Rescate, de David Malouf
⭐⭐⭐⭐⭐
♫♫♫ I'm deranged - David Bowie ♫♫♫
“Una tarde lluviosa de un viernes de 1943, en la que no podíamos salir a jugar al recreo, nuestra maestra de primaria, la señorita Finlay, nos leyó una historia. Era la historia de Troya. Por alguna razón, a pesar de ser un lector ávido, nunca la había escuchado. Cuando el timbre sonó y la señorita Finlay concluyó la clase, dejando la historia a medio terminar, me quedé hecho polvo.”
David Malouf cuenta en el epílogo de su novela Rescate que escuchó por primera vez la historia del asedio de Troya en la escuela primaria y que quedó fascinado por el relato de Homero, concretamente con el episodio entre Aquiles y el rey Príamo, que revisitó treinta años después en 1972 en forma de poema y al que volvió a acabar revisitando otros treinta años después, finalmente en forma de esta novela de apenas 200 páginas en 2009. Troya estaba en guerra pero Brisbane, de dónde procedía el niño Malouf también estaba sumergida en mitad de una guerra, convertida en cuartel general de la campaña del Pacífico en la Segunda Guerra Mundial: un lugar donde desembarcaron centenares de soldados americanos y de otros países rumbo al norte. De alguna forma, el niño Malouf debió revivir Troya como una suerte de Brisbane en aquella Australia, que se preparaba para los bombardeos japoneses. David Malouf con nueve años y en aquella clase de primaria había conectado la guerra de Troya con la que estaban viviendo. La verdad es que este final de año me está dando más de una sorpresa inesperada de autores que hasta hace un mes no conocía, y sin embargo, se han colado muy arriba de la pila eterna a última hora. El último fue Gustavo Faverón con Vidas abajo, aunque este descubrimiento no fue mío, sino que me guiaron amablemente hacia él, sin embargo, con David Malouf ha sido distinto, he llegado solita. Tanteando la literatura australiana de la que soy una total desconocedora salvo por un par de excepciones llegué hasta Malouf y la sorpresa no solo ha resultado mayúscula, sino que además estoy convencida de que se ha convertido en un autor de cabecera, de estos que incluso agotadas las lecturas, releeré más de una vez.
“Hay cosas de las que resulta imposible desprendernos una vez las hemos tocado, una vez nos han tocado, independientemente de lo mucho que nos frotemos, de lo arriba que nos sitúen los dioses.”
“Era hijo de su padre. Era mortal. Había entrado en el arduo mundo de los hombres, donde los actos del hombre lo siguen allá donde va en forma de historia. Un mundo de dolor, pérdida, dependencia, estallidos de violencia y euforia; de fatalidad y contradicciones fatales, de anhelantes saltos hacia lo desconocido”. Lo que aquí hace David Malouf es coger un episodio de la Ilíada , en la que el desesperado rey de Troya, Príamo, suplica de rodillas a Aquiles que devuelva el cuerpo de su hijo Hector para darle sepultura. Realmente Malouf decide comenzar la historia con un Aquiles destrozado, destruido por el dolor por la muerte de su íntimo amigo Patroclo a manos de Héctor. Malouf narrará el primer encuentro y la posterior amistad entre Aquiles y Patroclo apenas en unos párrafos, llegando hasta el momento en que su amigo pierde la vida envuelto con la armadura de su amigo Aquiles. Quién lo asesina, cree que estaba asesinado a Aquiles. Todo esto está narrado con un estilo apenas en unos trazos, pero que fluye como un río, porque lo que realmente le interesa a Malouf es narrar un episodio ficticio antes del encuentro entre Aquiles y el padre destrozado. Posteriormente y mientras dejamos a Aquiles derrumbado por la muerte de su amigo, Malouf nos conduce al palacio del rey Príamo, que vive con dolor, no solo la muerte de Héctor sino por el hecho de que su cuerpo fuera profanado, zarandeado y maltratado negándose Aquiles a devolverlo como una venganza salvaje por la pérdida de Patroclo. Y qué bien transmite Malouf el ambiente de ese palacio que aunque sepamos que es la Troya de la antigua Grecia, realmente parece un relato de ahora por lo atemporal y atmosférico que resulta a partir del estilo de Malouf.
-¡Lágrimas, ay , tengo muchas! Pero no de pena. Tengo lágrimas de ira, de rabia por ser mujer y no poder hacer otra cosa que permanecer aquí sentada, llorando y rabiando..."
No sé si se puede considerar una epifanía o una simple visión, pero el rey Príamo decide acudir a la búsqueda de su enemigo,Aquiles, el asesino vengador de su hijo, pero realmente no como rey, sino como hombre normal y corriente para suplicar la devolución del cadáver su hijo, y para ello se le ocurre ofrecerle un rescate.: “Rescatarme a mi mismo y a mi hijo, yendo hacia Aquiles no de forma ceremoniosa, como mi yo simbólico, sino despojado de todas las relucientes distracciones y disfraces, tal como soy” .Y aquí es donde Malouf pone de su cosecha, convierte el mito tan aparentemente alejado en algo muy cercano y de una humanidad conmovedora porque inserta una escena de su imaginación al narrar el viaje de Príamo en compañía de un humilde carretero en una carreta cargada de tesoros para ofrecérselos a Aquiles como un de rescate por el cuerpo de su hijo Héctor. Es este viaje despojado de cualquier ornamentación, de cualquier máscara de rey lo que le da a esta novela una identidad más allá de la revisitación del mito. Príamo conecta con el carretero y reflexiona durante este viaje que aunque lleven vidas tan dispares, realmente ambos son padres, han perdido hijos y la esencia de lo que llevan dentro los asemeja más de lo que parece a simple vista. Todo este viaje es pura invención de Malouf pero es un capítulo esencial, fuera del espacio y del tiempo en el que Malouf consigue darle una identidad tan humana y cercana a Príamo que acaba resultanfo en un viaje conmovedor; a través de este viaje, Príamo empezará a sentir una cierta conexión con la vida de gente que realmente forman parte de un pueblo del que él estaba muy alejado.
“En dos o tres ocasiones a lo largo de su reinado, Príamo ha recorrido los confines de su territorio acompañado de su séquito. Para mostrarse y para ver algo de lo que allí representa. Pero el papel que con más frecuencia desempeña suele consistir en permanecer inmóvil en el centro de todo, una figura tan real como simbólica, y experimentar estos estados de dualidad como si, de forma natural, de uno solo se tratara.”
Malouf transmite como nadie los dos puntos de vista, el de Aquiles por un lado, que lleva un dolor a cuestas que no entiende y por otro lado, la perspectiva de Príamo, casi dos lados de una misma moneda. Ambos son mortales, ambos sufren, pero cuando Príamo llega hasta Aquiles, ha experimentado la conexión con lo cotidiano, con el pueblo. Malouf está narrándonos una historia sencilla desde el punto de vista de tres personajes: Príamo, Aquiles, y el carretero, Somax. Una novela que contiene unos párrafos hermosísimos relacionados con este carretero, que en un principio se cree castigado por ser elegido para acompañar al rey al campamento enemigo. El carretero, Somax, con sus historias cotidianas a ras de tierra, hará conectar a Príamo con ese otro yo, qué él practicamente desconocía que tenía. Me ha sabido a poco esta novela tan corta, y no he podido por menos que ponerme con otra, igual de corta, pero que está resultando arrolladora, “An imaginary life”. Adoro a David Malouf, desde ya.
“No es ninguna burla, amigo mío, sino la manera en que son las cosas. No como deben ser, sino como han terminado siendo en un mundo que está, además, sujeto al azar."
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