Hotel Splendid, de Marie Redonnet

 


⭐ ⭐⭐⭐⭐

 ♫♫ ♫  Jackknife, Cemeteries    ♫♫ ♫

 

 A la abuela no le gustaba el teatro, pero el cine le atraía. Estaba suscrita a todas las revistas de cine. Su película preferida, que había visto varias veces de joven, era Hotel Splendid. Esta película es la que le dio la idea a su hotel Hotel Splendid. En la película el hotel no estaba a orillas de un pantano, estaba en un oasis en medio de la arena. El viento no dejaba de soplar, el oasis se iba cubriendo de arena poco a poco, y el hotel también. La abuela me contaba a menudo la historia del Hotel Splendid hundido bajo la arena del desierto. No había peligro de que eso sucediese a orillas del pantano. Eso debió decirse la abuela al escoger ese lugar para su hotel."


Reconozco que me ha flipado esta novela claustrofóbica y por momentos angustiosa, sobre un hotel a la orilla de un pantano. Es difícil expresarlo con palabras, pero hay libros que en cuanto los empiezas sabes que van por buen camino porque la conexión con el tono y el autor no es fugaz, sino que sabes que perdurará. Es lo que me ha pasado con Hotel Splendid; la conexión con Marie Redonnet y la forma en que juega con los tiempos fue instantánea... como dosifica este tiempo con sus frases cortas y directas, cargadas con una elipsis siempre presente, porque aunque sean frases cortas y directas, en cada una de ellas se adivina un mundo más allá, un algo que hay siempre presente y que la autora deja a la imaginación del lector, como por ejemplo esa imagen borrosa de su madre enfrentada a esa imagen siempre presente e idealizada de la abuela. Una dicotomía que no se revela pero que juega en favor de la novela a la hora de conferirle esa vena de misterio ¿nunca resuelto?


"Siento gratitud por los hombres de la obra. Los necesito. No son como mis hermanas. Podría pasar tranquilamente sin su presencia. Nunca viví con ellas y ahroa resulta que comparten mi vida. Fue madre quien les pidió que vinieran al Splendid, poco antes de morir. No me preguntó qué opinaba. Quería que me ocupase de mis hermanas cuando ella ya no estuviese. Pero yo prefiero ocuparme de los clientes del Splendid..."


En Hotel Splendid, una narradora sin nombre dirige un hotel a la orilla de un pantano. El hotel familiar, que parece ser que tuvo su buena época cuando su abuela lo construyó, heredado por esta nieta sin nombre, ahora se cae a pedazos, con goteras continuas, plagas de ratas, vigas que se hunden y poco a poco absorbido por el pantano que es una especie de vampiro que lo succiona. La narradora no vive sola, sus hermanas se aposentaron en el hotel una vez fallecida su madre, dos parásitos que no contribuyen demasiado a hacerle la vida fácil a la narradora, todo lo contrario. A pesar de los problemas del hotel, todavía es capaz de mantenerse gracias a la compañía ferroviaria que envía geólogos, ingenieros y prospectores a inspeccionar el terreno para construir una via férrea frente al hotel. El ritmo lo proporcionan estas idas y venidas de los huéspedes, hombres solo, en un espacio que no solo se cae a pedazos, sino que parece dejar sin energía a quién lo ocupa.


"Se diría que espera algo que no acaba de suceder. Durante el día, cuando el hotel está vacío, parece perdida. Va y viene. Flota dentro de sus vestidos."


Las hermanas, que sí tienen nombres, Ada y Adel, y estos huéspedes interactúan, cosa que no vemos hacer a la narradora, siempre presente pero siempre aislada, que en una especie de bucle continuo, lucha por mantener el hotel a flote, en una repetición de tareas continua, un flujo de conciencia continuo y repetitivo. El hotel además se ve acosado por extrañas enfermedades producidas quizás por esa bestia negra en forma de pantano. El pantano que es casi el otro auténtico protagonista de esta novela, junto al hotel, está siempre presente como el causante de todos los males, aunque también es la causa de que el hotel pueda tener todavía huéspedes que le proporcionen algunos ingresos. Es una especie de fuerza salvaje que a medida que el hotel se va descomponiendo, se va haciendo más fuerte.


"El pantano está helado por completo. Adel se pasa todo el día en el pantano. Busca yacimientos. No ve ni rastro. Los prospectores no eran muy habladores. Adel ha perdido la ilusión por el pantano. Para ella, es inexplorable. De pronto ya no cree en nada. Es la edad, la que se le echa encima. No hay nada peor que la edad para una actriz. Le afligen todos los papeles que no ha interpretado."


El estilo de Maria Redonnet es totalmente minimalista: frases cortas, directas, que salen de la narradora en un disparo continuo de tareas por hacer, problemas que resolver, recuerdos que pensar… El caso es que en este estilo no hay profundidad psicológica, ni giros imprevistos sino el fluir de la vida y a partir de aquí habrá que ir desbrozando estas frases cortas para ver más allá de lo que se revela. Sabemos que hay más de lo que cuenta Marie Redonnet, sobre todo en lo que se refiere a la obsesiva narradora pero quizás lo genial está en intuirlo y buscarlo entre el texto. Marie Redonnet construye una novela en un espacio que parece fuera del tiempo, con una narradora que parece esconder mucho más de lo que revela lo que confiere a esta novela una atmósfera totalmente atemporal, con unas repeticiones que poco a poco van calando dejando ver más allá de lo que ella va contando. Una novela que me ha impactado. Graciasss Malas Tierras.

La traducción es de Ruben Martin Giráldez.


"Me siento diferente a mis hermanas, sin duda porque nunca he salido del Splendid. Ya no pienso en el porvenir. Ya solo cuenta el presente."

 

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