Punto Omega, de Don DeLillo

 


⭐⭐⭐⭐

♫♫ ♫   Moonshot, Dean & Britta      ♫♫ ♫

 

"Como comprenderás, no es cuestión de estrategia. No hablo de secretos ni de engaños. Hablo de ser tú mismo. Si lo revelas todo, si desnudas todos tus sentimientos, pidiendo comprensión, pierdes algo fundamental para tu noción de ti mismo. Necesitas saber cosas que los demás no saben. Lo que los demás no saben es lo que te permite conocerte a ti mismo."


Esta novela de Don DeLillo es extraña y enigmática al mismo tiempo, porque incluso después de terminada tengo la sensación de que podría haber sido una novela más contundente, más redonda; hay momentos en la que los personajes aparecen poco perfilados o por lo menos sombras de algo que podrían haber sido... delineados por Delillo quizás pensando en desarrollarlos más adelante. Es como si DeLillo hubiera esbozado una novela borrador y durante el camino su interés se hubiera centrado en otra historia y la hubiera dejado ahí medio esbozada. Es una sensación porque de lo que llevo leído de DeLillo se ha convertido también en una de mis favoritas, parece contradictorio pero no lo es porque precisamente esta fugacidad y ambigüedad en la historia, es lo que me la hace especialmente atractiva. En Punto Omega no se puede decir que haya acción o un argumento definido, y durante el núcleo de la historia, los dos o tres personajes, casí únicos en la historia, se la pasan en conversaciones o mirando por las ventanas el enorme desierto que se despliega frente a ellos, como si de una película de Antonioni se tratara. Sin acción, sin casi historia, y con personajes que casi no parecen seres de carne y hues,o Don DeLillo ha construido una novela experimental y fugaz que me ha gustado muchísimo.


"Esperé que me preguntara dónde vivía yo, cómo vivía, con quién, algo. Quizá la hiciera interesante, ese no preguntar."


Punto Omega transcurre en una casa retirada del mundanal ruido en un desierto de California donde vive Richard Elster, un asesor bélico de la guerra de Irak, una especie de cerebro en la articulación de la guerra planificando jugadas teóricas como si de un ajedrez se tratara, esta teoría una vez elaborada se llevará a la práctica en una guerra real. Hasta allí viaja Jim Finlay, joven cineasta obsesionado con filmar y entrevistar al elusivo y enigmático Elster. Finlay está planeando un documental donde Elster simplemente mirando a la cámara con una pared de fondo, sin más elementos que su rostro y su voz, se manifieste en torno a su experiencia en el Pentágono. Es cierto que Finlay es invitado a su casa del desierto, pero durante toda la estancia del cineasta, le resulta casi imposible que Elster se muestre del todo de acuerdo en participar en este documental, aunque sí que tienen conversaciones interminables sobre el tema. Tras unos días la compañía de ambos hombres es interrumpida por la presencia de la hija de Elster, Jessie, que no perturba la relación de los dos hombres pero si que viene a distraer a ambos del objetivo inicial en forma de documental. Jessie es una joven tímida y que encierra un cierto mundo interior en el cual es casi imposible penetrar.


"Miró el vaso de cerveza que tenía en la mano y anunció que su hija iba a venir de visita. Fue como oír que la tierra se había desplazado sobre su eje, volviendo a trocar la noche en un brote de día. Noticia significativa, otra persona, un rostro y una voz, llamada Jessie, dijo, una cabeza excepcional, etérea."


Y tengo que abordar lo primero que se me vino a la mente en cuanto comencé esta novela y fue el magnífico documental de Errol Morris en torno a las experiencias durante su estancia en la Casa Blanca de Robert McNamara como secretario de defensa de Kennedy entre otros. En The Fog of War, Errol Morris, al igual que pretende hacer Finlay en la novela, coloca a un cerebro en la planificación de la guerra frente a la cámara y le hace hablar, le conduce por derroteros aparentemente inocentes hasta que McNamara cae en su propia trampa y de alguna forma se desenmascara frente a la cámara. Es increible la forma en que la estructura de The Fog of War se parece a la película que pretende crear Jim Finlay con Elster como su Robert McNamara particular e intuyo (no me cabe la menor duda) que Don DeLillo debió inspirarse en ella para plantear la estructura de esta novela porque incluso durante un momento de la novela, el mismo Elster se revela al cineasta con esta frase:"-Lo que tu quieres, amigo mío, lo sepas o no, es una confesión pública.", una frase que revela el porqué Elster no quiere participar en el documental: no quiere exponerse y no termina de confiar de hasta qué punto esta exposición le va a pasar factura porque él como teórico de la guerra es un personaje invisible, sin responsabilidad de las consecuencias, pero esta exposición pública podría cambiar esta invisibilidad.


"-Quieres la película de un hombre derrumbándose -dijo él-. Lo comprendo. Si no, ¿para qué?"


Punto Omega es una novela corta donde hay muchos momentos donde parece que lo que de verdad importe es la obsesión de sus tres personajes por comunicarse sin llegar a conseguirlo del todo, conversaciones que parecen lanzar esbozos de algo que nunca termina de decirse mientras se dedican a pasear, mirar por la ventana o leer poesía. Hay una historia paralela en torno a un hombre anónimo que en el Museo de Arte Moderno está visionando una película experimental, 24 Hour Psycho, que consiste precisamente en la proyección de la película de Hitchcock, Psicosis, ralentizada en una duración de 24 horas, una especie de metáfora sobre el poder que puede tener alargar una trama eternamente para que solo sobrevivan el silencio y la nada finalmente. El núcleo de la historia formada por Elster, Finlay y Jessie podría ser esta ralentización de la trama, quizás, pero Don DeLillo la envuelve de esa atmósfera tan particular suya en la que la eterna insatisfacción de unos personajes los convierten en esbozos melancólicos de un mundo ya de por sí casi carente de vida. En los diálogos de esta novela se encuentran algunos de los momentos más geniales de lo que he leido hasta ahora de DeLillo y aunque no sea una de sus novelas más redondas, la intensidad de algunos de sus momentos, la convierten para mí en una novela muy atractiva que me ha llegado especialmente.


"Empecé a comprender cuando Elster quería decir que el tiempo aquí es ciego. Más allá de los matorrales y de los cactus locales, solo olas de espacio, un trueno distante de vez en cuadno, la espera de la lluvia, la mirada, pasadas las colinas, hasta una cadena de montaña que ayer estaba aquí y que hoy se pierde en cielos sin vida."


 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Yo navegué con Magallanes, de Stuart Dybek

Escena de caza (furtiva), de Agustín Gómez Arcos

[Cuento] El altar de los muertos de Henry James