The Last Novel (Notecard Quartet #4), de David Markson

 


 ⭐⭐⭐⭐⭐

 ♫♫ ♫   Take me away, Monster Movie   ♫♫ ♫ 

 

 Wondering if there is any viable way to convince critics never to use the word tetralogy without also adding that each volume can be readily read by itself?”


En esta ya cuarta obra en torno a la creación artística, quién había sido el Autor en la tercera novela (Punto de Fuga), aquí David Markson ya lo ha convertido en el Novelista y se refiere a él/a sí mismo continuamente como tal, salpicando el texto con recurrentes datos autobiográficos. Bromea sobre el hecho de que los críticos le critiquen que escriba el mismo libro una y otra vez, y de la misma forma advierte que por favor estos mismos críticos no contemplen solo esta serie como una tetralogía o Cuarteto sino que advierte que son obras que pueden ser leídas individualmente: La soledad del lector, Esta no es una novela, Punto de Fuga y esta última, The Last Novel.


"Reviewers who protest that Novelist has lately appeared to be writing the same book over and over.

Like their grandly perspicacious uncles, who groused that Monet had done those damnable water lilies nine dozen times already so.”


Si me habéis leido en las anteriores reseñas sobre la serie, ya sabréis la estructura en la que Markson construye esta serie: todo un laberinto de historias, referencias, anécdotas, muertes y citas en torno a la literatura, el arte, la filosofía, centrándose especialmente en establecer conexiones entre unos párrafos u otros. Conexiones muchas muy emocionantes, hermosísimas otras, divertidas o muy melancólicas, que a su vez están enlazadas con la narración subterránea en torno a la creación de una novela, especialmente centrándose en la soledad y aislamiento en el que se encuentra sumergido el artista durante la creación. Muchos de los temas recurrentes que ya aparecían en La Soledad del lector siguen estando aquí en The Last Novel, la muerte, la enfermedad, la pobreza y la incomprensión a la que se ve abocado el artista que es fiel a sí mismo, y de eso debía saber David Markson un rato ya que las cuatro novelas están repletas de esos artistas y creadores solos e incomprendidos, que se vieron obligados a publicar sus propios libros, a cuyos funerales apenas fue nadie y o simplemente abocados a la locura por no poder transmitir su arte. De las cuatro novelas de la serie, aquí es donde se hace más palpable la vulnerabilidad y la fragilidad del artista, que ya en su vejez, se ve enfrentado a su mortalidad. Esta novela sería la última de sus obras ya que David Markson murió tres años después, en el 2010.


"Charidas, what is it like down there?

All darkness.

And resurrection?

All a lie.

- Quoth Callimachus.”


Durante las cuatro novelas dedicadas a esta serie, Markson construye una historia que vista en conjunto se podría resumir en una gran obra obsesionada en el conflicto del artista que escribe durante toda su vida a pesar de la indiferencia del público. El reconocimiento le llegó a Markson con La amante de Wittgenstein, su obra más reconocida, donde la narradora también se ve enfrentada a una obra que está escribiendo experimentando por primera vez con la misma fórmula que este Cuarteto. Sin embargo, es aquí en el Cuarteto donde David Markson se expone y se desnuda completamente: está ya viejo, cansado, solo, arruinado y enfermo, y sin embargo sigue leyendo obsesivamente para trasladar sus conocimientos a la escritura. Y a medida que se va acercando el final en este texto, reconocemos en este Novelista a alguien que todavía tiene mucho que decir a los lectores que vendrán.


“Agonies of galloping speechlessness.

Becket one talked of a writer’s block as.”


En The Last Novel, el Novelista está viviendo sus últimos días y sin embargo se sigue aferrando a la vida, al aprendizaje, a la curiosidad por seguir leyendo. Pero a medida que nos hemos ido empapando de estas cuatro novelas, Markson ha conseguido crear uno de los personajes más emocionantes que he leído en mucho tiempo: ese Lector/Escritor/Autor/Novelista que no solo está transmitiendo todos estos conocimientos adquiridos durante sus años como lector obsesivo sino que además nos ha transmitido en que consiste la creación de una obra, parte de tí mismo está en ella, siempre.


“Listen, I bought your latest book. But I quit after about six pages. That’s all there is, those little things?"

 

“We evaluate artists by how much they are able to rid themselves of convention.

Said Richard Serra."


El proceso de trabajo de David Markson consistía en escribir notas en fichas que iba colocando en cajas de zapato. Como lector obsesivo que era, iba coleccionando estas notas y agrupándolas hasta que estuvieran listas para darle forma al texto en el que estaba trabajando. Cuando David Markson murió, no solo dejó estas cajitas con las notas agrupadas, sino una gran biblioteca de libros que fueron a parar a librería Strand de Nueva York, una librería que Markson había frecuentado mucho. Sus libros terminaron allí para ser vendidos como libros usados, algunos vendidos en el mercadillo al aire libre por un dólar. Un puñado de lectores y admiradores de Markson, los han ido buscando y reuniendo incluso usando plataformas para ayudar a completar esta biblioteca, y fueron donados a la librería Strand porque Markson así lo quiso, y tal como cuenta Alex Abramovich, quizás era eso lo que él pretendía, que sus libros estuvieran en circulación y vivos en vez de estar almacenados en alguna biblioteca cogiendo polvo. 


A hundred cares, a tithe of troubles, and is there one who understands me?”

 

Puede que lo más importante en David Markson, no es que fuera un soberbio escritor, avanzado a su tiempo, quizás por eso la incomprensión a la que se vio sometido, sino que lo que de verdad impresiona es que fue un lector obsesivo y dedicado completamente a la literatura. Y este Cuarteto lo demuestra completamente. ¡¡Y cuando pienso en los libros de David Markson perdidos por ahí a su muerte, llenos de notas personales, buscados, encontrados y reagrupados por los mismos lectores, qué maravillosa fantasía convertida en realidad!!!


“From the letters of Balzac’s, in his mid-thirties, recording that in a fit of creative frenzy he had just spent twenty-six consecutive days without once leaving his study.

Sometimes it seems to me that my ver brain is on fire.”


“Ancora imparo, said Michelangelo at eighty-seven.

Still, I’m learning.”

 

 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Entre, de Christine Brooke-Rose

El mar vivo de los sueños despiertos, de Richard Flanagan

Lenguas vivas, de Luis Sagasti