Al Norte la montaña, al Sur el lago, al Oeste el camino, al Este el río, de Lászlo Krasnahorkai
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♫♫ ♫ On the nature of daylight, Max Richter ♫♫ ♫
"...y a partir de entonces ya no se libró de él, a partir de entonces este jardín escondido ya no lo soltó, simplemente no podía quitárselo de la cabeza, no cesaba de verlo ante sí, lo veía, no obstante, sin poder palpar su existencia, de modo que al cabo de un tiempo ya resultó del todo lógico que quisiera verlo en la realidad y diera, por tanto, el encargo de buscarlo…"
En “Al Norte la montaña, al Sur el lago, al Oeste el camino, al Este el río”, el nieto del príncipe Genji busca un jardín que le tiene hechizado desde que lo viera descrito en un libro. Emprende una búsqueda que le lleva hasta un monasterio alejado del mundanal ruido y mientras que llega hasta este monasterio, después de búsquedas incesantes durante mucho tiempo, va detallando la asombrosa belleza que se va encontrando a su paso, desde el rugido del viento, pasando por el pájaro que emprende el vuelo alejándose en la distancia.
"...eran la existencia misma, y la existencia no se ve jamás, de modo y manera que estaban cuando no estaban y solo dejaban el deseo de que volvieran o el temor de que no llegaran, así como el recuerdo de que habían pasado, pero lo más doloroso, el nieto del príncipe Genji alzó entonces la vista al cielo, lo más doloroso era que el que una vez había estado nunca más regresaría."
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".. se veían en este mundo y se oían y se percibía su existencia y, sin embargo, no existían, pues todo apuntaba a ellos, los movimientos y los sonidos y los olores, pero no se podía demostrar que estaban, que eso de allí eran ellos, ya que su existencia siempre transcurría en el ámbito espectral de la mediación más profunda, ya eran evidentes pero inalcanzables…"
No conocía la obra de László Krasnahorkai, pero sí que le conocía a través de su trabajo con el cineasta Bela Tarr con quién colaboró a través de varias de sus peliculas más emblemáticas adaptando sus novelas. Siempre he tenido la curiosidad por ver si sus novelas estarían más o menos alejadas de estas películas, pero contrariamente a mi intención inicial, se me cruzó esta otra primero, que tengo entendido no tiene nada que ver con la obra en la que se interesó Tarr. “Al Norte la montaña, al Sur el lago, al Oeste el camino, al Este el río” nace de un viaje que realizó el autor a Japón y su intención de reflejar la serenidad del Japón más espiritual, convierten esta obra en una pieza de exquisita elegancia. Mientra el nieto del principe Genji viaja, va describiendo las riquezas que se va encontrando a su paso, una riqueza que provienen solo y exclusivamente de la misma tierra, de la naturaleza que por momentos se vuelve inalcanzable a través de la belleza que emana, al mismo tiempo se va realizando una profunda reflexión de la naturaleza conectada al ser humano.
"Una golondrina pasó por la terraza como una exhalación, y quizá fue ese ligero contacto el motivo de que, al condensarse en dos instantes un descenso sumamente suave y un ascenso igualmente delicado y al removerse un poquito el aire por aquel mudo y repentino impulso, el nieto del príncipe Genji recobrara el conocimiento."
Los espacios por los que vaga el nieto del príncipe Genji pertenecen a una especie de limbo atemporal, tanto el terreno que lo circunda como el monasterio en sí mismo. No hay rastro humano, solo huellas, detalles, libros, que han dejado sus anteriores moradores. Mientras el nieto del príncipe busca desesperadamente este jardín, encadena retazos de lo que se va encontrando convirtiendo su flujo mental en una meditación sobre la vida, el ser humano, la naturaleza... Me ha cautivado sobre todo la prosa de Krasznahorkai de frases largas, enrevesadas, exquisitas en su cadencia mientras de alguna forma van buscando describir el misterio de lo que el paseante va percibiendo … con Krasznahorkai tengo clarísimo que es posible describir la belleza a través de la prosa.
“A él, concretamente, afirmaban los monjes eruditos, no lo desarmaba la realidad, sino la posibilidad de la realidad, lo dejaba inerme y hacía aparecer sintomas más o menos graves de malestar físico, y esto ocurriría siempre, no tenia, señalaban, ni remedio ni terapia…”
“Al Norte la montaña, al Sur el lago, al Oeste el camino, al Este el río”es una obra hermosisima sobre la busqueda de lo inalcanzable, el conflicto entre lo nuevo y lo viejo, el antiguo Japón y las nuevas tecnologias, la naturaleza enfrentada quizás a la alegoría de lo que significa la arquitectura en el espacio. El titulo de la novela se refiere al lugar concreto donde se encuentra el monasterio y quizás también ese jardín encantado... El infinito y las distancias que median entre sus puntos es otro detalle culminante de esta novela: “El infinito solo podría existir si entre dos cosas, dos elementos, dos partículas, dos dioses, dos pájaros, dos pétalos, dos suspiros, dos disparos, dos contactos, no hubiera una distancia, solo y exclusivamente en este caso podríamos hablar del infinito, solo en el caso de que esta distancia no existiese.”
“Sus malestares y desmayos no sorprendían a nadie de su entorno y menos aun a él. Desde la más tierna infancia sufría de una sensiblidad excepcional, que es como lo definieron los médicos a finales del periodo Heian, padecía una sensibilidad excepcional estrechamente relacionada con las anteriores vidas del nieto del principe Genji, como solían expresarse por aquel entonces, una sensibilidad, decían, que reaccionaba con un estado emocional extraordinario del organismo ante un acontecimiento imprevisible para otros, pero inminente para él en la realidad…”
Es un libro para ir degustando poco a poco, solo unos pocos capítulos al día de los 49 que contiene, dejándose llevar por la cadencia de las palabras y por la belleza que Krasznahorkai va desplegando. Algunos de estos capítulos solo describen detalles aparentemente nimios pero que a medida que a través de la observación, el autor profundiza, el lector va tomando conciencia de que todo forma parte de un proceso, aunando todos los elementos, tanto el formal como el sensorial. El ansía con que el nieto del príncipe Genji desea encontrar ese jardín se corresponde quizá con el deseo del lector de que Krasznahorkai alargue estos instantes de belleza. Exquisita obra traducida por Adán Kovacsics Meszaros.
“...puesto que este jardin surtía un efecto tan enorme sobre el espectador que, por muy serena que fuese, la persona quedaba despojada de la posibilidad de hablar en su primer estupor, al que le seguía otro mucho más profundo al captar cada vez mejor cuanto veía, es más, el espectador no solo estaba imposibilitado para describir este jardín con la ayuda de las palabras y expresiones adecuadas…"
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