X (Erasure), de Percival Everett
⭐⭐⭐⭐
♫♫♫ I bleed - The Pixies ♫♫♫
“Cualquiera que hable con alguien de su familia sabrá que compartir un idioma no implica compartir las reglas que rigen su uso. Digamos lo que digamos, lo que en realidad queremos decir es otra cosa…”
Es cierto que a estas alturas huyo un poco de las modas y Percival Everett se había empezado a poner de moda, o esa es la impresión que tenía porque de repente su nombre había surgido y todos hablaban de él, y todos le leían, pero eso no tiene que ser malo sino todo lo contrario y más cuando me lo ha recomendado de gente de la que me fío, y sin embargo estas modas me hacen ser escéptica por todo ese marketing de las empresas editoriales que convierten un libro o un autor en un megahit antes de que siquiera sea publicado, aunque advierto que éste no es el caso de Percival Everett pero sí que en esta novela se cuestiona todo este tinglado, y de repente y en la primera novela suya que elijo leer, compruebo que Everett se carcajea también en esta novela de las modas, así que me hizo mucha gracia, que precisamente yo andara huyendo de él, cuando realmente elegí para empezar una novela que habla precisamente de esto: de cómo un libro ya tiene el veredicto de ser buenísimo antes de ser siquiera publicado y en el que el negocio editorial ya ha montado toda una parafernalia en torno a él, mucho antes de ser publicado, así que cuando el libro sale al mercado, y antes de que siquiera sea leído, el público ya lo considera una obra cumbre. En este aspecto toda la sección en la que se muestra el proceso para seleccionar libros para un premio o como llegan los libros a las listas de los más vendidos, la publicidad encubierta de las editoriales en los medios de entrevistas como los de Ophra o las presiones del agente de turno para que su autor baje el perfil y piense más en el negocio que en el arte son impagables y carcajeantes, y ponen sobre el tapete la cuestión de hasta qué punto hay que filtrar toda la información que nos llega para no dejarnos arrastrar por esta manipulación y rascar donde está la verdadera literatura.
"Linda había publicado un volumen de narrativas breves predeciblemente extrañas y estereotípicamente innovadoras. Había quedado atrapada en un circulo de escritores innovadores que habían logrado sobrevivir a la década de los 60 publicándose relatos unos a otros, práctica que les había permitido acumular publicaciones, hacerse una plaza de profesor titular en sus universidades y alcanzar respetabilidad."
El protagonista de esta novela es Thelonius Ellison que se refiere a si mismo como Monk (una mezcla entre el nombre del músico de jazz y Ralph Ellison el autor de El Hombre invisible, que ya de por sí predicen todas las referencias futuras), autor de cinco libros, relatos y novelas experimentales muy poco leídas porque está considerado un autor minoritario e inaccesible. Escribió una novela Segundo Fracaso que tuvo un cierto éxito pero a partir de aquí, sus novelas no llegan al gran público. Su última novela ha sido rechazada por diecisiete editoriales. De alguna forma y leyendo esta novela llegué a pensar que Thelonius Ellison podría ser una especie de alter ego del mismísimo Percival Everett, porque ambos son negros, académicos y escritores y la raza juega aquí un papel muy importante en el sentido de que el narrador está continuamente enfrentado a la frustración de encontrarse en una posición incómoda en cuanto a las etiquetas en las que se encorseta a la literatura negra e igual Percival Everett está poniendo en boca de Thelonius Ellison sus propios pensamientos al respecto. “Fui a la sección de literatura y no me vi. Fui a la sección de Narrativa Contemporánea y no me encontré, pero retrocediendo un par de escalones di con una sección llamada Estudios Afroamericanos y allí, en orden alfabético, perfectamente dispuestos, estaban cuatro de mis libros.” Este momento de la novela es importante porque Ellison se pilla un rebote de órdago: sus libros no están en la estantería de la narrativa contemporánea sino en la de estudios afroamericanos solo por el hecho de ser un autor negro, una frustración con la que tiene que lidiar día a día para demostrar que su literatura no es una representación de su raza.
“-Lo que siempre dicen es que no eres lo bastante negro - me dijo mi agente.
-Y entonces, ¿qué? ¿Hago que mis personajes lleven un peinado a lo afro y se digan negro esto, negro lo otro para complacer a esta gente?
- Daño no te haría.”
No quiero revelar mucho más del argumento para no destripar el verdadero centro argumental de esta novela, que da un giro hacia el primer tercio que la convierten en una novela muy ácida y desternillante porque X no deja de ser una sátira de las más agudas que he leído sobre el mundo editorial en la que además se muestra como la moda del momento ensombrece totalmente a la literatura de verdad, primando sobre estilo y contenido. Percival Everett muestra como este marketing marcha casi solo cuando la maquinaria se pone en marcha y en dos segundos se ha encumbrado a un autor convirtiéndolo en una celebridad ya imparable. Es una sátira muy mordaz porque Everett está exponiendo el encasillamiento de la industria editorial a la hora de diseñar perfiles de autores, que deben escribir solo como “autores negros”, en este caso “Ya sabes, Thelonius Ellison, el torpe. ¿Ese tan estirado? ¿El que parece blanco? Si ni siquiera sabe jugar al baloncesto.” Así que se puede decir que Everett ha construido en Thelonius Ellison a un personaje frustrado que se siente alienado y ensombrecido y que nunca ha respondido a la imagen que se esperaba de él por pertenecer a una raza determinada. Proveniente de una familia de clase media en la que tanto su padre como sus hermanos estudiaron medicina, él fue el único que decidió dedicarse a la literatura así que siempre fue una especie de bicho raro, no solo en su familia sino en su trabajo y en su comunidad: “No eres exactamente lo que esperábamos, ¿sabes?”. La reflexión que hace Everett de estas políticas de entidad de una familia negra de clase media es quizás de los detalles que más me han interesado de esta novela que no es lo que aparece a simple vista y que se va revelando poco a poco.
Resnais: Mis peliculas no las ve nadie, y, créeme, eso no las hace mejores.
Rothko: Ni peores, Alain.
La novela está plagada de referencias megatextuales y se puede considerar una novela dentro de otras novelas, en la que sus pieles de cebolla están definiendo una novela que puede dar lugar a varias lecturas, con un estilo siempre cambiante dependiendo de cuál sea la perspectiva lo que puede convertirla en pura metaficción. A primera vista parece una novela más sencilla de lo que es, con su estilo directo, irónico, ácido, con momentos carcajeantes, pero poco a poco va calando porque bajo una capa de literatura muy accesible se esconden otras capas casi invisibles que van revelando una técnica literaria que es una suma de situaciones mucho más complejas: cuestiona, ridiculiza y expone continuamente la hipocresía de lo que se esconde tras la apariencia así que llega a mezclar parodia, sátira y humor para exponer a la realidad de sus personajes. "Estuve un par de horas paseando por la National Gallery, comí solo en la cafetería e imaginé que tenía una vida plena." Esta mezcla de drama existencial que vive un autor que se considera fracasado mezclado con la desintegración de su familia, esto último expuesto con una enorme ternura, me ha llamado mucho la atención. Quizás es lo que más me ha impresionado de Percival Everett, y es la capacidad que tiene para colar esta ternura entre tanta mordacidad. Admito que al principio no sabía que pensar, pero quizás la grandeza de un autor como Percival Everett sea que cala de verdad, sin algarabías, a veces con dolor porque te reconoces y en otros momentos haciéndote reír. La vida misma.
La traducción es de Marta Alcaraz Burgueño.
“Algunas personas que viven en la sociedad en la que yo vivo y a las que se describe como negras me dicen que no soy lo bastante negro.. Algunas personas a las que la sociedad califica de blancas me dicen lo mismo. Lo han dicho de mis novelas editores que las han rechazado y críticos a quienes, según parece, he dejado perplejos.”
Cuanto azul es la más seria y diferente, pero todas las demás con tu temática particular aunan humor, sátira y cinismo en diferentes dosis y sevun el capítulo.
ResponderEliminarGracias por la recomendación, Alfonso. Seguiré con Everett.
EliminarLos árboles es la mejor que le leí. Después la última aún espera en la pila, y la de yo no soy Sidney... era igual muy entretenida.
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