No es medianoche quien quiere, de António Lobo Antunes

 


  ⭐⭐⭐⭐⭐

 ♫♫♫ Saudade - Cesaria Evora   ♫♫♫

 



 Conexiones:

 A flor do mar, 1986, Joao César Monteiro





 

"...en que me siento tan indefensa, tan frágil, ganas de meterme en la cama y taparme con la sábana, no existir, no ser, veintiséis de agosto, demasiado pronto para no ser, no tuve una bicicleta y a lo mejor no puedo subir a las rocas..."


Lobo Antunes es un autor al que hasta ahora no me había acercado,  no se me había dado la oportunidad y porque nadie de mi entorno me lo había recomendado, he llegado sola a él pero sin embargo cuando he empezado a postear mis crónicas durante la lectura, me he encontrado con algunos de vosotros, seguidores incondicionales suyos, que me habéis transmitido la pasión que sentís por él, así que gracias por compartir vuestras impresiones y vuestras recomendaciones, aunque también me queda claro que la adherencia a un autor como éste puede ser solitaria, porque es difícil no solo poder compartir las impresiones sino porque además se convierte en una lectura muy íntima entre el lector y el texto. Se puede decir que António Lobo Antunes sea quizás el autor más impenetrable, más complejo narrativamente hablando con él que me he encontrado. No es solo que ésta sea una novela exigente con la que al principio me sentí abrumada, sino que realmente Lobo Antunes lo exige todo del lector, exige que este lector tenga una fe ciega en él y lo digo porque al principio me encontré como yendo a ciegas sin saber realmente discernir entre la polifonía de voces que se asomaban entre flujo de conciencia de la protagonista femenina, así que sí, el inicio de la novela fue complicado, pero ya digo que poco a poco su técnica narrativa te arrastra y cuando te quieres dar cuenta, resulta ya imposible desconectar de esta fuerza, de esta visceralidad con la que envuelve su narrativa. Es una novela que exige entrega, que confíes en el autor porque no da absolutamente nada masticado y casi que no da nada a cambio, o lo tomas tal cual o lo dejas, exige que te tires a la piscina, que te dejes llevar porque esa impenetrabilidad se convertirá a la larga en alivio, en respiro, en calidez e incluso en que el lector pueda reconocerse en pasajes, a pesar de que la voz de la protagonista es muy dolorosa a veces "...y me soltó el brazo despacio, cada dedo, independiente del resto, suelto yendo y quedándose, hay personas que tardan mucho tiempo en dejarnos, el cuerpo se marcha pero los ojos siguen allí"  Cada página se convierte en un Everest en la que resultará difícil agarrarse a algo, porque cuando crees que es la voz de ella la que te está hablando, de pronto y en medio de un párrafo, aparece otra voz ¿cómo se ha introducido en el flujo de ella y en qué momento se ha producido esta transición?


- No voy a pasar el fin de semana sola voy a pasar el fin de semana con ellos

como si ellos existiesen y no existen, existo yo trayéndolos de vuelta, a pesar de las fisuras de las paredes y de las tejas que faltan, ningún arriate ya, esas florecitas en el escalón que nacen de la piedra como las gaviotas de las rocas

(...)

"he venido a despedirme de la casa o de mi hermano mayor y a través de él, de mí misma, por qué motivo aquello que sucedió hace tanto tiempo sigue pasando"



No es medianoche quien quiere sigue los pensamientos de una mujer de cincuenta y dos años que regresa a la casa de la infancia, a la casa familiar de la playa, para despedirse definitivamente de ella ya que van a venderla. Tres días de un fin de semana de un verano, el 26, 27 y 28 de agosto de 2011 y me llama la atención que estos datos sean tan precisos, y estén tan definidos cuando el resto de la novela es pura atemporalidad, o pura memoria en la que prácticamente el tiempo no está ni definido ni delimitado porque pasado, presente y futuro se convierten en una cacofonía de instantes en los que el lector nunca sabrá seguro dónde se encuentra. Desde la primera página el lector no sabrá dónde se encuentra, o en qué fase de esta temporalidad, piensa que está en el presente de ella, pero no, ya la primera pagina es el recuerdo, y en algún momento de las páginas siguientes nos damos cuenta de que la protagonista no es la niña, sino que es una mujer adulta rememorando. Ya me había encontrado antes con narraciones en las que estamos dentro de la cabeza de un personaje en la que las emociones y los pensamientos fluyen como una ríada imparable, recuerdos desconectados que van a una velocidad bestial, indiferentes como he dicho anteriormente, a la temporalidad pero en ningún otro autor he sentido tan cerca lo que puede significar construir una historia a través de retazos de vida desconectados y que el lector tendrá que ir armando en su cabeza y como esto se queda ya impregnado, los personajes respiran, tienen vida propia a través de cómo los fragmenta Lobo Antunes, es en esta dificultad dónde se quedará el poso. Sin embargo, y aunque nunca sabremos con total seguridad si la página está en el tiempo de la infancia o del presente, la forma en que esto es presentado por Lobo Antunes, es lo que hace esta experiencia mucho más inmersiva. Desde el comienzo hasta el final de cada capítulo no hay puntos, solo al final del capitulo, y la narración estará perfilada por alguna frase corta en una conversación y por párrafos separados por comas y es entre estas comas entre reflexión y reflexión dónde se colará alguna voz que no será la de ella.


"Las palabras empiezan a perder el nexo, por ejemplo, cuando digo noche quiero decir noche pero también otro sentido que ignoro, cuando digo madre quiero decir el primer día de colegio y yo con miedo a entrar, tendiéndole los brazos a una mujer que se despide mientras una segunda mujer me prohíbe, ocupando los escalones, correr hacia ella, mandándole que se marche

Y yo entre extraños que no saben mi nombre"


Al principio será difícil identificar de quién habla la mujer, pero pronto sabremos que su familia está compuesta por el hermano mayor, el hermano no sordo (que fue a la guerra colonial) y el hermano sordo, el padre y la madre, y el marido, del que nos dará la pista de si está hablando de él antes casarse calificándolo como mi marido, aun no mi marido (esta técnica la recuerdo también en Milkman de Anna Burns). Estos miembros de su familia no serán identificados por el nombre nunca, ni siquiera de ella sabremos como se llama, y sin embargo el resto de los personajes fuera de esta unidad familiar todos tendrán un nombre. A pesar de que el lenguaje que usa Lobo Antunes es cercano, estará en la fragmentación de las frases entre los párrafos dónde para mi está la dificultad. Poco a poco la historia de la mujer se irá abriendo ante nosotros a través de momentos que se van repitiendo, y por estas frases aisladas sabremos por ejemplo, que la relación con su marido nunca fue cálida, siempre estableciendo la diferencia entre el de antes de casarse y el de después y por ahí podremos ir eentreviendo el tiempo en el que nos encontramos:


"-A veces creo que estás loca

eso antes de casarnos, después

- A veces creía que estabas loca ahora sé que lo estás"


Y el otro punto importante es la relación con su familia, la calidez que se establece cuando rememora a su padre, siempre con una botella cerca y que sin embargo cuando se dirigía a ella con ese Niña, son los momentos en los que la infancia se hace más presente. La tragedia de la muerte con con dieciocho años del hermano mayor, un trauma familiar, será otro momento recurrente durante toda la novela y será ese faro al que ella mirará una y otra cuando se refiere al lugar donde todo sucedió el Alto de Vigia. La protagonista se encuentra totalmente sola en la casa de su infancia, aunque parezca que esté todavía rodeada de su familia "Nunca me había despedido de una casa ni sabía si me escuchaba, de niña estaba segura de que sí, el borboteo de las tuberías, los gemidos de los muebles y los crujidos de la tarima eran su forma de charlar conmigo, después de mayor no sé, tal vez una puerta que gira en sus bisagras" así que tiene sentido que no dé nada masticado al lector, esta es la técnica narrativa de Lobo Antunes a la hora de abordar a su personaje porque al encontrarse sola y agolparse todos los pensamientos y recuerdos, no hay que sobreexplicar ni siquiera explicar, no hay nadie a quién dirigirse así que el lector tendrá desentrañar ciertos momentos recurrentes a los que se refiere ella una y otra vez: las medias frases o las frases incompletas irán adquiriendo cada vez más sentido a medida que nos adentremos en la mente de ella y a través de ella, en su vida.


"Mi familia se convirtió en el rectángulo más claro de la ausencia del cuadro en la pared del salón, un espacio con un clavo torcido encima del que colgaban voces, no un paisaje con barcos, las miro como mi padre miraba el marco calculando la posición, las corrijo, retrocedo para verlas, las corrijo mejor, con el marco torcido las voces confusas, con el marco horizontal todas las sílabas claras, mi madre"

(...)

"la puerta de la cocina cerrada, mis hermanos conmigo y en el rectángulo más claro de la ausencia del cuadro en la pared del salón mi padre volviendo de la de la despensa

-Niña

y sonriéndome".


Nos iremos haciendo una idea de cada uno de los personajes de su familia: el padre alcohólico y desesperanzado ("que, aunque no lo confesase, era una de sus formas de llorar, lloramos de formas tan diferentes, ciertas sonrisas por  ejemplo,  ciertos gestos interrumpidos, ciertos modos de limpiarse la frente con la manga o si no una quietud de caverna y, dentro, gotas en las fisuras de las piedras"), la madre áspera y frustrada, el hermano sordo y aislado, el hermano no sordo que regresó con el trauma de la guerra de las colonias y finalmente el hermano mayor que murió a los dieciocho años. Todos estos momentos se encadenan aparentemente caóticos con la vida de ella, con su marido, antes de ser su marido, y con su marido cuando ya no era su marido, así que más que poner el foco en la historia de los personajes, a Lobo Antunes lo que le interesa es la memoria, como se presentan estos recuerdos ante una mujer desesperanzada y casi acabada. Esa sensación que perdura todavía en la memoria es de lo que está impregnada toda la novela y esto lo consigue una técnica narrativa única que deja al lector, impactado, conmovido para siempre. Hay varios momentos que sentí muy cerca casi todos los que se refieren al padre en su relación con la hija, pero realmente es una novela que cuyos retazos son la esencia de lo que componen una vida, y afina tanto tanto Lobo Antunes, que parece que esté narrando retazos de tu propia vida. Realmente no creo que sea tan fácil recuperarse de una lectura como ésta, no por lo que cuenta, sino por cómo lo cuenta. Lobo Antunes es diferente, único, y su aparente impenetrabilidad no lo es. Abrumada y maravillada.

La traducción es de Antonio Sáez Delgado.


"de qué sirve el pasado, no sabemos con seguridad si existió o nos han dado imágenes que amontonamos con la esperanza de conseguir lo que se llama vida"

 

Comentarios

  1. Yo tampoco me había acercado a ese autor porque, sospechaba (sigo sospechando), era agotador. Por las reseñas que había leído por algunos de esos pasajes... Ahora estoy terminando la broma infinita, quizás sea el momento de abrir libros que son un puñetero Everest ;)

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    1. La broma infinita!!! Fue un momento de inflexión en mi relación con la literatura, un momento decisivo. A partir de aquí me atreví con autores que me habían dado miedo y que luego resultaron ser corderitos :) Tengo mucho que agradecerle a Foster Wallace.
      Dime qué te está pareciendo, por favor 🙏

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    2. ¿la broma infinita?, una maravilla, pero un Everest, creo que es imposible ver todas las caras, enlazar todas las ideas... Es mi segunda lectura, la primera fue hace muchos años y me dejé muchas cosas sin unir, creo que ahora tengo un poco más de fondo para no ahogarme en ella, pero es agotadora por momentos. Me resulta imposible creer que toda esa información haya salido de una sola mente humana.

      Sospecho que el libro muta, se transforma en cada lectura, nunca es el mismo libro, ¿puede ser? Lo leo ahora y habla de Ucrania y lo que opina EEUU de ella, de un presidente loco con aires imperialistas y sospecho que el libro se ha contagiado de las noticias (lo dejé al lado de la radio)

      Por cierto: https://www.jotdown.es/2025/05/amnesico-minimosca-de-gustavo-faveron/

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    3. Uy sí, totalmente de acuerdo en que muta, y me encanta la conexión con la radio jaja.. Lo leí hará tres años y estoy segura de que si lo leyera ahora, sería otro libro nuevo y diferente, permanentemente actual. Yo creo que es de esos libros que son tan atemporales que lo leas cuando lo leas, siempre se ajustará a ti y a los tiempos.

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    4. Gracias por el enlace, Beau, un acercamiento interesante a Mínimosca. A ver qué te parece cuando llegues a esta novela, comparándola Vivir abajo!!

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