An imaginary life, de David Malouf
⭐⭐⭐⭐⭐
♫♫♫ Händel: Suite No. 7 in G Minor: No. 6, Passacaglia (Arr. for Piano by Thomas Krüger) ♫♫♫
“I speak to you, reader, as one who lives in another century, since this is the letter I will never send. It is addressed neither to my wife nor to my lawyer at Rome, nor even to the emperor; but to you, unknown friend, who do not exist at this time of my writing and whose face, whose form even, I cannot imagine.”
Confieso que aunque he leído libros geniales este año, pocos han podido emocionarme como esta “Una vida imaginaria”, de David Malouf, que se va a quedar ya grabada en mi memoria por la belleza de la prosa poética de Malouf, aunque no menos hermoso es el tema de fondo que toca y la forma en que lo aborda. Pero he leído que Una vida imaginaria fue su segunda novela (1978) después de que Malouf se hubiera dedicado en general a la poesía, y de verdad que se nota esta vena poética en este texto de los más exquisitos que han podido llegarme. Una vida imaginaria es uno de estos textos atemporales que hay que ir leyendo lentamente regodeándose en lo que consigue evocar Malouf, hechiza casi desde la primera linea “When I first saw the child I cannot say I see myself…” hasta la última en la que se aborda toda una vida desde la mente de un personaje, el poeta Ovidio, enfrentado al exilio en una tierra extraña, helada, agreste, una vida imaginaria en el sentido de que está inventada por Malouf con los pocos datos que se conservan de un poeta esquivo. Un destierro al que es condenado por el emperador Augusto en un castigo por sus poemas irreverentes, así que Ovidio, exiliado, y desterrado de su entorno, se ve de repente en una tierra extraña y de alguna forma tiene que aprender a vivir de cero.
“All lead to a
sky that hangs close above us, heavy with snow, or is empty as far as
the eye can see or the mind imagine, cloudless, without wings.
But
I am describing a state of mind, no place.
I am in
exile here.”
Lo que viene a relatar aquí Malouf sobre el poeta Ovidio no deja de ser un relato ficticio, porque poco se sabe de la vida de Ovidio independientemente de sus cartas, ni siquiera cómo murió ni dónde puede estar su tumba. Pero Ovidio es sobradamente conocido por su irreverencia en su época y por sus poemas escandalosos. “In the open I go about shouting, talking to myself simply to keep the words in my head, or to drive them out of it. My days in this place, my nights, are terrible beyond description. All day I wander in a dream, as isolated from the world of men as if I belonged to another species”. Malouf imagina esta vida de exilio de un poeta hedonista y urbano que se vio obligado a vivir fuera de su zona de confort, en una aldea llamada Tomis, de inviernos helados y salvajes que duraban hasta nueve meses. Lo que resulta aquí fascinante, independientemente de la historia de Ovidio con el niño, que es la base de la construcción del relato, es el cambio que se produce en el poeta una vez alejado de su vida sofisticada y cómoda en Roma. En varios momentos, durante el largo monólogo interior, Ovidio reconoce que en la cima de su éxito sentía ansiedad y no era totalmente feliz, porque tenía la impresión de una identidad perdida hasta llegar al exilio: un exilio que parece más una metáfora hacia la conciencia de uno mismo, hacia una vida interior.
“Here is the life you have tried to throw away. Here is your second chance. Here is the destiny you have tried to shake off by inventing a hundred of false roles, a hundred of false indentities fior yourself. It will look at first like disaster, but is really good fortune in disguise. Now you will become at last the one you intended to be. “
En Tomis, Ovidio vive totalmente aislado de su propia cultura a excepción de su relación con un niño salvaje que encuentra en el bosque y que la superstición de los aldeanos creen que porta el demonio. Durante los primeros años de su exilio verá al niño aparecer y desaparecer en el bosque y se le aparecerá en sueños, hasta que llegado un punto el niño es apresado por los aldeanos y Ovidio lo acoge, estableciendo un vínculo. Ovidio que vivía totalmente perdido en si mismo, parece empezar a encontrarse y a tomar conciencia de lo que le rodea una vez que el niño llega a su vida. Ovidio se ha visto obligado a abandonar el latin y en aprender un idioma nuevo, que le abre una ventana al mundo: “Latin is a language for distinctions, every ending defines and divides. The language I am speking of now, that I am almost speaking, is a language whose every syllable is a gesture of reconciliation”. Y este es otro de los temas fundamentales que aborda aquí Malouf, porque no solo ha tenido que aprender la lengua de su nueva tierra, sino además aprende a establecer un nuevo lenguaje con un niño que apenas sabía hablar, un lenguaje que le reconcilia con esa vida de la que venía el niño, la naturaleza: “But he, in fact, he is the more patient teacher. He shows me the bird whose cry I am trying to imitate. He makes me hold it, trembling in my hands. I know what he intends. I am to imagine myself into its life.” Malouf hace a Ovidio proyectarse en este niño salvaje que poco a poco le irá evocando su infancia y una identidad que se perdió en el camino con su angustia y su infelicidad. Ya digo que es un relato ficticio pero es fácil involucrarse en la vida que ha conseguido crear aquí Malouf, y con la que podemos sentirnos fácilmente identificados. En este exilio iniciático, Malouf sienta las bases de ciertos cambios que acaban moldeando a un ser humano: un nuevo lenguaje, que no tiene que ser el de las palabras sino el de las nuevas sensaciones, y la percepción de uno mismo a través de la naturaleza a la que nunca habrá que perder de vista porque es a través de ella gracias a la que construirá Malouf su relato esencial. Con la llegada a Tomis, a Ovidio no le queda otra que ser muy consciente del paso de las estaciones y del entorno que marcarán la conciencia de sí mismo: “The season begins to change. Already when we go out these days, to our island in the swamp, I have to wrap up against the the wind…”
“So it is that my childhood has begun to return to me. Not as I had previously remembered it, but in some clerarer form, as it really was, which is why my past, as I recall it now, continually astonishes me. If it as if it had happened to someone else, and I were being handed a new past, that leads, as I follow it out, to a present in which I appear out of my old body as a new and other self.”
Con este exilio, Ovidio se da cuenta de que Roma no es el centro del universo y que para más inri él tampoco lo es. David Malouf es australiano y aunque aquí en ningún momento nombre la palabra Australia, puede que haya algo de ella en este texto en el sentido de que Malouf esté usando Tomis como una metáfora del aislamiento físico de su tierra y por supuesto pueda estar evocando esa vida aborigen que la colonización defenestró y arrasó. En este aspecto, Una vida imaginaria ha podido recordarme a esa novela italiana “El desierto de los tártaros”, en la evocación casi sonámbula de una tierra atemporal suspendida entre el especio y el tiempo pero que lo está diciendo todo sobre la naturaleza humana pero también me ha recordado muchísimo a "El derviche y la muerte" de Selimovic en la reflexión que Malouf hace del exilio, de la tierra y de las raíces.
“We move about it in a dream, as if our wits had turned to sharp little crystals in our head. As if, like bears and other such creatures, we had crawled deep into some cave in ourselves and fallen asleep, moving about only as dream figures, stiff, unseeing, as we pass in and out of each other's lives.”
Una vida imaginaria es un relato hermosísimo sobre el viaje íntimo y personal de una persona que vive aislada mental y fisicamente de lo que le rodeaba, de su entorno, para encontrar una liberación. Y Malouf ha usado a un poeta cosmopolita y centrado en sí mismo, egocéntrico y consciente en la importancia de su estatus como ejemplo de que la liberación de estas ataduras artificiales puede ser posible con la vuelta a los orígenes. Esta es la vida de Ovidio imaginada por Malouf ,y sin embargo, extrapolada a la vida que tenemos ahora, no parece que hayan pasado siglos porque el fondo del relato sigue vigente, seguimos más esclavos que nunca de la civilización en la que vivimos. Uno de los textos más hermoso que he tenido la suerte leer. Maravilla.
“Have you heard my name? Ovid? Am I still known? Has some secret admirer kept one of my poems and so preserved It, or commited It to memory? Do my lines still pass secretly somewhere from mouth to mouth. Have I survived?"
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