La hora entre la mujer y la guitarra (Die Stunde zwischen Frau und Gitarre), de Clemenz J. Setz

 


 

 ⭐⭐⭐⭐⭐

 ♫♫♫ While My Guitar Gently Weeps - The Beatles ♫♫♫

 


"Tengo que salir de aquí de alguna manera, pensó Natalie. Pero sólo le vinieron a la mente pensamientos falsos y cosas inútiles. Restos de otros capítulos de su vida."


"La hora entre la mujer y la guitarra" es una novela que me ha impresionado y ya contaba en anteriores crónicas (Las lunas antes del aterrizaje y Las abejas y lo invisible) que Clemens Setz me parece un autor que va por libre, único, que no se parece a nadie, y aun habiendo leído dos novelas suyas ya, nada me había preparado para ésta porque en ella no hay respiro, es casi un psycho-thriller con una atmósfera de amenaza continua durante sus mil páginas. En cada uno de sus capítulos más o menos cortos, que podrían funcionar como pequeños relatos, sin numerar, sino llevando por título una palabra o frase reflexiva sobre lo que ocurre en la sección, Setz se las apaña para enlazar un capítulo tras otro creando una suerte de suspense continuo, un suspense apoyado sobre todo en la base de la información proporcionada a cuentagotas, la va desvelando poco a poco a medida que la mente de su protagonista, Natalie Reinegger, va analizando una serie de hechos que van apareciendo frente a ella. Después de haber terminado esta novela que me ha dejado bastante shockeada sobre todo por cómo monta Setz su historia en torno a Natalie, siguiéndola muy de cerca, pegado a ella como una lapa, estableciendo una especie de simbiosis entre personaje y sutor, todavía sigo fascinada por toda la cantidad de temas que aborda aquí Setz pero sobre todo en lo que se refiere a las relaciones de poder, el poder y el control de una persona sobre otra y sobre todo la dependencia total de una persona hacia otra. Es ante todo una novela sobre acoso, el voyeurismo, las diferentes maneras de seguir a alguien tanto físicamente como psicológicamente hablando, y es un tema que a la larga acaba afectando al lector, por lo menos a mí me ha ocurrido por cómo envuelve Setz todo lo que gira en torno a acechar, a stalkear y debido a ello, como digo, consigue crear una atmósfera que en algunos momentos se puede acercar al terror: a sentir mientras lees que necesitas mirar por encima del hombro, o mirar por la ventana (como hace Natalie a veces), por si hay alguien acechando en el exterior. Todo esto está firmemente interconectado también a nuestra relación con las redes sociales en las que prácticamente medio planeta sigue/acecha al otro medio.


"Siempre me encuentra en todas partes”, afirmó Hollberg. Puedo esconderme donde quiera, él me encontrará en cualquier lugar. Entonces ¿por qué esconderse? Realmente puede encontrarte en cualquier lugar. No hay escapatoria."



La trama es fascinante y en algún punto se convierte en una suerte de pesadilla. Natalie Reinegger, con veintiun años acepta un trabajo como cuidadora en un sanatorio para discapacitados, un sanatorio además con unos pacientes (a quién se les llamará clientes) con peculiaridades muy éxoticas. A Natalie se le asignará el cuidado de Alexander Dorm, que con apenas treinta años, es un paciente en silla de ruedas que ha pasado un tiempo en un ala psquiátrica por haber acosado a Cristopher Hollberg, y fue tanto el acoso a través de cartas y amenazas a su mujer, que llevó al suicidio de la mujer de Hollberg. Ahora y una vez incorporada al trabajo, Natalie descubre que Dorm recibe una única visita semanal y será la del mismo sr. Hollberg, el hombre al que acosó y cuya mujer se acabó suicidando al no ser capaz de soportar la presión. Asi que desde un primer momento el lector vivirá a través de las reflexiones de Natalie la enorme intriga del motivo de estas visitas ¿cómo es posible que Hollberg visite a la persona que le arruinó la vida? La relación entre ambos hombres es aparentemente cordial, de obsesión de Dorm sobre Hollberg. Dorm que es un misógino declarado, que odia a la mayoría de las mujeres, está enamorado de Hollberg y las visitas ejercen sobre él una dependencia total, no sabemos hasta qué punto es enamoramiento o una obsesión compulsiva, lo que si queda claro desde el primer momento  es que Dorm vive y se prepara durante la semana para la visita de Hollberg.

Para Natalie y a medida que la novela avanza, las visitas de Hollberg le darán más que pensar. A priori parece que Dorm un misógino redomado, que humilla continuamente a Natalie y que tiene estallidos de ira en cuanto Hollberg deja de prestarle atención, pudiera parecer el acosador y sin embargo a juzgar por lo que va observando, la actitud de Dorm es de dependencia y sumisión total hacia Hollberg, y es éste último el que parece controlar y manipular su estado de ánimo a su conveniencia. "Ese frío tan gélido, pensó Natalie. Él lo soporta. Sí, eso era: resistencia. Perseverancia. Era una especie de endurecimiento." Es fascinante analizar la relación de poder y control entre Dorm y Hollberg a través de los ojos de Natalie porque somos testigos de la evolución de lo que pueden ser las relaciones de poder. Supuestmaente Hollberg está visitando a un hombre que se dice que ayudó a destruir su vida, entonces ¿por qué mantiene estas visitas y por qué no falta ninguna semana a ellas? Natalie a su vez pregunta e intenta indagar a sus compañeras de trabajo sobre la extraña relación entre ambos, y sin embargo, estas a su vez y sin profundizar, dosificando información, le dan a entender que todo está bien, han normalizado el comportamiento abusivo. Dorm que es una persona sumisa y dependiente cuando se encuentra en compañía de su adorado Hollberg, sin embargo ejerce un comportamiento abusivo hacia sus cuidadoras, porque para él las mujeres son como guitarras disfrazadas, cuerpos huecos con formas voluptuosas. Ante la falta de información, Natalie, sin embargo, llevará a cabo su propia investigación.


"Dime, B, ¿por qué todo esto tiene un tono de pesadilla? La relación entre Dorm y Hollberg, quiero decir. ¿Por qué es esto...? Quiero decir, no ha tenido sentido durante mucho tiempo, ¿verdad? 
- Toma tiempo", dijo. Hasta que consigues entrar."


Sin embargo esta novela va mucho más allá de esta linea argumental en torno al misterio de la relación entre Dorm y Hollberg. “Después del trabajo sólo tenía un pensamiento. Adormecerse, desconectarse, desprenderse de su propia piel, sentir algo diferente”. Paralelamente a esta trama, Natalie tiene una vida fuera de su trabajo en el sanatorio y aquí puede que esté la otra parte fascinante de esta soberbia novela. Natalie vive en un continuo conflicto consigo misma, está perdida y tiene una forma muy personal de relacionarse con su entorno. Para ella las palabras tienen colores, e incluso ve imágenes en estas palabras, imágenes la mayoría abstractas. Está tan influenciada por su relación con su iPhone, un objeto continuamente presente en la novela, que los mundos virtuales, los juegos, los vídeos pornográficos o las salas de chat, que la realidad virtual tiene casi más importancia que la realidad física, ya que este Iphone no solo lo usa para grabar conversaciones y sonidos mientras pasea, sino que prácticamente las conversaciones más reales para ella serán las virtuales. "Para él, solían ser instrumentos, instrumentos musicales. Él pensaba que las mujeres eran guitarras. Cuántas veces se había preguntado acerca de los extraños mundos interiores de los hombres en general? Mujeres y guitarras."

No voy a desvelar más de la trama en torno a la vida personal de Natalie pero si puedo decir que es incluso más enganchante que la que se desarrolla en el sanatorio en torno a su paciente y al misterio que lo envuelve. Natalie se da cuenta casi desde el principio, que es Hollberg quién controla completamente al sumiso Dorm y esto le crea un conflicto que la hace sentirse cada vez más atrapada, sobre todo en su vida personal, ya que no consigue desconectar de esta relación de sadomasoquismo cada vez más peligrosa, por lo que se sentirá a su vez cada vez más acechada, vigilada e incluso stalkeada.


"Markus inspeccionaba su estantería de libros, una vieja costumbre. Ante ciertos títulos, inclinaba la cabeza hacia un lado, siempre hacia la izquierda. Las nucas, el eterno misterio. Verlas nos incita a algo. Algo fluye a través de nosotros, pero nunca podremos decir exactamente qué es. Esta sensación,  esta..."

Es curioso, dijo Markus, cuando has leído todo sobre una persona. Realmente cada línea. Y de repente, ya no está.
Señaló los libros de la estantería.
Para Markus, sus escritores favoritos eran un subgénero especial de la humanidad, autores que se habían aventurado tanto en el misterio de la vida, que sus muertes lo sorprendían a uno personal y dolorosamente, como si uno perdiera a un viejo amigo.”


Clemens Setz ha construido aquí una novela que me ha maravillado por cómo nos muestra lo que pasa en la cabeza de Natalie, por cómo nos sorprende continuamente creando escenas inesperadas y adictivas, por cómo su mirada fría en ocasiones, esboza con enorme sabiduría las relaciones de poder entre las personas, extremadamente violentas aunque aparentemente no lo parezca. Su lenguaje crea continuamente asociaciones y los juegos intertextuales se despliegan creando una narrativa que a mí no deja de maravillarme. Muchas tramas quedan sin resolverse, no es lo importante, conocemos esbozos de algunos personajes pero no concluye estas tramas, como en la vida misma  porque muchos encuentros de nuestra vida se acaban difuminando y perdiendo en el camino, desapareciendo. De alguna forma, Setz se salta lo que mantenemos reprimido a través de la educación y nuestra timidez a la hora de exponernos, y nos muestra justo esta libertad a través de la mente de un personaje femenino como el de Natalie, absolutamente apabullante. Todo lo que normalmente mantenemos controlado y escondido, está aquí expuesto con absoluta libertad a través de una narración nunca estancada, siempre viva. Y por otra parte el titulo de este libro, no sé exactamente a qué se refiere, hay mucha ambiguedad en la información que nos proporciona Setz. Podría ser una referencia al simil misógino de Dorm en torno a la mujer como guitarra, o podría ser una referencia a la guitarra de Frank que aparece en una habitación desnuda casi al final de la novela (un momento terriblemente poético) o finalmente a ese párrafo casi en el ecuador de la novela, absolutamente atmósferico. Sea lo que sea, Clemens Setz es uno de los grandes ahora mismo. Radical y único.


"Y aunque podías reconocer el espacio con claridad y sentirlo cerca, parecía como si estuvieras vagando en una sala subterránea. Era esa hora de la noche en la que uno podía pararse en la calle y mirar la fachada de una casa sin entender nada. Como si fueras la única persona que se perdió la Navidad y el aterrizaje en la luna. Luces, persianas, ventanas. La hora entre la mujer y la guitarra."

 

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