El mar vivo de los sueños despiertos, de Richard Flanagan

 

 



 ⭐⭐⭐⭐⭐

♫♫♫ Bright Horses - Nick Cave  ♫♫♫

 

 

Maravilla de novela...  Va a ser difícil que me olvide de ella...



Había aprendido que la gente era extraordinariamente poco observadora, que creían ver a a la misma persona cuando esa persona desaparecía ante sus ojos. Poco a poco se disolvían y sin embargo parecía que nadie se daba cuenta.”


En cuanto leí las primeras páginas del El mar vivo de los sueños despiertos supe que era un libro que se iba a quedar conmigo no solo por la prosa de Flanagan a la que siento muy cercana sino porque el tratamiento que el autor puede hacer de la historia, da justo en la diana en lo que respecta a cómo veo el mundo y a la gente que siento cerca, que me rodea. Quizás lo que más me haya fascinado sea el tratamiento que Flanagan hace de la palabra desaparición, un concepto que parece fácil de entender y sin embargo, el desarrollo del autor la convierte casi en un enigma de vida. Nada permanece, todo cambia, evoluciona, involuciona y acaba desapareciendo a menos que nos esforcemos en mantenerlo e incluso si no es así, también hay que saber vivir con estas desapariciones, sobre todo las que se refieren a la gente que tenemos cerca. El mar vivo de los sueños despiertos es una novela hermosísima y descarnada al mismo tiempo porque nos enfrenta al único miedo que el ser humano todavía no ha sido capaz de superar ni digerir, la consciencia de nuestra propia mortalidad, porque aunque parece que seamos conscientes de ella, la forma en la que nos movemos por la vida sintiéndonos eternos, nos demuestra que el ser humano in-voluciona a pasos agigantados. "Quiero decir ¿tiene algún mérito traducir la experiencia en palabras? ¿O solo es el orígen de nuestra infelicidad?” Es difícil poder expresar lo que ha supuesto esta novela inesperada con la que he conectado en todo momento y en la que Richard Flanagan aunque parece estar presentándonos un mundo distópico, está hablando del mundo real que estamos pisando ahora mismo y sus toques de realismo mágico, casi que se podrían decir, que no dejan de ser una metáfora de la realidad mas abrumadora.


Tanto Anna como Terzo tenían lo que la gente denomina comodidades: un poco de dinero, un poco de poder. Según el criterio de los ricos de verdad, lamentable; según las magnitudes de los poderosos de verdad, desdeñable, incluso risible. Pero aun así: dinero y poder. Y estaban acostumbrados a ejercer su voluntad sobre el mundo y a no permitir que el mundo ejerciera la suya sobre ellos.”


Los hermanos Anna y Terzo llegan a Tasmania desde Sydney a la llamada de Tommy, el tercero de los hermanos porque su anciana madre está a las puertas de muerte. Los tres se enfrentan a la decisión de si merece la pena prolongar la vida de su madre con interminables pruebas médicas o decidir que llegue a un descanso de la forma más natural. Del mundo del que provienen Anna y Terzo, la primera arquitecta y el segundo, un hombre de negocios, la muerte significaría derrota A Terzo no le bastaba que su madre no hubiera muerto. No le bastaba que viviera en su mar de sueños despiertos. Los dos en sus respectivos trabajos están acostumbrados a imponer, a organizar, a ejercer su poder así que les resulta impensable no controlar este tema, significaría el fracaso más absoluto. Tommy, el tercero de los hermanos, un artista fracasado, que es quién ha permanecido junto a su madre todos estos años, se deja llevar por la voluntad de Anna y Terzo “El silencio, según Tommy cuando iba borracho, es el único lugar en el que puede encontrarse la verdad.”, y a partir de aquí, Flanagan nos introducirá en la piel de Anna, que será la conductora de la historia de alguna manera. El hospital será una especie de burbuja que los separa de un mundo en llamas porque en esta época, entre 2019-2020, Australia estaba ardiendo y el humo de las miles de hectáreas de bosques en llamas oscurecía un cielo que parecía estar desintegrándose de la misma forma que lo estaba siendo su madre.


"Un mundo en llamas y nada que lo salvara. Era posible no sentir nada era necesario no sentir nada, lo que mostraban las noticias y lo que mostraban las redes sociales no te hacia sentir nada en absoluto: ella no podía hacer nada no hacia nada no era nada. Eso era bueno. Al margen de mantener a su madre con vida mientras todo moría, nada. Tiraba de la cadena miraba morir el mundo dejaba vivir a su madre nada nada..."


Lo que mejor consigue Richard Flanagan a mi entender es sincronizar varios mundos, desde el más íntimo que se desarrolla en la habitación del hospital, pasando por el mundo apocalípico del exterior, que parece a punto de ser reducido a cenizas para aterrizar en ese otro mundo irreal, el universo tecnológico del día a día, que es supuestamente del que proviene la realidad diaria y que no deja de ser la realidad fragmentada y distorsionada. Los hijos de Francie intentan alargar una vida que se apaga en un intento por ejercer un poder hasta el último momento, lo que incluso significa triunfar sobre la naturaleza sin piedad, sobre el curso natural de la vida. Es un falso poder el que creen ejercer, porque como iremos reconociendo, es todo pura apariencia: el mundo del que vienen no es tan real como el que se muestra en esa habitación de hospital. Tanto Anna como Terzo, se refugian en las apariencias, en una pretendida galería de éxitos cosechados pero que realmente no significan nada: "Pero tenía crédito. No tenía dinero, en realidad no era dueña de nada, y le pagaba al banco sumas cada vez más grandes para una vida que que lo era cada vez menos." Así que llegado un punto, la habitación de hospital, la situación de su madre, supone un punto de inflexión en la vida de estos hermanos sobre todo de Anna. El bloqueo que le produce la situación estresante de la enfermedad de su madre la hace acudir obsesivamente a las redes sociales ¡Instagram! ¡Bendita novocaina del alma!” sin embargo este continuo pasar de pantallas de una realidad más allá de la habitación del hospital de un mundo que se ha vuelto loco, le pasa factura a Anna. Un día nota que le falta un dedo, le ha desaparecido, y nadie parece haberse dado cuenta, solo ella. Días después le desaparece una rodilla y así poco a poco irá perdiendo partes de su cuerpo, y en este exquisito detalle de realismo surreal y mágico, ha creado Richard Flanagan una metáfora sobre la negación del mundo, sobre nuestra incapacidad para reconocer lo esencial del mundo que estamos pisando. Cuánto más niegue Anna el curso natural de la vida, más se irá difuminando frente a ella misma.


"¿Quién era esa gente? Venían en vuelos baratos, venían en cruceros...una fe-fe-felicidad forzada..."

 

"...más putos turistas por todas partes, incluso aquí en Tasmania incluso aquí en el fin del mundo más maletas rodando más putas autocaravanas más putos airbnbs más vecinos durmiendo en tiendas de campaña por toda la ciudad incluso sus sueños se llenaban de una pesadilla de ruido movimiento crecimiento que no beneficiaba a nadie y solo alimentaba cosas que hacían infeliz inquieta a la gente más pobre a la gente..."

 

"Electrodomésticos de linea blanca ropa zapatos cosméticos conspiraciones un granjero tuiteando que los canguros no paraban de tumbarse a morir en su jardín la sequía es un incendio forestal a cámara lenta, escribía. Gusta comparte actualiza hazte amigo suscribe. Había tanto ruido."


Cuando Flanagan nos muestra la realidad desbordada que nos viene de las redes sociales lo hace en un estilo compulsivo, sin comas, en párrafos casi sin respiro casi telegráficos. Pero por otra parte, su estilo cambia totalmente convirtiéndose en una prosa onírica y poética cuando pasa a narrar el limite entre consciencia y pérdida de la realidad de Francie, la madre,"Un largo quejido brotó de Francie, viento emergiendo de un abismo profundo..." mientras su vida se va alargando artificialmente. En momentos de lucidez, Francie mezcla figuras mitológicas con momentos de su propia vida, que son precisamente los momentos en los que Anna percibe que van desapareciendo partes de su cuerpo, una desaparición de ella misma porque entre otras cosa, no ha sido capaz de confrontar el verdadero deseo de su madre, se ha negado a escucharla: "¿Dejame ir? preguntó ella. ¿Eso es lo que me estás pidiendo?"


"Y ese crimen invisible florecía y solo era posible, Anna era consciente, gracias a una mentira .Y era una mentira que todos ellos, hijos, médicos, enfermeros, fomentaban. La mentira era que posponer la muerte era vivir. Esa mentira deleznable había aprisionado ahora a Francie en una soledad más absoluta y perfecta y terrorífica que una celda de prisión."


Es una novela abrumadora a mi entender, compleja y sencilla al mismo tiempo, profundamente conmovedora y hermosa en la que he quedado muy impresionada por todo lo que Richard Flanagan me ha hecho sentir. Vuelvo a reconocer momentos de mi vida, de situaciones de estrés y de desapariciones y borrados que se producen continuamente en un mundo que es difícil de entender. La prosa fragmentada del principio se va reconvirtiendo en párrafos que van mutando continuamente, cambiando y mimetizándose en un lenguaje poético y onírico. A la postre, de lo que acaba hablando Richard Flanagan es de nuestra falta de voluntad para ver lo esencial, de nuestra ceguera a lo que de verdad importa. Los momentos en los que Anna recuerda a su madre antes de esta desintegración, son quizás los más hermosos. Puede que esta sea mi novela del año.

La traducción es de Alberto Moyano


Su primer recuerdo: subirse a la cama con su madre, arroparse bajo su olor y su calidez, mientras la lluvia caía sobre el tejado de zinc y daba latigazos contra la ventana, y su mundo eran esos brazos, ese color y calidez, mientras el ruido del mundo caía y caía.”

No había un lenguaje para el duelo o la pérdida que pudiera abarcarlo. No había nada había todo no había nada.”

 

 

Extra:

The bright horses have broken free from the fields
They are horses of love, their manes full of fire
They are parting the cities, those bright burning horses
And everyone is hiding, and no one makes a sound
And I'm by your side and I'm holding your hand
Bright horses of wonder springing from your burning hand

And everyone has a heart and it's calling for something
We're all so sick and tired of seeing things as they are
Horses are just horses and their manes aren't full of fire
The fields are just fields, and there ain't no Lord
And everyone is hidden, and everyone is cruel
And there's no shortage of tyrants, and no shortage of fools
And the little white shape dancing at the end of the hall
Is just a wish that time can't dissolve at all

(Bright Horses, Nick Cave)



 

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