Esto no es una novela (Notecard Quartet #2), de David Markson

 



⭐⭐⭐⭐⭐

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(Recomiendo leer primero la reseña de La Soledad del lector antes de llegar hasta aquí)


"El Escritor a veces habla solo.

Cómo hacía Yeats

Cómo hacía Yeats incluso caminando por las calles de Dublín.

Loco como la bruma y la nieve.

Siendo el hecho de que se siente o hable solo no más que la renovada verificación de que el Escritor existe.”


[…]


"Es difícil hallar esos lugares hoy en día, y si lo hicieras no te serviría de mucho, porque allí no vive nadie .

Dijo Estrabón del pasado perdido."


Este es el segundo libro perteneciente a la tetralogía de David Markson en torno al arte y su creación, y aunque se puede leer perfectamente como obra independiente, si venimos de La soledad del lector entenderemos cuál es exactamente el camino al que nos quiere ir conduciendo David Markson. Enigmática y hechizante en su discurrir, al igual que la primera de la serie, la complicidad que Markson ya ha establecido con el lector en el primer libro de la serie, le allanará el camino a la hora de establecer las conexiones.


"Tengo que usar palabras para hablar contigo."

Pero ve, y si escuchas, ella te hablará."


Un momento escondido y esquivo en La Soledad del lector que es cuando Markson le hablaba al lector cara a cara y afirmaba "Tengo un relato. Pero tendrás que esforzarte para encontrarlo", era cuando Markson se desenmascaraba de alguna forma y establecía que estaba hablando de sí mismo y que esta tetralogía no era otra cosa que una autobiografía medio encubierta porque había un relato soterrado entre las cientos de historias que estaba contando donde el mismo David Markson se desnudaba frente al lector. Y aquí vuelve a hacerlo, aquí David Markson es ya definitivamente el Escritor, melancólico y desesperanzado por los embates...


"Tu última novela fue un fiasco.

Toda esta preocupación apenas implicando, presumiblemente, que el Escritor se está poniendo viejo."

[...]

"Tu última novela fue un fracaso. Tienes dos hijos maravillosos a tu cargo. ¿No crees que sea momento de considerar hacer algo económicamente más responsable con tu vida?"

Esto es también una autobiografía, si el Escritor lo dice."

[...]

"El Escritor aquí, ya que estamos haciendo lo posible -hasta donde se lo permite su memoria- por no repetir cosas que incluyó en obras anteriores.

Es decir, en esta instancia, tampoco las cuatrocientas cincuenta o más muertes que fueron mencionados en su último libro."


Donde en La soledad del lector, Markson reflexionaba en torno a lo difícil que de alguna forma era conectar con el público si eras fiel a ti mismo con obras siempre rechazadas por editoriales o incluso con obras costeados por uno mismo, y donde revoloteaba en torno a los temas recurrentes como el suicidio y la locura, aquí en Esto no es una novela, Markson se detiene sobre todo en la soledad y en la mortalidad. Toda esta obra está repleta de párrafos de escritores que en su vejez fueron de alguna forma incomprendidos, (como por ejemplo solo las ocho personas que asistieron al entierro de Robert Musil) o como una repetición recurrente, de qué murieron muchos de estos autores. Nada es gratuito porque Markson nos va marcando el camino para que cuando lleguemos al final de esta subyugante obra, se nos revele cuál es su miedo, y sabemos que él habla a través de los personajes que nos va desvelando:


"Estaba cansado y enfermo. Me quedé mirando el fiordo a través de la ventana. El sol se ponía. Las nubes estaban rojas. Cómo sangre. Sentí como si un grito atravesará la naturaleza.
Dijo Edvard Munch."


La estructura de Esto no es una novela es la misma que la de La Soledad del Lector, hechos, párrafos, nombres sueltos aparentemente inconexos en una especie de puzzle adictivo pero que a la vez tienen una doble lectura en torno a los miedos y conflictos del autor frente a su obra y al público. El Lector que era uno de los personajes en La Soledad del lector, ha dado un pasó más y aquí se ha convertido en El Escritor, también personaje único. Este Escritor está obsesionado con establecer una conexión con su lector, una conexión que puede convertirse en una experiencia subyugante para el lector en el caso de que su mensaje le llegue:


"Una novela sin ningún tipo de indicio de,argumento, le gustaría idear al Escritor.

Y sin personajes. Ninguno.

Sin trama. Sin personajes.

Que sin embargo induzca al lector a seguir pasando las páginas.

Sin acción, la quiere el Escritor.

Es decir, sin sucesión de eventos.

Es decir, sin que se indique el

paso del tiempo.

Y q así y todo se llegue a algun lado.”


David Markson se embarcó en esta serie de novelas tan experimentales cuando ya había cumplido setenta años, después de una vida donde a su vez se había detenido en obras de género como el western y el noir, pero es aquí donde experimenta con una técnica narrativa que le lleva a mezclar géneros, y hablar a su vez de sí mismo y de su obra. Tal como comentaba en mi reseña de La soledad del lector, hay párrafos esquivos que pueden tener vida propia una vez que el lector los extrapola y los investiga a partir del texto de Markson, lo que convierte esta lectura en una experiencia fascinante. David Markson lanza un detalle esquivo en forma de pregunta misteriosa o en forma de detalle curioso… para que el lector le dé vida fuera de esta novela e intente averiguar más:


"Una deuda eterna y jamás olvidada que tiene el Escritor, desde la adolescencia:

Con Constance Garnett.

[...]

"Medio chiflada. La primera evaluación de Thomas Wentworth Higginson respecto de Emily Dickinson."

[...]

 Calderon de la Barca una vez fue arrestado por acosar monjas.”

[...]

"Thomas Hardy escribió una biografía de sí mismo minuciosamente saneada y en tercera persona y la dejó para que su viuda simulara haberla escrito."

[..]

Hemingway, sobre la acusación de traición a Ezra Pound:

Si Ezra tuviera algun criterio debería pegarse un tiro. Personalmente creo que debería haberse pegado un tiro un poco después del canto doce, aunque tal vez antes.”

[…]

William Burroughs mató a esu esposa mientras trataba de dispararle a un vaso colocado sobre su cabeza a lo Guillermo Tell.”


Una vez más me pongo a los pies de David Markson que con esta obra ha vuelto a subyugarme y a plantearme cuestiones en torno al arte, que siempre estuvieron ahí y que sin embargo, es difícil detectar. Las innumerables referencias literarias, los autores, los filósofos, el arte, todo está conectado con la vida, la mortalidad...  Una novela que no es una novela pero que SI lo es, a la que siempre podremos volver. Sigo hechizada por David Markson.


"Si lo deseas, no es un sueño.
Dijo Theodor Herzl.

 

 

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