Un jardín de placeres terrenales, de Joyce Carol Oates (Wonderland Quartet #1)

 


⭐⭐⭐⭐⭐

♫♫♫ She's Always a Woman - Billy Joel ♫♫♫

 

Mira, mi propia experiencia me dice que nada cambia en esencia, en nuestras almas. Solo envejecemos, y nuestras almas se agotan. Ahora sé mucho más de lo que sabía hace años, pero no he aprendido nada esencial; poseo más información, más datos, solo eso. Tengo más dinero también. Pero no soy más sabio. No sé, me parece que la naturaleza solo corre en una dirección, como un reloj de arena. En la mayoría de los casos, casi todo se ha logrado ya, no podemos inventar, no podemos descubrir, no podemos crear. Solo podemos imitar, solo eso, y podemos fracasar.”


Un jardín de placeres terrenales fue la segunda novela en la carrera de JCO y cuenta en su postfacio que la escribió entre 1965 y 1966 y publicada en 1967. Con motivo de su republicación en 2002 para la colección Modern Library, no terminaba de estar totalmente satisfecha con las voces narrativas así que comenzó a reescribir partes, tanto que acabó reescribiendo tres cuartas partes de la novela. Un jardin de placeres terrenales formará parte de su Wonderland Quartet en el que se marcó como proyecto una serie de cuatro libros en torno a la exploración de las clases sociales en Estados Unidos y la vida interior de los jóvenes americanos. La verdad es que cuando comencé a esta novela no pensé nunca que fuera a encontrarme con un texto tan potente y subyugador, y lo digo por ser una obra tan temprana, pero claro, entonces no sabía que JCO la había reescrito siendo más sabia y con más bagaje en la vida. Cuenta también la autora que esta novela está firmemente relacionada con su vida, con las experiencias que vivió de niña en una comunidad de campesinos con apuros económicos situada en el oeste del estado de Nueva York entre los años 30 y 50 y de alguna forma divaga con el hecho de que ella podría haberse convertido en otra Clara, pero que a ella la salvaron los libros y esa edición que le regaló su abuela de Alicia en el Pais de las Maravillas, uno de los motivos principales por los que este proyecto lo titularía el Wonderland Quartet. La misma Oates crea un personaje, Swan, el hijo de Clara, con el que ella misma se identifica, un niño lector que crece en un mundo donde los libros carecían de valor y por elección propia acabará repudiando su vida imaginativa, contrariamente lo que le pasó a la niña Joyce, a la que salvó su imaginación. Es por esto que esta novela se nota tan sincera, tan cercana, porque vemos que la autora se deja la piel en ella: Mi intención no es narrar sus historias, sino permitir que el lector las experimente íntimamente, desde dentro. No hay pasajes en primera persona ni experimentos formales, los Walpole sin embargo hablan más; estamos más a menudo dentro de sus cabezas”.


-¿Qué va a ser de ti?

- ¿Cómo?- dijo Clara alegremente

-¿Qué va a ser de ti? ¿De ti?”


JCO se influye en personajes de su familia, de comunidades inmigrantes que iban de paso según las estaciones del año para la recolección, en sus abuelos, en el clima que se respiraba en Estados Unidos tras la Gran Depresión: “La Depresión le hizo a Clara pensar en un cielo horrible de nubes borrascosas, de un color amoratado.” Es difícil poder expresar lo que ha supuesto leer Un jardín de placeres terrenales por lo mucho que me ha hecho involucrarme, una novela que ahora encuadro entre lo mejor de su obra, sobre todo porque resulta un impacto ahora cuando vuelvo la vista atrás a las primeras páginas en las que la autora nos presenta a Clara Walpole, una niña durante la Gran Depresión, y recuerdas ese viaje de Clara hasta que JCO la sitúa en la página final, toda una vida. La Clara niña, Clara Walpole, reconvertida en Clara Revere, y abjurando para siempre del apellido de su padre porque la retrotraía a un pasado, no solo que quería olvidar, sino del acabó huyendo con 15 años.


- ¿Cómo te llamas’

- Clara.

- ¿Clara qué?

- Solo Clara, no tengo apellido.

Deseó tener otro nombre para ocultar este, para sustituirlo, pero no tenía ninguno. Su madre siempre decía entre risas que ella no tenía apellido, era un secreto…”



Aunque la novela está claramente dividida en tres secciones, cada una de ellas llevando el nombre de uno de los hombres en la vida de Clara: Carleton (su padre), Lowry (un amor imposible) y Swan (su hijo), es en la primera sección donde imagino que la autora vuelca las experiencias que vivió en su infancia con la atmósfera la Gran Depresión. Clara Walpole nacida en el seno de una familia humilde que tuvo que emigrar durante la Gran Depresión, itinerantes en busca de trabajo, viviendo en chabolas, siendo juzgados, malviviendo, en la que la expresión “escoria blanca” marcará la infancia de Clara, acaba resultando una sección en la novela que describe perfectamente las condiciones de vida de una clase social que fueron agricultores y granjeros y se encontraron sin nada de la noche a la mañana obligados a recorrer el país en busca de trabajo. El sueño americano que toca fondo y que Clara Walpole revertirá en su favor a lo largo de una vida. Joyce Carol Oates describe tan bien esa infancia hasta que huye, esa percepción de que eran escoria blanca, que no ha podido por menos que conmoverme porque consigue inculcar a estos momentos de la infancia de Clara de una huella imborrable, momentos que se quedarán grabados en su memoria para siempre y que la convertirán en la mujer que luego sería: “Recordaría ese momento durante toda su vida, pensó; los coloridos juguetes, sus sudorosos dedos agarrando los diez centavos, la lástima que mostraba la dependienta, el desprecio de Rosalie…” Momentos que vivirá la niña Clara y que la harán avanzar. Y en esta primera sección que llevará el nombre de su padre, Carleton, un personaje atormentado, con sus luces y sus sombras, pero atrapado en una vida sin salida de la que es testigo su hija, es quizás donde la Oates se luce más. Carleton Walpole, será un hombre fundamental en la vida de Clara y sin embargo, acabará huyendo.


Mi padre…  Clara pensó lo que iba a decir, quería decir algo pero sabía que era mejor no hacerlo: que su padre a veces no dormía por la noche, sino que a trompicones salía a la calle a pasear y a fumar, él solo. Entonces cuando la despertaba de madrugada, porque se tropezaba con ella o con sus hermanos hasta que alcanzaba la salida, era como un extraño. Nunca decía ni una palabra.”


Clara Walpole resulta una de las protagonistas femeninas más memorables en la prolífica obra de JCO entre otras cosas porque no es una mujer perfecta, su necesidad de salir de una vida de pobreza le haran tomar el control de su vida aunque en muchos momentos no crea en ello, sin embargo, su necesidad de huir de la infancia la hará levantar un muro entre ella y el mundo, y será consciente de que para realizar su objetivo tiene que agarrarse a los demás, aprender de ellos: "A veces, de repente, irrumpía en ella una sensación de vacío, algo vertiginoso, demasiado intenso para soportarlo; como en esos sueños donde corres, corres y corres, pero ¿hacia dónde? O despierta, cuando te restriegas los ojos y ves cosas que las demás personas no ven o no quieren ver." Fue una época ademas en la que muchos hombres seguían siendo moral y legalmente inocentes aun cuando maltrataban a sus mujeres y a sus familias, el acoso sexual, el abuso y la violación podían ser habituales en un mundo en el que el entorno hacia la vista gorda, pero sin embargo la terminología para definir esta violencia sobre la mujer no estaba demarcada y rara vez se denunciaba, pero JCO insiste cuando habla de esta novela que no es una novela sobre victimas sino que lo que intenta retratar es como se definen los individuos a través de sus experiencias y se hacen americanos.


Nunca he sido capaz de entender los lazos entre las otras personas. Me refiero a lazos invisibles. Lazos que les atan pase lo que pase, como ser arrastrados y empujados por la marea a la arena de la playa, una y otra vez, siempre juntos. 

Me gustaría tener todas mis pertenencias en una bolsa y llevarlas siempre conmigo. No quiero cosas que me aten. Si tengo muchas cosas, como tenía mi padre, se cruzarán en mi camino y no veré con claridad. Una vez que posees cosas tienes que tenerles miedo. Miedo de perderlas."


La segunda sección de la novela llevará el nombre de otro hombre, Lowry, y ya digo que aunque esta secciones estén demarcadas con un nombre masculino, realmente el personaje guía es una mujer pero JCO de alguna forma necesita reafirmar el hecho que gracias a estos hombres la vida de una mujer, Clara, cambió porque era imposible desmarcarse del hecho de la claustrofóbica sociedad patriarcal en la que una mujer por sí sola no era nadie. Clara acaba huyendo, no tanto de Carleton, que era un padre al que comprendía y adoraba, sino de la vida a la que estaba condenada a vivir si continuaba allí, así que cuando se cruza en su vida Lowry, huye con él. Lowry será el amor de su vida porque entre otras cosas la ayudará a perder el miedo a enfrentarse al mundo, le proporcionará las herramientas necesarias para que con apenas 15 años pueda independizarse. Esta segunda sección es un pasaje colosal también en el sentido de que hay mucho de aprendizaje de vida por parte de la adolescente Clara, no solo abjurará de su apellido sino que además será consciente de que el amor no le asegurará una vida de felicidad. Lowry es un hombre que le abre horizontes a una nueva vida, le enseña a descubrir que puede mantenerse y vivir sola, y esta independencia le proporciona una repentina felicidad: ha erradicado el apellido Walpole de su vida. "Somos parecidos tú y yo, salvo que yo fui a muchos lugares para intentar averiguar cosas, mientras que tú te asentaste y recibiste todo lo que querías." Sin embargo, Clara será consciente de que Lowry es un hombre atormentado por quizás las mismas circunstancias familiares que vivió ella, pero lo que los diferencia es que ella necesita estabilidad y él aunque igual que ella huye de ese pasado, la huida de Lowry es continua, sin descanso. "No es solo que seas demasiado pequeña sino que lo que quiero es... una voz. Quiero una mujer que me hable de modo diferente, que me diga cosas que no sé y quedarme asombrado al oírla. La reconoceré en cuanto la escuche." Lowry, eternamente insatisfecho aparecerá y desaparecerá de la vida de Clara, entre otras cosas porque conectan y quiere asegurarse de que ella sigue bien, pero realmente este amor que siente por Lowry la hará vivir una especie de crisis personal los 17 años porque es claramente consciente de que aunque Lowry es un hombre que le ha  enseñado a coger el toro por los cuernos, ella necesita avanzar: Tenía que seguir adelante. Durante el resto de su vida sería capaz de decir: Hoy cambié el curso que iba a llevar mi vida y no fue un accidente. Ningún accidente…


Que significaba que Clara había sido seleccionada de entre el paisaje visible, y quizá también del paisaje invisible, algo que se reservaba solo para él. El vio en el rostro de ella una cara que ni la misma Clara podía ver, y ella sintió una momentánea fuerza confusa, breve como un relámpago.”


Joyce Carol Oates decide que esta novela sea la primera de su Cuarteto Wonderland, una alusión indirecta a todas las referencias que imprimió Lewis Carroll en su Alicia: la mezcla de lo real y el mundo interior convirtiendo muchos hechos reales en surealistas, la sensación de que la cotidianeidad, la vida real se convierte en una pesadilla, la comparación de esta Clara con Alicia con su crisis de identidad cuando con apenas quince años se encuentra sola ante un mundo que la desprecia por sus origenes, convierten a Clara Walpole en una mujer que se reinventará continuamente porque la Alicia de Carroll se verá sumergida en un mundo caótico perdiendo el orden de su vida, y la Clara de JCO vivía en un mundo caótico que necesitaba desesperadamente ordenar a su medida, en este aspecto el jardín asalvajado que Clara tendrá en su casa será una metáfora de esta desesperación por protegerse no solo del mundo exterior sino de intentar controlarlo, como si todavía después de años, siguiera huyendo de esa expresión que escuchaba una y otra vez durante su infancia, escoria blanca. En la última sección que llevará el nombre su hijo, Swan, veremos a una Clara ya adulta, madre y esposa que ha conseguido esta estabilidad económica y que sin embargo, muchas de las deudas emocionales del pasado irán revirtiendo en su hijo Swan, un personaje clave para entender a Clara. La última sección dedicada a su hijo Swan, es arrolladora porque veremos a Clara a través de Swan.


"En ocasiones Swan podía ver en los ojos de su madre la mirada desesperada y brillante de una criatura desesperada."


Clara Walpole es un personaje que me ha fascinado e impactado de la misma manera, se reinventa continuamente, y Joyce Carol Oates ha creado en ella una mujer llena de matices. Es sorprendente lo camaleónica que es esta autora, como se mimetiza con sus personajes creando un lenguaje crudo y en momentos malsonante en labios de una mujer que nunca pudo deshacerse del todo de su pasado: “Mis primeros editores en Vanguard Press, se sintieron ofendidos por las obscenidades constantes y lo crudo del lenguaje de los personajes, se quejaban sobre todo del habla de Clara. Ya que, incluso de niña, su forma de expresarse puede ser muy cruda. Sin embargo, para mí, ese lenguaje era casi un lugar común; no tanto en casa como en la calle, donde se lo escuchaba a los adultos y a los adolescentes. Es curioso reconocerlo, pero el lenguaje crudo de mis personajes ficticios despierta en mí la nostalgia...Clara se autoinventa cuando llega el personaje de Lowry a su vida, una persona de paso pero que la influyó y la hizo perder el miedo. Clara elige la ficción para interactuar con el nuevo entorno, se desprende de su historia personal y se convierte en Clara a secas, y más tarde en Clare Revere. Una novela clave para entender a Joyce Carol Oates sobre todo por cómo se mueve en el mundo interior de sus personajes. Clara Walpole es desde ya un personaje fememino esencial en la obra de JCO, con sus claroscuros, pero resulta una experiencia inolvidable conocerla desde que es una niña hasta en su edad más adulta. Una de las novelas imprescindibles de JCO. Joya.

La traducción es de Cora Tiedra García.


Los ríos van así – explicó Lowry a la vez que trazaba una raya con un palo. - Primero van en linea recta, así; fluyen a toda prisa. Luego van más lentos y se mueven como una serpiente. Recogen suciedad y porquería al girar y van más lentos. Así serpentean más. Serpentean, más grandes y más gordos hasta que pasa esto – y la sorprendió cuando dibujó una linea recta por el centro de las curvas y clavó el palo en la superficie polvorienta con fuerza, para mostrar otra vez el primer rio: la linea recta.”

 

 

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