Al final de todo, de Dovid Bergelson
⭐ ⭐⭐⭐⭐
♫♫ ♫ How, Regina Spektor ♫♫ ♫
"Sin duda son muchas las personas desdichadas, atribulados e insatisfechas. Ahora bien, lo que se dice vivir...vivir se puede de un modo u otro en cualquier recóndito y abandonado rincón de la aldea, en soledad y apartado de los demás, aunque eso sí, sonriendo siempre con ironía…"
Al final de todo me llegó por una recomendación, y fue además una apuesta arriesgada por parte de la persona que me la recomendó porque sabía de sobra que era una novela complicada en cuanto a que la historia se iba cociendo lentamente porque había que entrar en la atmósfera, sumado esto a que los tiempos empleados por Dovid Bergelson no eran un detalle menor a la hora de conectar. Había que ir tanteándola y a medida que la historia de Mirl se iba desplegando, también se iba haciendo palpable que estos tempos podían ser quizás lo más complicado a la hora de penetrar en la esencia de esta historia. Lo que más me chocó de esta novela es cómo un autor judio en 1913 hace un retrato tan bestial de una mujer judía de principios del siglo XX insatisfecha de su vida, con una angustia vital latente, dispuesta a luchar contra las cadenas de una rígida educación religiosa cuyo objetivo básico era la preparación para el matrimonio, y la forma en la que Dovid Bergelson nos muestra la evolución de su personaje femenino protagonista es quizás lo que más pudo impactar de esta novela.
“A medida que pasaban los minutos le parecía que todo ese tumulto no tenía que ver con ella sino con otra Mirl que disfrutaba con la fiesta del compromiso, mientras que la verdadera Mirl se limitaba a observar todo desde un lado y nada tenía que ver con aquello. Y cuando al cabo de unos minutos se recompuso, una profunda duda la invadía acerca de si alguna vez se casaría con aquel Shmulik."
Publicada en 1913 en yiddish, Bergelson situa la historia en los años en que el imperio ruso empezaba a decaer, un momento de cambio en el que la comunidad burguesa judia intentaba mantenerse a flote, una transición que quizás vaticinaba los duros tiempos que esta comunidad judía empezaba a vislumbrar. La protagonista es Mirl Hurvits, hija única de un rabino, quien desde un primer momento se hace evidente que tiene una lucha interna entre lo que su tradicional familia espera de ella y su propia inseguridad a la hora de cumplir estas expectativas. Mirvl, que deshace un compromiso nada más empezar la novela, precisamente por el rechazo a cumplir esas expectativas, pronto se ve abocada a un matrimonio casi por conveniencia para salvar a su padre de una bancarrota.
"Si antes había sentido un fuerte deseo de que él se marchara de su casa, y no verlo nunca más, ahora una triste indiferencia se instaló en ella, hasta el extremo de que no quedó anhelo en su corazón.
Siguió
contemplándolo un rato desde lejos, mientras se asombraba de sí
misma:
- ¿Para qué necesitaba ella a ese individuo?... Y
además, ¿qué haría con él todos los años de su vida?"
A priori parece una historia mil veces vista, pero lo que me ha llevado al huerto es la forma en la que Bergelson narra con una finísima sensibilidad los avatares de Mirl, tocando temas que yo diría que en aquella época podrían haber sido tabú: no solo aborda Bergelson el tema de la depresión en una mujer que no se conforma con su vida, sino que plantea temas como el del aborto o el liberarse de las cadenas de un matrimonio que las hacia infelices, y el hecho era que el coste era máximo si conseguían liberarse: el exilio en todos los aspectos de su vida. Por otra parte, es interesante cómo Bergelson aborda el personaje femenino dotándolo de una tristeza crónica de la que no consigue liberarse y que impregna la atmósfera de toda la novela, reforzada una vez que ella contrae matrimonio. Bergelson no se corta un pelo a la hora de narrarnos la frialdad de Mirl ante un esposo, que aunque no es repulsivo a ella se lo parece. La eterna insatisfacción de Mirl está aquí perfectamente retratada por Bergelson, una insatisfacción que la acompaña hasta en sus sueños.
"Recordó
su último sueño ahora ya le parecía creíble:
- Un minúsculo
detalle, al parecer... Ahora solo necesitaba apresar, con la razón,
y con los sentimientos, un minúsculo detalle y le quedaría clara la
esencia de la vida, lo que buscaba desde hacía tanto tiempo, desde
su infancia."
Mirl vive en una sociedad absolutamente cerrada, controlada por la familia, asi que llegado un punto se deja llevar como una marioneta, porque le resulta imposible luchar contra esa rigidez social en la que vive, y se llega a cuestionar cosas que quizás pocas mujeres de su entorno se atrevieran a cuestionar "- Vale, de acuerdo, se casaría con él. ¿Y qué haría ella después?" , pero siendo como es una mujer inteligente, nunca deja de preguntarse hasta qué punto no es capaz de cambiar este rumbo que ha marcado su vida, y a Bergelson lo que le interesa realmente son las emociones de esta mujer y los derroteros a los que quiere conducirla su entorno, haciéndonos partícipes de cómo su lucha se va convirtiendo poco a poco en una indiferencia crónica por lo que la rodea, cómo perdiéndose en sí misma. Hay muchas escenas de Mirl acostada en la cama o en el sofá, en lo que hoy sabemos claramente que es un estado depresivo y llama la atención lo actuales que pueden parecernos estas escenas vistas desde nuestra perspectiva de ahora, y sin embargo en la época en que esta novela fue publicada, en 1913, pudo ser un mazazo en toda regla.
"- ¿Qué podría hacer consigo misma?"
Los hombres que rodean a Mirl, que la cortejan y que realmente se interesan por ella, e incluso se enamoran de ella, son a la larga todos rechazados porque ni siquiera Mirl es realmente consciente de lo qué busca en la vida, quizás esta respuesta no esté en ellos y ni ella misma lo supiera. El mundo en el que vive no le ha proporcionado las herramientas necesarias para poder buscar una salida, lo único de lo que es realmente consciente es que las decisiones ya están tomadas por otros lo que la hace hace sumirse en una indiferencia cada vez más latente. La forma en la que Dovid Bergelson muestra esta encrucjiada es alargando el tiempo conscientemente en lo que parece una sucesión de escenas en la vida de Mirl en la que aparentemente no pasa nada, no hay acción a simple vista, pero sí la hay porque Bergelson se toma todo el tiempo del mundo para describir algo y cuando estamos esperando que se produzca esa acción, Bergelson pasa como de puntillas por ella. Los silencios son absolutamente inmensos y están continuamente presentes:
"Se diría que alguien lloraba con sollozos contenidos, que salían de lo más profundo del corazón. Sin embargo, si alguien se incorporará en la cama y aguzara el oído, solo oiria cómo el gato hacía rodar el terrón de azúcar por el suelo, y a la criada que respiraba y roncaba."
El aspecto que más
puedo destacar en esta novela impactante y de cocción lenta es la
construcción de la atmosfera, una atmósfera esbozada a través de
su personaje femenino protagonista, Mirl. La cadencia en la que
Bergelson envuelve su prosa tiñe esta
novela de una melancolía recurrente en la que los hombres que rodean
a Mirl parecen fantasmas al paso de ella. Y ya digo que un personaje
femenino que se pasa media novela recostada en la cama o en los sofás
porque no puede con su vida puede parecer incongruente con la época
en la que está narrada pero nosotros desde estos tiempos de ahora
entendemos perfectamente a
Mirl. Una novela compleja pero absolutamante fascinante si
conseguimos conectar con ella. (Gracias
Hy por la recomendación, uno de mis tops del año!!!)
Traducción del yiddish de Rhoda Henelde y Jacob Abecasis.
"Leyó esa nota una y otra vez a lo largo del camino de regreso a casa; luego, durante días la llevó entre los billetes en su cartera y, finalmente, la escondió dentro de una gaveta especial de su caja fuerte."
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