, pero Vuillard lo relata con mucho ritmo e ironía. Lo compara a un teatrillo pachanguero, diplomacias fallidas, intereses, trapicheos, fortunas engrosadas a costa de un horror que muchos vieron venir. Todo enmascarado bajo multitudes que disfrazan la realidad con vítores a un líder que podría haber salido de una película de cartón piedra, y hay momentos en que Vuillard consigue comparar toda esta parafernalia creada por los nazis con la ilusión que crea el cine: “El mundo no es un desfile de modas, y el cine debe crear ilusión”. Esta es una novela corta que se puede leer apenas en una tarde y Vuillard demuestra talento a la hora de contarnos estos acontecimientos de un momento crucial de la historia, recrea ciertas historias, saca a relucir ciertos personajes de tal forma que incluso llegamos a reconocer a los que nos gobiernan hoy en día, mismos fantoches, con diferente disfraz. Quizás este sea el detalle que más me ha interesado de esta novela, cómo Vuillard consigue traspasar la historia y situarla en el presente, y sin embargo el texto se queda un tanto corto y se eche de menos algo más de profundidad. “Y lo que sorprende de aquella guerra es el inaudito triunfo de la desfachatez, por lo que debemos tener presente una cosa: el mundo se rinde ante el bluff. Incluso el mundo más serio, más rígido, incluso el viejo orden, aunque nunca cede cuando se exige justicia, aunque nunca se doblega ante el pueblo que se subleva, sí se doblega ante el bluff.”
La traducción es de Javier Albiñana.
“Es curioso cómo, hasta el final, los tiranos más convencidos respetan vagamente las formas, como si quisieran dar la impresión de que no se saltan por las buenas los trámites administrativos mientras transitan abiertamente por encima de todas las normas. Se diría que el poder no les basta, y que experimetnan un placer suplementario obligando a sus enemigos a cumplir, por última vez, los rituales del poder que ellos mismos están dinamitando.”
Pues me lo apunto, me gustan mucho los libros de historia que son, por encima de todo, novelas, no doctos tratados con fechas. No hace mucho termine el último tomo de la novela sobre Mussolini de Antonio Scurati, siempre me pareció un personaje fascinante (no en el buen sentido) y las novelas están muy bien escritas.
ResponderEliminarBeau, la trilogía de Scurati la tenía por ahí en la lista de pendientes pero no atreví con ella, aunque este contexto histórico es apasionante. Un buen complemento para la novela de Vuillard, si. Y como digo, es tan corta que se puede leer en dos tacadas. Así que ¿recomiendas estás novelas de Scurati??? Fue la era de los fantoches convertidos en protagonistas de un teatrillo del horror.
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