Vivir abajo, de Gustavo Faverón Patriau
“Dijo que una piensa en la locura como algo que nos cae de pronto y nos pone una máscara, cuando en verdad la locura es algo que está debajo y que desde abajo nos va sacando la máscara.”
Qué novela tan fascinante, entretenida, misteriosa, atmosférica, continuamente mutando y transformándose en algo completamente diferente a lo que parecía en un principio, salvando las distancias se puede decir que me ha recordado a una mezcla entre La broma infinita y a Cien años de soledad por todo lo que supusieron de punto de inflexión en mi vida como lectora. Si es cierto que esta Vivir abajo es una obra descomunal, yo diría que incluso total, pero me recuerda a esas dos anteriores ya no tanto por ese cúmulo de microhistorias y narradores mutando, sino que lo que de verdad me recuerda a ellas puede ser y citando a Gerald Murnane: “Y ciertamente recuerdo parte de lo que sucedía en mi mente mientras leía..” porque este tipo de libros activan algo en tu mente que la hace participar plenamente. El primer narrador, el que nos presenta los datos de lo que está investigando, se transforma en otro narrador, este es, la persona que está investigando y aquí, desde ya el inicio el lector es consciente que la trama no parará quieta ni un minuto, ni los narradores, que van surgiendo de debajo de las piedras y por supuesto el lenguaje, que girará al ritmo de la trama, se transformará y pasará a ajustarse cada vez más a la pesadilla que va sobresaliendo en esta novela inesperada. “Su memoria era un hato de confusiones y que alguna de las personas que nombraba eran seres imaginarios y algunas eran la fusión de dos o tres hombres, o mujeres distintos”. Son tantas las referencias cinematográficas, literarias, del arte en general, que es imposible no disfrutar esta caja de sorpresas que para mi ha resultado esta novela de Gustavo Faverón Patriau, e independientemente a quien me ha podido recordar esta novela lo que ha creado aquí este autor es una obra completamente personal y única en la que para mi lo más importante es cómo va mutando para hablar sobre todo de los escenarios da violencia entre el s. XX y el que vivimos.
"Y vuelve a mencionar a Buñuel, a Kirsanoff, a Man Ray, a Walter Ruttmann, a Dziga Vertov. (A mí George me parece un erudito: me obsesionan sus obsesiones, la furia viva de su relación con el cine, al que parece detestar y adorar al mismo tiempo. Lo envidio). A esa persona George le habla de películas que se pueden ver con los ojos cerrados y de películas que hacen cerrar los ojos...
Y habla de películas que no se filman pero que igual existen y dice que esas son las mejores, y dice que las .mejores películas que él ha hecho en su vida, porque él es cineasta, son de esas películas imaginarias."
Es complicado contar aunque sea superficialmente la trama de Vivir abajo por lo que supone de cambios de registro en sus narradores, tramas en las que mezcla presente, pasado y futuro incluso, y por supuesto por todas esas historias que van surgiendo paralelamente a la historia principal. Parto de la base de que Vivir abajo narra sobre todo la vida de George W. Bennet pero pronto somos conscientes de que la figura de su padre llega a ser incluso más importante, que la de su hijo, y su padre, George Walker Bennett, un exmilitar americano que parece trabajar para los servicios secretos a lo largo de todo el continente centro y sudamericano. Al igual que en la La Broma Infinita, por muchos rodeos que dé la trama, por muchos giros, por muchos personajes que vayan surgiendo y desapareciendo, realmente de lo que va Vivir abajo es de la relación ambigua, frustrada, misteriosa entre padre e hijo. Faverón Patriau divide la novela en cuatro partes:
"Era un hombre culto, muy culto, le gustaba el arte. Hablábamos de cine alemán, de novelas brasileñas, de pintura holandesa, de poesía barroca. La noche que me dijo que era teniente del Ejército de Chile yo sentí como si me hubiera despertado dentro de un cadáver."
"Me abordó en un cine, en la cola para ver Adiós Matiora, de Klimov. Fingió tropezarse conmigo. A la salida me buscó de nuevo y me invitó a una cerveza. Tiene un aire como de paz ansiosa, lo ves y te parece un hombre pacífico que quisiera no serlo, una buena persona que quisiera ser mala y no le sale, eso te da ternura, como un niño..."
1- La piedra de la locura. Aqui conocemos al primer narrador, un académico y profesor universitario que se dedica a estudiar al cineasta norteamericano George W. Bennett, y al que después de un primer encuentro en Perú, convierte en objetivo de su investigación, pero sobre todo dar con su paradero. George ha desaparecido de la faz de la tierra y el narrador ha podido visionar varias de sus películas, rodadas en su primera adolescencia y juventud. Esta primera parte está contada a a través de una libreta de notas 1992 y de un diario escrito por el investigador. Es un primer segmento muy interesante, inquietante por lo que puede despertar de misterio en el desaparecido George, el buscado. El narrador reconstruye partes de la vida de George a través de estas películas que no deja de visionar una y otra vez, películas que ya dejarán señales de un misteri:o “Eso último no se ve en la película que grabó en esos cincuentaicinco dias, y que yo veo casi toda las noches desde hace dos años en este sótano bajo la biblioteca de mi casa, una película que conseguí en 2013 cuando ya se me había revelado el resto de la historia…”
"Dice que el cine debe hurgar en las grietas por donde se desmorona la realidad (y agrandar las grietas para que la realidad se desmorone lo antes posible). Cada vez que dice realidad, habla de las dunas de un desierto y de la arena que resbala entre las copas de un reloj de arena.
“Encontré la ficha de una pelicula titulada Menilmontant nombre que me echó a viajar en el tiempo como una magdalena proustiana.”
Dice que hay excepciones y nombra a Buñuel y se queda en silencio y nombra a Kirsanoff (todos los chicos buscan películas de Kirsanoff, no encuentran ninguna)."
"...y me llevó a la biblioteca y me mostró una película de Marcel L'Herbier (L'inhumaine) y le di la razón, y pensó que el cine era una extensíon de la poesía o quizás viceversa."
2. La salud de Mrs Richards. Está segunda parte está narrada por Laura Richards, anteriormente Laura Trujillo, que en una especie de recuento de su propia vida, realmente de lo que viene a hablar es de George, el cineasta desaparecido a quién conoció desde pequeño ya que eran vecinosl en Maine. En esta fascinante sección, puede que mi favorita, Laura no solo cuenta su relación con George y el vínculo que se establece entre ella y él que los llevará al cine, la literatura, el arte, sino que también Laura sacará a relucir la vida de su marido, Clay Richards durante la guerra. La visión que Laura le dará al primer narrador/investigador sobre George, sentará algunas claves del misterio pero son tantas las historias que van surgiendo de la narración de Laura, que puede parecer que nos desviamos de la cuestión principal, que es la de encontrar a George, pero no, todo lo que Laura va narrando, estará intrinsecamente conectado con la resolución del misterio.
"¿Vale la pena contar lo que ocurrió después? ¿Describir ciertos desmanes físicos, ciertos abandonos, ciertas formas de violencia? ¿Nombrar el decaimiento, la desecación, la corrupción del espíritu ( el súbito deterioro)? ¿Detallar los saltos de la mente, los sobresaltos del cuerpo, los asaltos a mansalva, la ruindad? ¿La elección de una víctima al azar y la víctima es una, soy yo? ¿Era yo?"
3.
Puentes
frágilmente construidos.
En
esta tercera sección volvemos al narrador original, el profesoor
investigador. Partiendo de sus escritos en torno a George,
reconstruye el momento en que George abandona Estados Unidos y se
embarca en un viaje odiseico a Centro y Sudamerica, buscando
obsesivamente las huellas que su padre podría haber dejado en sus
incursiones como agente de la CIA: “Le
pregunté a qué le tenía miedo. Dijo que se tenía miedo miedo a sí
mismo. Miedo de ser como su padre, de ser su padre. Le dije que él
no era como su padre. Me dijo que eso tendría que descubrirlo y que
descubrirlo le iba a tomar, probablemente, el resto de su vida.”
George recorrerá Ecuador, Paraguay, Chile y Argentina y conocerá personajes
que a su vez crearán nuevas historias. A lo largo de la novela,
sobre todo en esta sección, las referencias a Werner Herzog serán
constantes, estableciendo similes con la locura
en sus películas, incluso parodiando al mismo Herzog, y además,
situándolas en el contexto histórico caótico y terrorífico que se
estaba viviendo en estos paises. Durante esta odisea, George nunca
dejó de grabar convirtiendo sus encuentros y viajes en películas,
que está visionando en el presente el primer narrador, y gracias a
ellas, no solo reconstruye su vida, sino que le da vida a los
personajes que van surgiendo.
“A George, Asunción le parece una carcel al aire libre, valga la contradicción, aybqye eb verdad no hay contradicción: las peores prisioneres del siglo veinte han tenido esa forma engañosa. Vistas de lejos, o vistas desde el aire, a cierta altura, han dado la impresion de ser clubes campestres, excepto por las chimeneas, piensa George.
"El resto de Paraguay, en cambio, lo hace pensar en las peliculas que Werner Herzog filmó en Perú, en las que invariablemente un extranjero llega en busca de fortuna y termina loco, dando vueltas en círculo en una balsa en el Amazonas..."
4, Las Reapariciones. En esta última sección, el primer narrador, completa el círculo de su investigación. Aquí conseguiremos descifrar todos los misterios, preguntas y señales que habían aparecido en sus casi 700 páginas
“Había vivido veinticinco años evocando el destino de un fantasma que de pronto se había vuelto a hacer de carne y hueso y ahora me daba cuenta de que no lo conocía.”
El viaje que emprende George a la búsqueda de las preguntas que no puede hacerle a su padre, no es solo un viaje iniciático sino que es una excusa para que Gustavo Faverón Patriau se sumerja en el terreno del lenguaje convirtiéndo la narrativa en algo muy vivo continuamente cambiando a través de diarios, cartas, conversaciones, manuscritos que se van leyendo en voz alta, películas que además y a través de su propio lenguaje, contribuyen a la vida que desborda este texto. Es una novela que se va desvelando poco a poco pero es tan rica en cómo nos presenta lo que de verdad obsesiona al autor, la locura y la tortura, la violencia que ejercemos unos sobre otros, el sufrimiento que supone la vida como tragedia pero descubrir finalmente que es una gran farsa, un gran teatro.
"Cuando alguien es torturado, atraviesa dos estados discrepantes: la absoluta obnubilación y la concentración absoluta. Yo aprendí que el puente entre esos dos estados era la poesía. La poesía podía sacar al torturado de la obnubilación y conducirlo a la concentración plena."
Al igual que cuando leí Cien años de soledad, Meridiano de sangre, La familia real o La Broma infinita, supusieron un punto de inflexión en mi vida como lectora, sé ya seguramente, que Vivir abajo, va a formar parte también de mi lista de novelas totales. “No has salido de ahí; sigues en el sótano.”. Los sótanos que son un espacio recurrente a lo largo de la novela, se convierten en un espejo de nuestros instintos más escondidos, y aquí en esta novela, que es un texto casi fuera del espacio y del tiempo, un sótano revelará quiénes somos sin la máscara o el antifaz Un texto lleno de misterio, vivo, circular como la vida, novela de terror, gótico exacerbado, texto con tintes paródicos, posmoderno, clásico.. imposible de clasificar y ¿para qué? Es una obra única.
"George piensa que en la vida de todos hay periodos cuando las cosas parecen suceder con extrema lentitud y otros en que todo ocurre con insólita rapidez. Pero en su caso, piensa, desde el día que llegó a Paraguay tiene la imprecisa sensación de que ambos fenómenos se producen a la vez, de la misma forma: todo se atropella, se arremolina, todo ocurre de manera instantánea, daría la impresión de que no hay tiempo para detenerse a pensar en nada, todo es un vértigo, y sin embargo todo parece durar para siempre, todo parece interminable."
Pues no te digo cuando le claves el diente a Mínimosca. Brutal…
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